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Lucha de clases en Oaxaca, México, surge poder popular

Por Teresa Gutiérrez

Los procesos revolucionarios o los políticos y sociales de carácter popular en México son posiblemente una de las señales más importantes de que el imperialismo está en crisis. Una pregunta siempre en la mente de la clase dominante imperialista de los Estados Unidos es si puede frenar y controlar la lucha de clases allá, si puede prevenir que irrumpa en un levantamiento revolucionario que inevitablemente pasaría más allá de la frontera, cambiando para siempre la geografía política en este país.

Por eso es que l@s progresistas y revolucionari@s siguen con gran interés los dramáticos eventos que han sacudido a México últimamente. Una sublevación masiva en la Ciudad de México después de las elecciones fraudulentas y el advenimiento de poder popular en Oaxaca son dos indicadores de que México está en víspera de un levantamiento masivo.

Cómo va a terminar, nadie sabe. Pero los eventos en desarrollo están generando gran entusiasmo y optimismo.

Poder popular en Oaxaca

Algunas fuentes de comunicación alternativa están llamando a la ocupación popular de Oaxaca comenzada el 22 de mayo, “la Comuna de Oaxaca”. Ellas destacan que la ocupación de Oaxaca ha durado dos veces más que lo que duró la Comuna de París de 1871.

El movimiento contra la opresión y la explotación en este estado mexicano ha alcanzado tal nivel que algun@s están diciendo que ya existe un poder paralelo en Oaxaca. Las masas han ocupado el centro gubernamental y están en control de gran parte de la capital. El gobernador del estado, Ulises Ruiz Ortiz, que es el blanco principal de las protestas, en palabras del periódico británico Financial Times, se ha encontrado forzado a vivir con maleta en mano. La administración de Ruiz está operando ahora en la clandestinidad.

El Financial Times dice que Oaxaca ha permanecido en un estado de “anarquía” por varios meses.

Detrás de la crisis en Oaxaca

Oaxaca es uno de los tres estados más pobres de México. Los otros dos son Chiapas en el sur y Guerrero en la costa atlántica. La población de Oaxaca es de casi 3,5 millones. Tiene la cifra más grande de personas de ascendencia indígena, alrededor de dos terceras partes de la población. Oaxaca es el estado más indígena, con 17 diferentes culturas.

Según una red mexicana de organizaciones de derechos humanos, el 10% más rico de los hogares recibe 13 veces el ingreso del 10% más pobre.

L@s 70.000 maestr@s que iniciaron la lucha con su huelga no son el sector más pobre. De hecho, ell@s pueden ser considerad@s parte de la llamada clase media. Pertenecen al Sindicato Nacional de Trabajadores Educativos (SNTE), un sindicato grande y poderoso pero en realidad un sindicato patronal, comprometido históricamente con el gobierno capitalista.

Pero en Oaxaca, l@s maestr@s son miembr@s de la Sección 22 del SNTE, que tiene una historia mucho más militante y radical. Su huelga afecta 14.000 escuelas. Fue provocada por Ruiz, quien se volvió gobernador en 2004 en unas elecciones que se acusa de haber sido fraudulentas. Él está acusado de corrupción y de abuso de los derechos humanos, reprimiendo brutalmente las protestas e incitando a la policía para que forme grupos paramilitares para abatir la oposición.

El movimiento acusa a Ruiz de ejercer el poder con terror, de organizar secuestros y de encarcelar a la gente sin justificación alguna. Las acusaciones incluyen tortura, asesinatos e impunidad para todos los que han cometido esas atrocidades.

Por 25 años, l@s maestr@s han salido en huelga todos los años en el mes de mayo. Pero este año fue distinto. Las demandas de l@s huelguistas resonaron en una gran parte de la población y sirvió de chispa para encender un movimiento popular.

Según un artículo por George Salzman, entre el 15 de mayo y el 17 de junio las manifestaciones aumentaron de 50.000 participantes a 400.000. Cuando las negociaciones entre el sindicato y el gobierno se estancaron, l@s huelguistas y sus partidari@s comenzaron a ocupar el centro de la ciudad. (Counterpunch, del 30 de agosto)

L@s huelguistas y sus familiares, incluyendo a sus niñ@s junto a much@s partidari@s, comenzaron a acampar. La vida cotidiana se trastornó completamente.

