Editorial: El imperialismo contra el globo descarado

El líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, lo calificó como “incursión descarada”. La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, lo calificó como “una clara violación de nuestra soberanía”. Para no quedarse atrás, el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, tuiteó que “el descarado desprecio de China por la soberanía de Estados Unidos es una acción desestabilizadora que debe ser abordada, y el presidente Biden no puede permanecer en silencio.”

Cualquiera diría que Estados Unidos ha sido invadido por aire, tierra y mar. O al menos por uno de los tres.

Pero ¿en qué consistió este acto supuestamente “descarado”? ¡Un globo! Por supuesto, era un globo muy grande, del tamaño de tres autobuses. Pero era un solo globo desarmado, sin piloto ni armas. Eso es todo.

Pekín insiste en que se trataba de un globo civil de investigación meteorológica extraviado por los fuertes vientos y ha acusado con razón a Estados Unidos de exagerar. Sin embargo, Washington y los medios de comunicación, sin pruebas, se han referido repetidamente al “globo espía chino”. El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, canceló un viaje diplomático previsto para reunirse con funcionarios chinos después de que se informara del avistamiento del globo sobre Montana.

El 4 de febrero, justo después de que el globo sobrevolara tierra pero se encontrara a menos de las 12 millas del Océano Atlántico que reclama Estados Unidos, un misil disparado desde un avión de la Fuerza Aérea estadounidense lo derribó. Demostrando que es firme con China, el Presidente Joe Biden se jactó de haber ordenado derribarlo. Pero los republicanos de la Cámara de Representantes tienen previsto votar a favor de una resolución no vinculante que condene a la Casa Blanca por no haber actuado con suficiente rapidez contra el globo.

El globo descarado

Todo este discurso firme, seguido de un discurso más firme, podría ser risible si no fuera tan peligroso. Coincide con las predicciones del 27 de enero -que otros altos mandos del Pentágono trataron de retirar- del general de cuatro estrellas de las Fuerzas Aéreas Mike Minihan, según las cuales Estados Unidos estará en guerra con China en 2025. Minihan dio instrucciones a todo el personal del Mando de Movilidad Aérea, que él supervisa, para “disparar un cargador a un blanco de 7 metros con la plena comprensión de que la letalidad impenitente es lo más importante. Apunten a la cabeza”. (ABC News, 27 de enero)

El beligerante mensaje sobre el incidente del globo sigue a la recientemente anunciada expansión de la presencia militar estadounidense en Filipinas. Según NPR el 2 de febrero, “los analistas dicen que esta mayor huella podría ayudar a disuadir a China tanto de tomar medidas en Taiwán autogobernado, como de contener la presencia de Pekín en el Mar de China Meridional”. Y ello a pesar de que incluso Estados Unidos reconoce a la República Popular China como el legítimo gobierno chino y admite que Taiwán forma parte de China.

En realidad, es el imperialismo estadounidense el que amenaza la soberanía de China, y no al revés.

Este último incidente expone por enésima vez la flagrante hipocresía del Estado más poderoso e imperialista de la historia de la humanidad. Estados Unidos ha invadido más países que ningún otro gobierno del mundo, sin ningún respeto por la soberanía de esos países.

El peligro de estos últimos movimientos bélicos es palpable. Minihan prácticamente ha ordenado a los militares estadounidenses bajo su mando que estén preparados para arriesgar sus vidas. Pero el peligro real es para el pueblo chino y los pueblos del mundo, que se verían atrapados en una nueva guerra imperialista, llevada a cabo en tándem con la guerra en Ucrania.

Los activistas contra la guerra en Estados Unidos tienen el deber de oponerse a todas las maniobras bélicas de Washington y comprometerse a defender a China Popular contra la agresión imperialista.

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