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LUCHA EN CHINA, PARTE 4

Acusaciones de corrupción contra Bo Xilai – una cortina de humo mientras la derecha pasa a la ofensiva

La campaña de desprestigio para destruir a Bo Xilai es un intento de los máximos dirigentes del Partido Comunista de China para poner una cortina de humo y ocultar una lucha política de derechas e izquierdas sobre la creciente penetración económica y política del capitalismo en la cúpula de la sociedad China.

Bo ha sido acusado de violaciones a la disciplina. Están previstas acusaciones de corrupción contra él. Su cónyuge, Gu Kailai, está siendo investigada en relación con la muerte del empresario británico Neil Heywood.

Un editorial de primera plana apareció en el Diario del Pueblo del 12 de abril y reproducido en todos los medios de comunicación chinos. Llamando a la población “a mantener un alto nivel de unidad ideológica con el Comité Central, con Hu como secretario general, y mantener en alto la gran bandera del socialismo con características chinas”.

Agrega el editorial, “Debemos esforzarnos en salvaguardar la situación favorable respecto a la reforma, el desarrollo y la estabilidad de China, hacer nuevos logros en la construcción de una sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos y acelerar la modernización socialista, y así dar la bienvenida al XVIII Congreso Nacional del PCC”.

Esto fue seguido por una avalancha de acusaciones, insinuaciones y supuestas revelaciones de corrupción por Gu Kailai.

Lo que está claro sobre este ataque sin precedentes es que a los máximos dirigentes del PCC les aterroriza el tener un debate político e ideológico sobre el rumbo futuro de China, ya sea en el Comité Central o frente al pueblo. El modelo de Chongqing de Bo Xilai — de elevar el nivel de vida y beneficios sociales de los/as trabajadores/as y campesinos/as y revivir la cultura maoísta —es la verdadera razón.

Las facciones reformistas capitalistas en el liderazgo se confrontaron con la propagación de la popularidad del modelo de Bo y su énfasis en los “valores socialistas”, junto a su ofensiva contra los oficiales y funcionarios corruptos del Gobierno y los empresarios en liga con elementos criminales. Esto le valió una gran cantidad de enemigos.

Un experto de China ha resumido el caso: “Es sobre reformar o no reformar”, dijo Zheng Yongnian, quien dirige el East Asia Institute en la Universidad Nacional de Singapur. (New York Times, 21 de marzo)

China enfrenta cuestión monumental

Éste es el problema subyacente de la actual campaña de aniquilación política. El liderazgo ha elegido el rumbo de evadir el tema monumental que enfrenta China: si va a tomar más pasos hacia una completa restauración del capitalismo, o mantener la línea y tratar de reparar algunos de los daños causados a las masas y al sistema socialista por dar rienda suelta al capitalismo durante más de 30 años. Estas son cuestiones de suma importancia para los/as trabajadores/as y campesinos/as chinos/as y para toda la clase trabajadora del mundo.

Sin embargo, el liderazgo del PCC ha reducido la lucha — que está entre Bo Xilai y quienes están dentro de su corriente política por un lado, y por otro la facción liderada por el saliente primer ministro Wen Jiabao quien insta a una “mayor apertura y reforma” — a la cuestión estrecha de la corrupción. Al hacerlo, han barrido bajo la alfombra la agenda de la derecha, los Gorbachevs de China.

El programa de la derecha

Esa agenda incluye menoscabar los bancos y empresas estatales, integrar más a los bancos de China al sistema financiero capitalista mundial, desatando aún más el poder financiero del capital privado, empujando una forma de democracia burguesa y permitiendo a los elementos burgueses mayor autoridad dentro del estado.

El establecimiento imperialista mundial sabe lo que está en juego en China.

El sistema capitalista mundial está respirando con dificultad, tratando de mantenerse a flote mientras lucha infructuosamente para salir de la gran crisis que comenzó en 2007. Fue la caída de la URSS y Europa Oriental en 1989-1991 que dio al tambaleante sistema capitalista un respiro. Justo cuando la primera recuperación sin empleos en los EEUU en 1991-1992 iba arrastrando a los/as trabajadores y al sistema, el colapso de la URSS les permitió 17 años más de expansión económica.