El movimiento se consolidó hasta el punto de formar una asamblea popular masiva a nivel estatal. Se organizó una convención. De ésta nació la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO).

Reportes independientes dicen que

l@s manifestantes, agrupad@s en más de 350 organizaciones sociales, y que habían acampado en los parques y en las calles por más de cuatro meses, están ahora gobernando por medio de asambleas populares. Han tomado radioemisoras y han expulsado a los oficiales civiles de sus puestos de gobierno local. Much@s manifestantes se han armado con palos y hondas. L@s residentes locales vigilan detrás de barricadas de sacos de arena, rocas, desechos metálicos, y autobuses quemados.

Se han requisado autobuses comerciales, de la policía y del gobierno para bloquear carreteras.

“Si las tropas federales intentan por fuerza tomar el control de esta capital sureña, enfrentarán veintenas de avenidas como la Calle Almendros, que es ahora una carrera con obstáculos diseñada para reducir el avance de las autoridades. L@s huelguistas han preparado un segmento de 200 yardas extendiendo alambradas a nivel del cuello, tobillo y cintura, colocando piedras gigantes una al lado de la otra y estacionando un autobús requisado de lado para bloquear el tráfico en ambos sentidos. Como muchas otras calles, ha sido fortalecida con pequeños refugios hechos de sacos de arena y llenos de decenas de botellas para hacer bombas Molotov. Cientos de piedras fueron apiladas para ser lanzadas”. (San Antonio Express News, 4 de octubre)

Otra señal del poder popular fue que mientras la TV Azteca estaba entrevistando a dos legisladores en un hotel, fueron conducidos de prisa por una puerta trasera, y su carro apedreado. Los disturbios han ahuyentado a los turistas. Los representantes de negocios estiman que las pérdidas suman más de los $300 millones.

Crisis para el estado

Esta increíble situación insostenible para el gobierno mexicano ocurre en medio de uno de los mayores escándalos políticos. Las elecciones presidenciales de julio estuvieron manchadas por el fraude y la corrupción. Todo indica que le robaron la elección para la presidencia al candidato popular Andrés Manuel López Obrador.

Pero el no fue a esconderse en los pasillos de los edificios gubernamentales. En cambio, se unió al movimiento de las masas. Desde julio millones de mexican@s han ocupado la Plaza Zócalo en el Distrito Federal y han llamado a un gobierno paralelo encabezado por López Obrador, el verdadero presidente del pueblo.

La militarización de Oaxaca

La situación en Oaxaca está muy tensa. Cada día la posibilidad de que las tropas federales puedan estar llamadas a romper el movimiento, se hace más real. La APPO se negó a ir a reuniones en la Ciudad de México el 4 de octubre, convocadas por el saliente presidente Vicente Fox. Ha habido tres intentos fallidos de negociación entre la APPO y el gobierno en los tres meses pasados.

Fox ha declarado que la crisis se acabará antes de que el nuevo presidente sea inaugurado el primero de diciembre.

El primero de octubre Prensa Latina comenzó a reportar que una fuerte concentración de tropas y provisiones militares estaba acercándose a la ciudad de Oaxaca. Unos aviones sobrevolaron la capital de Oaxaca y por lo menos 10 helicópteros Puma y dos vehículos aéreos de transporte del Ejército Mexicano estaban estacionados en el helipuerto naval Salina Cruz en el aeropuerto internacional.

Según noticias emitidas por medios de difusión local, un número indeterminado de vehículos blindados, tanques y vehículos de cuatro tracciones han sido vistos, además de la Marina. La APPO considera que el movimiento de las tropas es preludio a la intervención federal.

El movimiento de tropas tiene lugar en un país cuya historia está llena de sangrientas represiones. La gente que está ocupando la plaza de Oaxaca sabe que sus vidas están en peligro.

