Ruptura en la organización laboral favorece los ataques anti-sindicales
Por Milt Neidenberg Después de la ruptura en la AFL-CIO,
el liderazgo de los dos sectores sindicales rivales ha estado trabajando extra
para consolidar sus bases. Ambas agrupaciones, la AFL-CIO y la Coalición
Cambiar para Ganar (Change to Win Coalition), han estado diciendo a su
respectiva membresía que quieren la unidad. Pero están operando de
una manera divisiva y hostil, ignorando la necesidad de l@s trabajador@s y las
nacionalidades oprimidas de una lucha independiente y de la unidad de
clase. Después de la defección de la Unión
Internacional de Empleados de Servicio (SEIU) y los otros sindicatos, el
Concilio Ejecutivo decidió en su convención que los sindicatos
desasociados no podían que darse en los concilios locales laborales ni en
las federaciones estatales. El presidente de la AFL-CIO John Sweeney, dijo
que la constitución de la AFL-CIO requería esta decisión.
Él les dijo a l@s delegad@s a la convención que los concilios
centrales laborales y las federaciones estatales ya no podrían aceptar
las cuotas—pagos por miembr@s—de los sindicatos desasociados. Y
decidió que los sindicatos desasociados no pudrían estar
representados por delegad@s u oficiales en las organizaciones locales o
estatales. La burocracia de la AFL-CIO ya se ha retirado de esa
posición. Ellos ahora han propuesto “Cartas de Solidaridad”
para persuadir a los sindicatos locales de Cambiar para Ganar en los concilios
centrales laborales y en las federaciones estatales a que vuelvan a la
AFL-CIO. Después de las defecciones del SEIU y los Tronquistas, los
Trabajadores Unidos del Alimento y el Comercio (United Food and Commercial
Workers) también se han desasociado de la AFL-CIO. La AFL-CIO calcula que
la pérdida de estos tres grandes sindicatos le costará cerca de
$28 millones—de un presupuesto de aproximadamente $120 millones—y
más de 4 millones de sus 13 millones de miembr@s. El Sindicato de
Empleados de la Costura, Industriales y Textiles/ Emplea dos de Hoteles y
Restaurantes—UNITE HERE—y la Internacional de Obreros también
boicotearon la convención de la AFL-CIO. Los dos sindicatos amenazaron
irse de la AFL-CIO. El sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos
(United Farm Workers) decidió quedarse en la AFL-CIO. El sindicato de
Carpinteros no está afiliado a la AFL-CIO. Sería un desastre
a echar a los sindicatos de Cambiar para Ganar fuera de los concilios locales y
las federaciones estatales. Antes de que se terminara la convención
de la AFL-CIO, el Consejo Ejecutivo designó a unos cuantos líderes
para tratar de mitigar este posible desastre. Ellos establecieron un
comité para revisar la constitución. Con la
aprobación de la junta, Sweeney ahora ha establecido “Cartas de
Soli dari dad”. Ellas están encargadas de revisar la
constitución nacional, permitiendo a los sindicatos locales desasociados
a quedarse en los concilios centrales laborales y en las federaciones estatales
de la AFL-CIO. Pero las Cartas de Solidaridad crean una calidad de
miembr@s de segunda clase, y están llenas de líos
burocráticos. El primer lío Según la
AFL-CIO: “Si un sindicato local de un sindicato desasociado quiere ser
parte de un movimiento local unido en su ciudad y estado, puede solicitar ser
parte del concilio central laboral o de la federación
estatal. “El sindicato local pagaría una remuneración
de solidaridad del 10 por ciento al concilio laboral o a la federación
estatal para ayudar en la compensación del costo de servicios y sistemas
de movilización suministrado por la AFL-CIO nacional y apoyado por sus
sindicatos afiliados.” El pago del 10 por ciento sería
además de las cuotas que cada miembr@ del sindicato pagó al
concilio central laboral y a la federación estatal antes de la
ruptura. El segundo lío L@s miembr@s que se asocien a
las Cartas de Solidaridad tendrán que que darse en los concilios
centrales laborales y en las federaciones estatales hasta el fin del año
2006. Y tendrán que participar plenamente en la política
local. Esto es una referencia obvia a las elecciones congresionales de
2006. Esta es una maniobra arrogante para conseguir la ayuda de los
sindicatos locales de la Coalición Cambiar para Ganar—SEIU, UFCW,
los Tronquistas, y los Carpinteros—para financiar a los políticos
capitalistas respaldados por la AFL-CIO. El tercer
lío L@s miembr@s de un sindicato con Carta de Solidaridad no
pueden tener puestos en el concilio laboral ni en la federación estatal.