Hoy la burguesía mundial mira ansiosamente hacia China con esperanzas similares. Pero no sólo mira. Está trabajando horas extras para profundizar la transformación de China en un estado capitalista. El sistema capitalista mundial ha estado tambaleándose al borde de una crisis renovada desde la llamada “recuperación” en 2009. El sistema está plagado de un exceso de capital, insuficientes mercados y sobreproducción perenne. Como lo ve el capital financiero, un aumento en China serviría para traer enormes beneficios al sistema capitalista mundial y aliviar su crisis.

La clase gobernante capitalista está usando todas sus armas en este momento crítico de cambio en el liderazgo del PCC. Bo Xilai, quien estaba programado para convertirse en miembro del Comité Permanente del Politburó, se encontraba en su camino.

En un artículo anterior, nos referimos a un informe emitido por el Banco Mundial llamado “China 2030?. Fue coescrito por el Centro de Investigación del Desarrollo (CID), un órgano del Consejo de Estado de China.

Un comentario sobre el informe escrito en The Economist del 28 de febrero observó: “el CID es una influyente organización que suministra asesoramiento político al Gobierno. También estuvo involucrado el Ministerio de Hacienda. Un Viceprimer Ministro, Li Keqiang, que se espera asuma como primer ministro después de Wen Jiabao el próximo año, parece haber desempeñado un papel activo en la organización de esta cooperación entre la burocracia y el Banco”.

Como el mismo Banco Mundial observó en un comunicado de prensa el 27 de febrero: “El reporte aboga por que el Gobierno redefina su papel — de centrarse más en los sistemas, reglas y leyes — para aumentar la eficiencia en la producción, promover la competencia y reducir los riesgos. Recomienda una redefinición de los papeles de las empresas estatales y romper los monopolios en ciertas industrias, diversificando la propiedad, disminuyendo las barreras de entrada de las empresas privadas y facilitando el acceso a la financiación a pequeñas y medianas empresas.

“Las reformas deberían incluir el comercializar el sistema bancario, eliminando gradualmente los controles de tasa de interés, profundizar el mercado de capitales y desarrollar organismos reguladores independientes y fuertes para apoyar la eventual integración del sector financiero de China en el sistema financiero mundial. Las reformas financieras en las próximas dos décadas deben ser decisivas, amplias y bien coordinadas, siguiendo un plan debidamente secuenciado. Una prioridad es liberalizar los tipos de interés de acuerdo con los principios del mercado”.

Hoja de ruta para la contrarrevolución

Este es el llamado plan de “reforma” que conduce directamente a la contrarrevolución capitalista a gran escala.

No es de sorprender que la prensa capitalista mundial se haya convertido en un participante entusiasta en la lucha contra Bo. El New York Times, el Washington Post y el Wall Street Journal llevan historias detalladas de cada acusación contra Bo, Gu, y su hijo. Ha que tener en cuenta que los procesos judiciales, el flujo de información y control de los medios de comunicación en China están totalmente en manos de un grupo de autoridades políticamente hostiles a Bo. Están empeñados en su destrucción por su oposición a la profundización del papel del mercado capitalista en los altos mandos de la economía China. Sin embargo, cada acusación, cada chisme, cada insinuación y cargos sin evidencia se repite textualmente por los portavoces del capitalismo mundial.

Cualquiera que sean los hechos en el caso de Bo, si acaso se conocerían, nada puede anular el hecho de que la corrupción y los privilegios están generalizados en China al más alto nivel. Los/as hijos/as de los funcionarios con los rangos más altos del Partido han sido educados/as en prestigiosas instituciones occidentales desde el comienzo de la era de Deng Xiaoping. Otros funcionarios del Partido se han beneficiado personalmente del desarrollo económico. Dar rienda suelta a una muy publicitada campaña nacional contra la “corrupción”, como se hace en el caso de Bo y Gu, es totalmente arbitraria y con motivos políticos en un momento crucial de un cambio en el liderazgo y el próximo XVIII Congreso del Partido.

El New York Times del 12 de abril admitió: “La divulgación de las acusaciones contra los Bo fue cuidadosamente escrita y con fecha precisa, para prescindir del Sr. Bo en antelación a una rotación prevista de líderes comunistas y el XVIII Congreso del Partido este otoño”.