“Compañeros, no queremos que nadie muera pero estamos listos para aceptar bajas si es así como lo quiere el gobierno,” dijo un portavoz del movimiento en radio La Ley, la cual ha estado bajo el control de la APPO desde junio.

Por la Radio 710AM una voz agradable sale diciendo que todos deben mantenerse en calma, que hay 3.000 personas en cada barricada, que las tropas tienen más miedo que nosotr@s, que estamos en nuestra propia tierra y que ellos son los extranjeros aquí.

Los helicópteros están haciendo vuelos de reconocimiento y ciertamente están tratando de aterrorizar a l@s huelguistas. Una rueda de prensa a las 6:30 en el zócalo llamada por la APPO dijo virtualmente lo mismo: Estamos list@s. Manténganse calmad@s, no se dejen provocar.

Cuando aterrizaron los helicópteros la gente, armada con palos y tubos, gritó “¡Bienvenidos, cabrones!” “¡Bajen, aquí los esperamos!”.

A las nueve de la noche del sábado 7 de octubre, la APPO cerró la zona histórica del centro, diciéndoles a las personas que iban camino a sus casas que pasaran lo más rápido posible a través de las barricadas. La APPO tenía la firme intención de luchar contra cualquier ataque, pidiendo que la gente apoyara y, a la vez avisando a l@s de afuera de la ciudad y en el estado que organizaran su defensa.

El 3 de octubre, la APPO había publicado un comunicado de parte del Campamento por la Dignidad y Contra la Represión en Oaxaca. Leía en parte: “Los miembros de las organizaciones sociales y la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO) abajo firmantes, hacen un llamado urgente al pueblo de Oaxaca, de México, y del mundo para que vengan y formen un ‘Campamento por la Dignidad y Contra la Represión en Oaxaca’; que salgan y defiendan al pueblo oaxaqueño y se evite un derramamiento de sangre debido a la falta de visión de nuestros políticos.

“No podemos permitir que la represión sea la solución. Participemos en el campamento por la dignidad y contra la represión vestidos de blanco, como una señal clara que estamos a favor de un movimiento pacífico y de una resolución política y digna. Salgamos también a las calles con pañuelos de varios colores para mandar la señal de que somos un movimiento de muchos actores diversos que tienen la voluntad de proteger a nuestras compañeras y compañeros.”

El subcomandante Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional dijo, “Oaxaca no es solo una emergencia, es también un ejemplo a seguir.”

L@s líderes del movimiento nacional de López Obrador prometieron movilizar a sus seguidores, e ir a Oaxaca para actuar como “escudos humanos” si ocurre una intervención militar.

El 10 de octubre miles de oaxaqueñ@s entraron en la Ciudad de México luego de marchar por días para llevar su lucha a la capital. Marcharon cerca de 300 millas pero no fueron disuadid@s. Por los menos cinco de sus compatriotas han sido asesinados desde que empezó la huelga.

Los EEUU en ascuas

No hay ningún suceso económico, político o social en México que Washington no sólo le preste atención sino que también interviene para hacer que cada resultado sea a beneficio del imperialismo.

Por eso debe ser que con gran perturbación la administración de Bush y toda la clase dominante estadounidense vigilan la situación actual en México.

Toda historia es la historia de la lucha de clases. Ahora mismo, el pueblo mexicano está escribiendo una página en la historia que está poniendo en riesgo todas esas relaciones complicadas financieras, de agricultura, de transporte y de otros asuntos capitalistas que Estados Unidos ha afinado tanto en México.

A pesar del TLCA y de la habilidad de los Estados Unidos para manipular un desfile constante de líderes mexicanos que “comprenden la necesidad de unas relaciones amigables”, ahora mismo es la lucha de l@s trabajador@s la que ha tomado el rol principal.

Una vez más la historia muestra que los imperialistas pueden escribir sus planes para obtener superganancias, pero cuando las masas se levantan, esos acuerdos pueden ser tirados al basurero de la historia, allí donde deben estar.

Apoyemos al pueblo oaxaqueño y a todo México.


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