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El escándalo de los diques

Por Minnie Bruce Pratt

Las autoridades de Louisiana dicen que posiblemente 10.000 personas han muerto en el estado como resultado del huracán Katrina.

La evidencia acumulada muestra que la tragedia humana y la devastación en Nueva Orleáns es el resultado directo de la guerra estadounidense en Irak.

El periódico local Times Picayune advirtió en nueve artículos entre 2004 y 2005, que millones de dólares para controlar inundaciones y aliviar el daño de huracanes habían sido desviados hacia la guerra, diciendo sobre el desastre amenazador que “Es un asunto de cuándo, no de si (ocurriera)”

El presidente George W. Bush, enfren tado al aumento del costo de la guerra en Irak a principios de 2004, recomendó que se cortara el presupuesto de ingeniería en el Lago Pontchartrain en más del 80 por ciento. La ruptura en los diques de Nueva Orleáns dejó que el agua de Pontchartrain inundara la ciudad.

Durante la última década, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército ha trabajado para implementar el Proyecto de Control de las Inundaciones Urbanas del Sureste de Louisiana (SELA), autorizado por el Congreso en 1995.

Pero cuando Katrina golpeó a la región, proyectos en el monto de $250 millones no habían sido terminados. Uno que un contratista estaba apurándose por terminar fue en el Canal de la Calle 17, el lugar de la ruptura más grave en los diques. (Editor and Publisher, 29 de agosto)

Walter Maestri, director de manejo de emergencias para la Parroquia Jefferson, dijo en 2004: “Parece que el dinero ha sido mudado en el presupuesto del presidente para pagar por la seguridad de la patria y la guerra en Irak, y yo supongo que ese es el precio que tenemos que pagar. Nadie por aquí está feliz de que no se puedan terminar de arreglar los diques, y estamos hacien do todo lo que podamos para demo strar que esto es una cuestión de seguridad para nosotros.” (Times Picayune, 8 de junio)

En 2004, durante un ejercicio de pro nóstico, oficiales federales, de Louisiana y de Nueva Orleáns, vieron cómo en el “Huracán Pam”, un plan ficticio, se producía casi toda la tragedia que está ocurriendo ahora.

Pero los oficiales abandonaron los planes de preparación para el desastre actual a causa de los recortes del presupuesto.

Por eso aquell@s familiarizad@s con la situación miraron con incredulidad cuando Bush dijo el 2 de septiembre en el programa “Buenos días América”: “Yo no creo que nadie anticipó la ruptura de los diques.”

Agencias del gobierno habían estado bien enteradas de la posibilidad de fallos en los diques y del terrible costo de vidas que se produciría.

El racismo y la guerra
contra los pobres

Brian Wolshon, un profesor de ingeniería de la Universidad del Estado de Louisiana y un consultor para la planificación de evacuación, dijo que por lo menos 100.000 personas en Nueva Orleáns habían sido identificadas como personas con “movilidad mínima”-l@s de tercera edad, l@s enferm@s, y las personas pobres sin carros. En las sesiones para planear las medidas a tomar en caso de un desastre, “poca atención” fue prestada a lo que le pasara a estas personas si acaso ocurriera un huracán o una inundación. Cuando se mencionaba la cuestión de las necesidades de estas personas él dijo que, “la respuesta era frecuentemente el silencio.” (New York Times, 2 de septiembre)

La gente no blanca compone el 70 por ciento de la población de Nueva Orleáns - y el 28 por ciento vive bajo el nivel de pobreza. (Black Commentator). Éstas fueron las personas abandonadas a la muerte y a la devastación por las autoridades.

Este racismo y el descuido criminal hacia la gente pobre hace recordar la inundación devastadora de 1927, cuando los diques se rompieron a lo largo del Río Mississippi después de una primavera de lluvias torrenciales. En el sur segregado, las personas negras fueron “rescatadas” —y luego confinadas en campamentos de trabajo, forzadas a trabajar en destacamentos pequeños para reparar las propiedades de los dueños blancos. Algun@s fueron matados a balazos por rehusar ser re-esclavizad@s. (Pete Daniel, “Deep’N As It Come: The 1927 Mississippi River Flood”)

Mientras Nueva Orleáns estaba amenazada, las autoridades locales, estatales y federales acordaron que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército debía dinamitar los diques en la parte baja de la ciudad donde vivía la población rural y más pobre. Aunque fue prometida una compensación, muy poca gente deliberadamente inundada recibió un centavo. (Judd Slivka, “Another Flood that Stunned America,” U.S. News Online, 2 de septiembre)

El “Financial Times” de Londres reportó sobre el desastre de este año bajo el titular: “La política de Bush ha incapacitado la respuesta al desastre”. Pero esta política, incluyendo la guerra en Irak, es un resultado directo de la búsqueda de ganancias del capitalismo. Los pantanos dragados por los especuladores de bienes raíces y rendidos inútiles como barreras contra las tempestades, y el aumento del calor global y del nivel de los océanos — son consecuencia del negocio desenfrenado y rapaz de las grandes corporaciones.

Con planificación y voluntad política, las tierras de la Costa del Golfo podían haber estado protegidas. A causa del calor global, los holandeses — quienes son expertos en impedir inundaciones — han estado invirtiendo desde hace mucho tiempo unos $10 a $25 mil millones en “defensa del mar”. Ellos están mejorando todos sus “diques, rompeolas y otras medidas para impedir inundaciones”. (Christian Science Monitor, 4 de septiembre, 2001)

Pero la voluntad política de ambos Republicanos y Demócratas en los Estados Unidos refuerza sólo el sistema de explotación capitalista. Una respuesta diferente puede venir de una fuerza que se levante contra el sistema — una fuerza que viene de la gente que ha perdido mucho y que tiene mucho por ganar en un cambio de sistema.


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