Ostensiblemente ausente en los medios masivos capitalistas está cualquier crítica de “las medidas autoritarias” que los escribientes de la clase dominante utilizan rápidamente cuando perciben un ataque contra uno de sus aliados en China. Ni una palabra sobre “la libertad de prensa” como resultado de los ataques orquestados contra Bo y Gu que han cubierto los medios. Ni una palabra de indignación sobre “censura” cuando las autoridades del PCC admitieron que habían cerrado 42 sitios de la Red y censuraron 210.000 comentarios en la Red sobre este caso desde mediados de marzo. (New York Times, 14 de abril). Las autoridades no han permitido que el nombre de Bo o cualquier cosa relacionada con él aparezcan en la Red.

Los grandes promovedores en Washington y Wall Street de la “democracia” en Siria, Libia, Irán, la República Democrática Popular de Corea, y dondequiera que ellos quieren derrocar al gobierno, no tienen nada que decir sobre los “derechos democráticos” de Bo y sus seguidores para que les oiga el pueblo chino.

¿Dónde están las voces piadosas de las organizaciones de “derechos humanos”, quienes protestan ruidosamente cuando algún disidente burgués que quiere extirpar al comunismo de raíz está atacado o castigado por las autoridades chinas?

¿Dónde están las organizaciones pro derechos de trabajadores/as que, bien intencionadas o no, debían estar en un bloque con la facción de Bo contra la derecha? Después de todo, como secretario del Partido en Chongqing, Bo luchó por aliviar las difíciles condiciones que habían sido impuestas a los/as trabajadores/as y campesinos/as por el crecimiento económico ligado al desarrollo del mercado capitalista.

Sin duda, Bo no estaba opuesto a las relaciones capitalistas en principio; él ha sido seguidor del llamado modelo “socialismo de mercado”. Pero su impulso de expandir los beneficios económicos y sociales de trabajadores/as y campesinos/as y su impulso de los “valores socialistas” les favorecía, comparados al programa reaccionario de dejar prevalecer el mercado capitalista, una posición sostenida por Wen Jiabao y los detractores de Bo.

Wen Jiabao parece ser el arquitecto de la campaña contra Bo. Trataremos de la cuestión de sus orígenes políticos y su alineación en la lucha política en China otro día. Basta decir ahora que su historia política incluye muestras de simpatía por el alzamiento contrarrevolucionario en Tiananmen Square en 1989.

Wen comenzó su ataque público contra Bo en la que supuestamente era su última conferencia pública de prensa el 14 de marzo, un día antes del anuncio del retiro de Bo y después del cierre del Congreso Nacional del Pueblo. Wen avisó que “las reformas en China han llegado a una etapa crítica . . . Sin reforma política exitosa, es imposible que China instituya completamente la reforma económica y los conquistas que hemos tenido en estos campos pueden perderse, y los problemas nuevos que han surgido en la sociedad china no podrán ser resueltos fundamentalmente y tales tragedias históricas como la Revolución Cultural [1966 - 1976] pueden pasar de nuevo en China”. (UPI.com, 15 de marzo)

Wen dijo que se había dirigido al tema de la reforma estructural política en China en muchas ocasiones en los últimos años, dando sus opiniones completas y con detalles sobre la cuestión. Dijo que su interés por largo tiempo en las reformas políticas surgió de “un fuerte sentido de responsabilidad”.

Durante el mes pasado, la cuestión de un regreso a la Revolución Cultural y la restauración de Mao han desaparecido del discurso. El tema se ha cambiado a la corrupción. De hecho, un mes más tarde, el 14 de abril, Wen escribió un artículo para la publicación Qiushi del Comité Central, llamando a una campaña contra la corrupción y revelando las identidades de los corruptos.

La lucha se abrió contra la Revolución Cultural pero se ha cambiado a una en contra de la corrupción. Aunque todo el mundo debería querer extirpar la corrupción, esta campaña huele a miedo de hablar de la Revolución Cultural en particular y del maoísmo en general como cuestiones para ser debatidas, especialmente frente a las masas. Puede que ellas quieran alinearse con la renovación de valores socialistas y echar un vistazo al rol que pueden y deben desempeñar los/as trabajadores/as en formar y revivir el socialismo y la sociedad china.


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