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La masacre de civiles afganos por la OTAN pone a la guerra en los titulares

Por John Catalinotto

Mientras se acerca el día de decidir sobre la intensificación de la ocupación de Afganistán liderada por Estados Unidos, una masacre de afganos en la provincia norteña de Kunduz ha puesto a esta guerra en el centro del escenario mundial y ha agudizado la oposición popular dentro de los países de la OTAN, incluyendo en los mismos Estados Unidos.

Los eventos amenazan ser otro gran desafío para la administración del Presidente Barack Obama, la cual en las próximas semanas tendrá que llegar a una decisión sobre la petición del General Stanley McChrystal de aumentar entre 20 y 40 mil soldados adicionales además de miles de “contratistas” para proveer apoyo logístico. McChrystal dirige las fuerzas de la OTAN en Afganistán.

Si los reportes en la prensa capitalista referente a la masacre son exactos, los eventos se desarrollaron de esta manera.

Unidades de la resistencia afgana tomaron dos camiones-tanques con combustible de la OTAN. Sin poder mover los camiones a través del río, la resistencia dejó los camiones en una pequeña isla. Civiles y guerrilleros comenzaron a descargar el combustible en pequeños recipientes.

Un avión de reconocimiento estadounidense descubrió los camiones y a las personas que los descargaban. Un comandante de una unidad de la OTAN en la región dijo luego que él consideró que el combustible era una amenaza para la seguridad de su unidad. Sin saber quién estaba alrededor del camión, él ordenó el bombardeo de los camiones.

Entonces, temprano el 4 de septiembre, aviones de guerra de Estados Unidos dejaron caer sobre cada camión una bomba de 500 libras. El combustible explotó y se incineró rápido matando o hiriendo a cientos de personas en la isla. Muchas eran civiles, incluso niños que llegaban para sacar combustible.

Según un reporte por la BBC del 7 de septiembre, el Talibán, la fuerza principal de resistencia, dijo que 150 personas perecieron y exigió una investigación del golpe aéreo por la ONU sobre los derechos humanos.

Para el pueblo afgano, esta fue otra de una larga serie de tragedias que la intervención estadounidense ha impuesto sobre ellos en los últimos 30 años. Comenzó con la subversión por la administración de Carter, del gobierno pro socialista de Kabul en 1979, seguido por más de una década de apoyo por la CIA a las fuerzas más reaccionarias y atrasadas en el país. Esto ha alcanzado un nuevo nivel desde la invasión estadounidense en el año 2001.

Este evento trágico sin embargo, también ilustra la actual situación política y tendrá amplias consecuencias políticas.

El comandante alemán de la unidad involucrada de la OTAN defendió su decisión de ordenar el bombardeo. Dijo que era para proteger a los soldados alemanes de ocupación bajo su mando. El Ministro de Defensa alemán, Franz Josef Jung, ha respaldado al comandante diciendo que los talibanes están teniendo como blanco a las tropas alemanas debido a las próximas elecciones nacionales en Alemania.

El bombardeo enfrenta al régimen conservador de la cancillera Angela Merkel con un nuevo problema justamente cuando ella tenía la esperanza de mantener la cuestión afgana en un segundo plano. El riesgo no se deriva del socio de Merkel, los socialdemócratas, quienes también discretamente apoyan la participación militar alemana en la ocupación liderada por EEUU de Afganistán, sino de otros partidos más progresistas y de la población alemana.

El relativamente nuevo partido “La Izquierda” que tuvo un éxito lo suficientemente grande en las recientes elecciones locales como para darle la posibilidad de formar dos gobiernos estatales, ha abierto una lucha contra la guerra de Afganistán en el Bundestag (Parlamento). También ha convocado manifestaciones contra la guerra en la Puerta de Brandemburgo en Berlín y en otras ciudades. En Alemania y en muchos de los otros estados europeos miembros de la OTAN así como en Canadá, existe una creciente oposición a la aventura afgana. Las muertes masivas por los bombardeos probablemente desencadenarán una nueva oleada de protestas.

