El Líbano se reconstruye mientras Nueva Orleáns aguarda
Por Joyce Chediac
En el Medio Oriente, después de un mes
de bombardeo israelí, el pueblo del Líbano se está
levantando de las ruinas y luchando por regresar a sus hogares. En los Estados
Unidos, a un año entero después de que el huracán Katrina
destruyera todo un pueblo, l@s residentes de Nueva Orleáns todavía
están luchando para hacer lo mismo: regresar a sus
hogares.
Parecerá extraño el comparar estas dos situaciones.
Después de todo, el Líbano se está recuperando de una
guerra y Nueva Orleáns de un desastre natural y de diques rotos. Pero eso
es solo la crónica superficial. Un vistazo a los esfuerzos de ayuda y a
sus resultados muestra que el derecho de regresar a sus hogares de la gente
pobre se ha convertido en una batalla igual a la del Líbano.
En los
Estados Unidos, los esfuerzos de socorro para Nueva Orleáns fueron
liderados por la Agencia Fed e ral para Asistencia de Emergencias, (FEMA por las
siglas en inglés.) En el Líbano están siendo organizados
por Hizbolá, el movimiento popular de resistencia libanés al cual
George W. Bush le llama “terrorista”.
¿Cuál grupo
usted quisiera que ayudara a conducir los esfuerzos de socorro si usted perdiera
su hogar? Veamos como comparan estos esfuerzos.
Los
rescates
En Nueva Orleáns, la gente que no podía salir
por sí sola, incluyendo l@s enferm@s y l@s muy pobres que no
podían costear un auto, fueron dejad@s a su suerte cuando las aguas
subieron. Much@s de l@s más vulnerables se ahogaron en sus
hogares.
Las decenas de miles de personas ancianas, enfermas y
convalecientes que fueron instadas por la ciudad a refugiarse en el Superdome
hasta que la tormenta pasara, permanecieron allí abandonadas por cinco
días. No tuvieron asistencia médica ni higiene, y muy poca agua y
alimentos. Muchas de ellas murieron. Unos 3.000 sobrevivientes atrapados en el
Centro de Convenciones sufrieron la misma suerte.
Todo el día las
cadenas de televisión mostraron pietaje de gente varada sobre los techos
de sus casas mostrando letreros que decían “ayúdenme”,
y a la gente en el Superdome suplicando que les dieran agua y medicina para l@s
ancian@s moribund@s. Sin embargo, el presidente de FEMA, Michael Brown dijo que
él no tenía idea de la crisis hasta cuatro días
después de rotos los diques. Aún así, él se
tomó cuatro días más para rescatar a l@s
sobrevivientes.
En el Líbano, el Hizbolá, las fuerzas que
luchan y defienden al pueblo, comenzaron a ayudar a la población tan
pronto comenzó el bombardeo por los israelitas. La resistencia libanesa
proporcionó ambulancias y decenas de rescatadores que ayudaron a
encontrar gente debajo de los escombros. Ellos ayudaron a organizar para que
decenas de miles de personas pudieran tomar refugio en escuelas, parques
públicos y casas privadas. (Christian Science Monitor, 16 de agosto)
Solo en Beirut, Hizbolá organizó 10 equipos móviles
médicos responsables de 14 escuelas cada uno, en rotación de dos
días, ayudando a 48.000 personas. Otras 70.000 fueron cuidadas en las
casas por otros profesionales.
En una cocina organizada por Hizbolá
cerca del centro de Beirut, l@s voluntari@s preparaban 8.000 servicios de comida
al día—parte de un total de 50.000 comidas diarias que
distribuían en todo Beirut, según el reporte del Monitor.
En
Nueva Orleáns, las familias evacuadas del Superdome, el estadio depor
tivo, y del Centro de Convenciones, fueron dispersadas a través de todo
el país. Los padres a veces fueron separados de sus hijos. Algunos no
sabían si sus seres queridos estaban vivos o muertos. Tres meses
después de que azotara Katrina, 6.500 personas toda vía estaban
desaparecidas, y 400 cadáveres quedaban sin identificar, según el
Centro Nacional de Adultos desaparecidos.
En el Líbano, apenas a 24
horas del alto al fuego del 14 de agosto, Hizbolá había
establecido una línea de emergencia para ayudar a l@s refugiad@s, y de
ese modo podían comunicarse entre si basándose en su lugar de
residencia, según la televisión libanesa.
(www.foreignpolicy.com)
En el Superdome, los cadáveres que daron
por cuatro o cinco días en temperaturas de 100 grados Fahrenheit. Los
parientes que velaban los restos de sus seres queridos fueron forzados a
abandonarlos durante la evacuación, algunos a punto de pistola. Los
cuerpos sin vida fueron dejados en la inundación, muchos para ser
descubiertos por sus seres queridos cuando regresaron meses después. Las
personas evacuadas que lo habían perdido todo no podían pagar un
entierro digno para sus muertos. Los parientes en luto enviados a diversas
partes de la nación no podían consolarse entre
si.
