La intolerancia anti-LGBTQ2S+ detrás de otro crimen de odio mortal

Lauri Carleton, propietaria de una tienda de ropa en Cedar Glen, California, y firme aliada de la comunidad LGBTQ2S+, fue asesinada a sangre fría el 18 de agosto. ¿Su delito? Exhibir una bandera del Orgullo fuera de su tienda. El asesino, que más tarde fue tiroteado mortalmente por los agentes del sheriff, profirió insultos homófobos contra Carleton antes de dispararle y había publicado contenido anti-LGBTQ2S+ en las redes sociales.

Monumento improvisado a Lauri Carleton, aliada pro-LGBTQ2S+ asesinada por un intolerante el 18 de agosto de 2023.

La reacción de esta pequeña ciudad al oeste de Los Ángeles fue de conmoción e incredulidad, pero también de rabia, especialmente en la comunidad LGBTQ2S+. 

Pero este violento crimen de odio contra un aliado no se produjo de forma aislada. Al menos 15 personas transgénero y de género no conforme han sido asesinadas en lo que va de 2023, la mayoría mujeres trans de color. 

Los tiroteos masivos en la discoteca Pulse de Orlando en 2016 y en el Club Q de Colorado Springs, Colorado, en 2022, forman parte de un patrón de violencia homófoba y transfóbica. Los miembros de la comunidad LGBTQ2S+ tienen el doble de probabilidades de ser objeto de un delito de odio que las personas heterosexuales cisgénero.

La grave situación ha llevado a Human Rights Campaign, una organización moderada de derechos civiles, a afirmar que “ha declarado oficialmente el estado de emergencia para las personas LGBTQ+ en Estados Unidos”. (hrc.org)  HRC ha citado un “pico sin precedentes y peligroso en los ataques legislativos anti-LGBTQ+ que barren las cámaras estatales este año”.

La oleada de legislación intolerante ha fomentado el odio que está detrás de las trágicas muertes de Carleton, de personas trans y de género no conforme, y de otros miembros y aliados de la comunidad LGBTQ2S+. Ese es el contexto en el que hay que considerar el repunte de los delitos motivados por el odio.

Pero, ¿cuál es la raíz de esos numerosos proyectos de ley, que van desde la prohibición de ir al baño a la prohibición de la atención a menores para la reafirmación de su género, pasando por los proyectos de ley “No digas gay” (“Don’t say gay”), entre otros? Los republicanos de derechas, algunos de ellos auténticos fascistas, están impulsando estos proyectos de ley. ¿Aparecieron de la nada?

La extrema derecha de la clase capitalista no es más que eso: un ala de la clase capitalista. No son más que la representación más extrema del sistema de valores patriarcal, que incluye el fanatismo anti-LGBTQ2S+, endémico de la sociedad de clases.

Como explicó Leslie Feinberg en 1992 en “Liberación transgénero, un movimiento al que le ha llegado su hora”: “En realidad fue el auge de la propiedad privada, la familia dominada por los hombres y las divisiones de clase [lo que] llevó a restringir lo que se consideraba una autoexpresión aceptable. Lo que había sido natural fue declarado su contrario”.

Para poner fin a los actos de violencia llenos de odio contra la comunidad LGBTQ2S+ y aliados como Lauri Carleton, debemos deshacernos del sistema capitalista que los engendra.

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