Papel de McChrystal y EEUU

La masacre de civiles ha puesto al general McChrystal a la defensiva. McChrystal había emitido órdenes de evitar los ataques a distancia que podrían alienar a los afganos. El general demostró su punto de vista al correr el riesgo de ir al sitio del bombardeo. Allí expresó públicamente su preocupación por las víctimas.

Esto no quiere decir que el general McChrystal sea más benévolo y compasivo que el comandante alemán. Se trata simplemente de que la visión de McChrystal de una guerra contrainsurgente proviene de su experiencia en Irak: La brutalidad debe ser más deliberada y más selectiva en la elección de sus objetivos.

Según un artículo de Tom Hayden en la edición del 13 de marzo de The Nation, McChrystal dirigió un programa en Irak donde los efectivos de las unidades de las fuerzas especiales, como las llamadas Fuerzas Delta o las Navy Seals salían en misiones secretas durante la noche para degollar a líderes de la resistencia. El general considera que este enfoque es más eficiente y cuesta menos que el bombardeo masivo contra un pueblo entero.

Una acción reciente de las unidades de la 10ª División de Montaña de EEUU es consistente con la visión de McChrystal, irrumpieron en un hospital administrado por Suecia en Shaniz, provincia de Wardak al este del centro de Afganistán, ataron a los/as funcionarios/as y buscaron guerrilleros entre los heridos. Es posible que él no vaya a pedir disculpas tan rápidamente por este crimen de guerra estadounidense como hizo al expresar su preocupación por el ataque aéreo mandado por el comandante alemán.

En el Día del Trabajo (en EEUU) el enfoque de la administración de Obama fue su iniciativa sobre el cuidado de salud. Pero Afganistán continuaba intercalándose en los titulares y columnas de opinión de los periódicos. A diferencia de su posición crítica hacia la intervención en Irak, el Presidente Obama ha descrito la intervención en Afganistán como “necesaria” y ha tratado de justificarla políticamente.

Los militaristas, los comandantes del Pentágono y el ala derechista del Partido Republicano que atacan a Obama por todo lo demás, lo respaldan en la guerra en Afganistán, siempre y cuando él mantenga su posición de que la guerra es necesaria e intensifique la intervención militar estadounidense. Contrariamente, el sentimiento popular, especialmente entre los/as demócratas y los/as que votaron para Obama, es que Estados Unidos debe encontrar alguna manera de retirarse de esta guerra. Esto significa que la administración debe intensificar la guerra y enajenar sus partidarios/as o debe rehusar intensificar la guerra y hacerse el chivo expiatorio por “la pérdida” de Afganistán a los/as afganos.

Quienes se oponen a la guerra desde afuera de la administración deben desenmascarar los mitos principales que son usados para justificar la guerra.

Primero, el ataque del 11 de septiembre es constantemente usado como pretexto para la invasión estadounidense de Afganistán. La verdad es que no había ningún militante del Talibán ni ningún afgano entre los que presuntamente fueron los responsables de esa acción.

El segundo pretexto principal es que la intervención estadounidense y europea está mejorando de alguna manera las horribles condiciones que enfrentan las mujeres de Afganistán. La verdad es que el gobierno de ocupación de Afganistán ha pasado leyes que reducen las protecciones ya escasas para las mujeres y las hace esclavas virtuales de sus maridos bajo la ley. Los únicos avances verdaderos para las mujeres sucedieron bajo el gobierno secular y pro-socialista durante los años 1978 a 1992. Durante esos años la CIA hizo todo lo que pudo para derrocar al gobierno legítimo, venciendo al final.

El tercer pretexto es que “las democracias” del mundo están trayendo democracia a Afganistán. La elección flagrantemente fraudulenta, montada bajo una ocupación, está actualmente desenmascarando este mito.

En los Estados Unidos, una serie de manifestaciones han sido llamadas para tener lugar a principios y mediados de octubre para protestar la presencia continua de los Estados Unidos y la OTAN en Afganistán. Para la gente progresista en este país, estas acciones son el lugar donde deben estar.

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