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El desastre de BP

Sistema de lucro hace enfrentar puestos de trabajos contra medioambiente

Por Gene Clancy

Es una imagen inolvidable y desgarradora. Un ave marina de Grand Island en el estado de Luisiana se encuentra en una cesta, cubierta con una gruesa capa de petróleo tratando de respirar y parpadeando aturdida como si estuviera asombrada.

Cuando la BP (British Petroleum) anunció que su más reciente “solución” había tenido un éxito parcial, esta y otras imágenes de la devastación en la región del Golfo de México han traído a la conciencia la enormidad del crimen que BP y sus colaboradores capitalistas han perpetrado. La llamada tapa contenedora que se puso el 4 de junio ha tenido un éxito limitado: sólo un tercio de los 750.000 galones que por día se pierden del pozo destruido, es succionado.

¿Por qué nos conmueve ver imágenes de aves moribundas? Inmediatamente, es por la empatía que tenemos por la vida y el sufrimiento de otros seres que sienten, con los cuales compartimos el planeta. Pero en un sentido más profundo, es porque hondamente nos damos cuenta de que la destrucción de estas aves y su hábitat es también un ataque sobre nuestro propio hábitat y sobre nuestra propia capacidad para sobrevivir y ganarnos la vida, aunque la devastación pueda no ser tan obvia inmediatamente.

Cuando el Deepwater Horizon explotó el 20 de abril matando a 11 de los trabajadores, los empleados de por lo menos 13 diferentes empresas estaban a bordo. Además de los ingenieros de alto nivel de la compañía Transocean que operaba la plataforma petrolífera, y la BP, que tenía el contrato de arrendamiento, los trabajadores incluían soldadores, buceadores, cocineros, limpiadores de tanques y trabajadores de lavandería empleados a través de varias empresas subcontratadas. Y para cada puesto de trabajo de exploración y producción, se estima que hay cuatro puestos de trabajo auxiliares en y alrededor de la región.

Hay 5.000 plataformas marinas de petróleo y gas sólo en Luisiana, muchas de las cuales puede verse desde la costa, además de 17 refinerías de petróleo, 119.091 kilómetros de gasoductos y 90 fábricas importantes de productos químicos. El sistema portuario de Luisiana es el más grande del mundo, con seis puertos de aguas profundas, ocho costeños y 13 en el interior. Sólo el Puerto Fourchon maneja el 90 por ciento del tráfico que sirve a la industria del petróleo y del gas en aguas profundas del Golfo. Estas instalaciones coexisten junto a una industria pesquera comercial y deportiva que trae $2,5 mil millones anuales. También existe una industria turística considerable.

La BP ha lanzado una campaña publicitaria a un costo estimado de $50 millones en la que su director ejecutivo Tony Hayward, se compromete a limpiar el desastre que BP ha causado. Por supuesto, Hayward mismo no hará nada sino que será un ejército de miles de trabajadores/as quienes realmente se encargarán de las tareas de limpieza.

El 27 de mayo el Departamento del Interior estadounidense emitió una moratoria de seis meses en la perforación de aguas profundas en el Golfo con el fin de “determinar qué ha fallado y cómo poner remedio a las deficiencias de seguridad”. La moratoria afecta más directamente a 17 compañías petroleras, incluyendo gigantes multinacionales como la BP, Exxon Mobil, Shell y Chevron, que se vieron obligadas a cerrar sus operaciones en 33 plataformas de perforación.

La mayoría de los científicos ambientales han dicho que seis meses es totalmente inadecuado. Sin embargo, las industrias del petróleo y del gas de Luisiana y los políticos asociados a ellas, ya se están quejando. El gobernador de Luisiana Bobby Jindal, quien se ha expresado condenando la destrucción del medio ambiente a lo largo de la costa del Golfo, fue sin embargo muy crítico de la moratoria. “Durante uno de los períodos económicos más difíciles de las últimas décadas, lo último que necesitamos es adoptar políticas públicas que sin duda van a destruir miles de puestos de trabajo existentes y evitarán la creación de miles más”, dijo en una carta al presidente Barack Obama.

¿Medio ambiente o puestos de trabajo?

Cada vez que una corporación capitalista percibe una amenaza a sus ganancias, rápidamente amenaza a los/as trabajadores/as con la pérdida de puestos de trabajo. Los/as trabajadores/as saben por amarga experiencia, que no se trata de amenazas en vano. A los capitalistas les gusta presentarse como unos semidioses benévolos que otorgan los puestos de trabajo a quienes los “merecen”. Pero para la mayoría de los/as trabajadores/as, su trabajo es su único medio de supervivencia. Cuando los empresarios amenazan a los/as trabajadores/as con perder sus puestos de trabajo, lo que amenazan es la misma supervivencia de los/as trabajadores/as.

Los/as trabajadores/as en la región del Golfo son de muchas maneras semejantes a los que trabajan en las minas de carbón en Apalachia. Desempeñan trabajos difíciles y peligrosos para compañías que violan el medioambiente y arruinan a las comunidades cercanas. Como operan en zonas económicamente deprimidas, las compañías tratan de dividir a la gente trabajadora oponiendo a quienes están más afectados/as por la destrucción medioambiental, contra quienes trabajan en las minas y en las plataformas de petróleo.

Una lista de 100 de los “Empleos más populares donde la mayoría de los trabajadores no necesitan tener educación universitaria” publicada en Nueva Orleáns, muestra una preponderancia de empleos en los campos de las industrias de petróleo, gas, barcos y químicos. (CityTowninfo.com) Invariablemente esos están también entre los empleos con sueldos más altos. Los jefes les dicen a los/as trabajadores/as que deben escoger entre no contaminar y destruir sus alrededores o un trabajo que pague bien (aunque sea sucio y peligroso).

A estos patronos no les importa nada salvar los empleos de los/as trabajadores/as. Algunos/as ambientalistas han señalado que si la capa aceitosa actual migra a aéreas donde hay otras plataformas, esas instalaciones tendrían que cerrarse indefinidamente de todos modos. La verdadera preocupación de los capitalistas del área del Golfo está más relacionada a la globalización que a cualquier moratoria sobre perforaciones. Ellos no quieren que los dueños ni los operadores de las plataformas cancelen sus contratos y muden sus operaciones a las aéreas costaneras de África o Brasil o alguna otra parte en el exterior.

El pueblo pobre y trabajador no debería estar forzado a escoger entre un medioambiente limpio y un empleo que pague bien. A diferencia de las aves marinas cubiertas de petróleo, los/as trabajadores/as y el pueblo oprimido tienen la consciencia y el poder de luchar contra el brutal sistema capitalista, y crear una sociedad en la cual las contradicciones entre los seres humanos y el medioambiente serán finalmente resueltas.


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