Después del alto al fuego en el Líbano, el encontrar a
los muertos y enterrarlos con dignidad se volvió en una prioridad. La
resistencia de inmediato comenzó a desenterrar a los muertos entre los
escombros e identificarlos. Se guardaron los restos hasta que volvieran los
familiares. Fueron organizando actos fúnebres en masa, pagados por la
resistencia, para que l@s vecin@s pudieran consolarse y contar con el apoyo de
la comunidad. El 18 de agosto, una caravana de autos iba de una ceremonia
fúnebre a otra. Dijo el clérigo chiíta, el jeque Shoue
Catón, “Se decidió que se programarían los entierros
para que fuera posible asistir a todos”. (AP, 19 de
agosto)
Dispersos en hoteles alrededor del país, sin empleo ni
fuentes de ingreso, a l@s refugiad@s de Nueva Orleáns les fue ofrecido
para sobrevivir un máximo de $2.000 por Washington. Esto era suficiente
para una habitación en un hotel por dos semanas. Sin embargo, los medios
de comunicación lanzaron una campaña racista que pretendió
exponer a los “tramposos” que estaban malgastando la pequeña
suma. En diciembre, la gente desplazada de Nueva Orleáns fue informada
que tenían 15 días para salir de las habitaciones de los hoteles,
sin más arreglo alguno para ayudarles.
El derecho a
regresar
El 14 de agosto, el líder del Hizbolá, el jeque
Hassan Nasrallah dijo que daría dinero para muebles “decentes y
apropiados” y para el alquiler durante un año a todo libanés
que perdió su casa en la guerra. Comenzando en la comunidad más
pobre de Dehiya al sur de Beirut, la resistencia está distribuyendo
$12.000 por familia, una cantidad enorme en el Líbano donde el promedio
del alquiler mensual es $300. (New York Times, 21 de junio)
Casi nada se
ha hecho para reconstruir el Distrito Nueve. Esta comunidad predominantemente
afroamericana está llena de escombros, cubierta de fango y moho. Los
defensores señalan que muchos de los daños, por ejemplo el moho
avanzado, se hubieran podido prevenir si el área hubiese sido limpiada a
principios. Much@s residentes habrían organizado sus propias brigadas de
limpieza, pero les fue prohibida la entrada durante los primeros cuatro meses
después de la inundación.
En el Líbano, el 14 agosto,
el mismo día del cese al fuego, mientras Israel retiraba sus tropas del
sur del Líbano, se reportó que centenares de miembros del
Hizbolá se dispersaron a través de decenas de aldeas en el sur del
Líbano para limpiar, organizar y examinar los daños causados.
Hombres en tractores niveladores se ocupaban de abrir camino a través de
gigantescas pilas de escombros. Los caminos bloqueados con los remanentes de
edificios estaban completamente transitables, apenas un día
después de que el alto al fuego comenzara.
Las acciones de la
administración de Bush y de las corporaciones indican una
determinación para prevenir que l@s afroamerican@s de Nueva
Orleáns vuelvan a sus comunidades.
En septiembre, la gigante
aseguradora de viviendas Allstate rechazó rembolsar a l@s dueñ@s
de casas de Nueva Orleáns que tenían pólizas de seguro por
inunda ción. La compañía alegó que los hogares
fueron destruidos por el viento, no por la inundación. (MarketWatch, 20
de sept, 2005)
En octubre, la administración de Bush rompió
su promesa de proporcionar millares de hogares móviles como vivienda
temporal para l@s refugiad@s que regresa ban. (New York Times, 31 de octubre
2005)
Luego de prometerle a Nueva Orleáns préstamos
federales de vivienda para reparación y reconstrucción, se hizo
evidente que no se había dispuesto ningún préstamo especial
para las víctimas de la inundación y que la Casa Blanca pro
pulsaba préstamos para la recuperación luego del desastre del
huracán a una tarifa más alta que cualquier otra
administración en los últimos 15 años. (USA Today, 15 de
marzo)
En relación a la vivienda pública, en un velado
ataque racista, el secretario del Desarrollo Urbano y de Viviendas (HUD) Alfonso
Jackson dijo en abril que solamente los “mejores residentes” deben
ser permitidos volver a la vivienda pública. (USA Today, 25 de abril) Y
en junio, HUD, que había divulgado previamente que tenía 7.381
apartamentos públicos en Nueva Orleáns, ahora dijo que
tenía solamente 2.000, y que demolería el resto.
Mientras
tanto en el Líbano, un porta voz de Hizbolá anunció que
“Tenemos información completa sobre todos los edificios que fueron
destruidos o que se han dañado. … pagaremos por edificios nuevos o
reconstruiremos los edificios que fueron destruidos.” (Aljazzera.net, 19
de agosto)
Representantes del Jihad al-Binaa, el departamento de
construcción de Hiz bolá, están viajando por el sur para
determinar los daños y para comenzar a reparar y a reconstruir. (Beirut
Daily Star Aug. 22)
¿Y qué de l@s que no podían esperar
y han vuelto a casa en las áreas devastadas del sur antes de que las
reparaciones esenciales sean hechas y los servicios restaurados? “Hay
gente de Hizbolá que viene regularmente para ver cómo estamos y
darnos pan y otros artículos básicos,” dijo Mohammad Bazih,
de 30 años, de la aldea de Baakline. Residentes de Zabqine, donde se
cultiva tabaco, dijo a la prensa que Hizbolá les proveía de
servicios básicos. (Beirut Daily Star, 22 de agosto)
(Copyright 2005-2012, Workers World. Todos los derechos reservados. Permiso para reimprimir
artículos dado si se cita la fuente. Para más información
escriba a: Mundo Obrero/Workers World, 55 W. 17 St., NY, NY 10011; por e-mail:
[email protected]. WWW: http://www.workers.org)
|