L@s individuos que ya estén ocupando puestos solamente podrán
terminar sus plazos. Inmediatamente, Anna Burger, presidenta de la
Coalición Cambiar para Ganar, denunció todo el plan para crear
Cartas de Solidaridad. Ella las llamó divisivas, diciendo “La
AFL-CIO ha tomado una posición que usa retórica de unidad pero
está diseñada para proveer divisiones
innecesarias.” Ella acusó a la AFL-CIO de usar un len guaje
que contiene “provisiones de letra diminuta que son píldoras vene
nosas,” incluyendo “pagos discriminatorios” [y] “una
prohibición de participar en el liderazgo local y estatal a los
sindicatos desasociados.” La ruptura estimula el apetito del
gobierno Desgraciadamente, mientras que la retórica fraccional
se calienta, los líderes de las juntas locales y estatales se quedan
esperando hasta tanto las jerarquías de las dos facciones sindicales
planeen su próximo paso. La Coalición Cambiar para Ganar
tendrá su convención de fundación en Cincinnati a fines de
septiembre. Al tiempo en que Wall Street, la “América”
corporativa y el gobierno están descargando su crisis global y nacional
en las espaldas de l@s trabajador@s y opri mid@s, el fraccionalismo promulgado
por los líderes de los sindicatos no podría haber surgido en peor
tiempo. La ruptura de la Coalición Cambiar para Ganar con la
AFL-CIO y el plan burocrá tico de Sweeney para formar Cartas de
Solidaridad solo va a estimular los apetitos de la clase gobernante y del
gobierno. Como subrayó un titular en el periódico Wall
Street Journal del 11 de agosto, justo dos semanas después de la ruptura
en la AFL-CIO, tres gobernadores Republi canos— en Missouri, Indiana y
Mary land—fomentaron ataques contra los sindicatos del sector
público. El Journal reportó: “El gobernador de
Missouri, Matt Blunt, que sirve en esa función por primera vez,
rescindió los derechos de negociación colectiva de los
trabajadores estatales. ... El gobernador de Indiana, Mitch Daniels, que era
director de presupuesto de la Casa Blanca de Bush, derogó una orden
ejecutiva que por 15 años dio derechos de negociación colectiva a
los trabajadores públicos del estado. Y el gobernador de Maryland,
respaldado por la Corte Suprema del estado, suspendió un aumento de
salario del 2 por ciento que fue negociado por los sindicatos para los
trabajadores estatales con su predecesor.” El Journal se
deleitó en “el resenti miento entre AFSCME y los sindicatos que
recientemente se desafiliaron de la AFL-CIO—incluyendo la Unión
Inter nacional de Empleados de Servicio (SEIU) que tiene una cantidad
significativa de trabajadores públicos.” La alegría
del gobierno puede ser de breve duración. Este portavoz de la clase
gobernante no tiene ni idea de lo que están pensando las bases de los
sindicatos—aquell@s que trabajan junt@s para prov eer los servicios
públicos para millones de trabajador@s y pobres y que mantienen la
infraestructura que está en estado de deterioro. El trabajo l@ ha
unido—afro-american@s, blanc@s, latin@s, asiátic@s Pero,
está dolorosamente claro que mientras la AFL-CIO y la Coalición
Cam biar para Ganar peleen, el potencial para la unidad estará
sumergido. Los líderes de las dos facciones están en un
curso destructivo y divisivo. Ellos no muestran una visión en
cuanto a lo que se requiere para reavivar el movimiento laboral y fomentar la
unidad en los concilios centrales laborales y las federaciones
estatales. El comportamiento burocrático de detenerse en
pequeñeces sobre estructura y dinero, que terminó en la ruptura en
la AFL-CIO, no sirve para responder a los ataques continuos contra los
sindicatos laborales. Entre la membresía de base plurinacional de
las dos facciones hay un residuo de buena voluntad. Ha trabajado junta por
décadas en tiempos buenos y malos. Es en los concilios locales y en las
federaciones estatales que la mayor parte del apoyo para huelgas y otras formas
de lucha se organiza. Estos cuerpos podrían ser la base estructural de
una lucha de la membresía multinacional para responder a la ruptura y los
ataques anti-sindicales. L@s trabajador@s públic@s son una fuente
de fuerza y recursos para luchar contra el golpe contra sus sindicatos. Aproxi
madamente un@ de cada tres de l@s 5 millones de trabajador@s del gobierno
estatal en este país está representad@ por un
sindicato. AFSCME tiene más miembr@s que cualquier otro sindicato
en la AFL-CIO, aún antes de la ruptura. Unido a la fuerza numérica
del SEIU que también ha organizado a trabajador@s del sector
público, esta fuerza poderosa podría enfrentarse a los ataques
contra los trabajadores públicos. Esta unidad reforzaría al
nivel estructural de apoyo establecido en los concilios laborales y en las
federaciones estatales. Vendría desde abajo hacia arriba,
incluiría a los dos sectores de trabajador@s, el público y el
privado, y sería nacional en su visión y enmarcada en la
lucha. Va a requerir reagruparse, un concilio de líderes que vienen
de la base, para implementar esta visión de lucha en medio de la guerra
de clase. El sistema capitalista de explotación, opresión
nacional, y guerra imperialista estimulará la necesidad de resistir.
Emergiendo desde abajo—de la fuerza laboral multinacional, de mujeres y
nacionalidades oprimidas y unida al movimiento contra la guerra y
otros—ahí está la energía y la voluntad para
construir este frente unido. Debe ir adelante.
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