EDITORIAL
Se requiere mucho más que votar para acabar la
Una elección a mediados del mandato presidencial
ordinariamente no provoca mucha pasión. Sin embargo, esta es
diferente.
La razón del gran interés no es porque hay claras
distinciones entre los programas pronunciados por los partidos
Republicano y Demócrata sobre lo obvio: el pantano en el
cual el imperialismo de los EEUU se encuentra atascado en Irak, y
lo que hay que hacer sobre eso.
La razón por la cual esta elección parece ser tan
dramática es que ha habido un gran cambio en la opinión
pública desde los años inmediatamente después del
9/11 cuando una mayoría de los votantes aceptó la
guerra en Irak –luego de haber sido engañado por la
administración de Bush – hasta ahora que la
mayoría quiere que las tropas regresen a casa. El
establecimiento político predice que esto implica un avance
para los Demócratas.
Si el partido que no controla el gobierno actual –
queriendo decir los Demócratas – tuviera una
posición clara para salir de Irak y Afganistán, esta
elección podría ser vista razonablemente, como un
referéndum sobre la guerra. Pero ésta no es la
posición del Partido Demócrata. Al contrario, el
liderato de los Demócratas, los más cercanos a los
poderosos intereses económicos que dirigen el país y
auspician ambos partidos, no llaman al retiro de las tropas. De
hecho, han criticado a los Republicanos por no haber enviado
más tropas a Irak.
Entonces, ¿dónde deja esto a los votantes? Sin recurso.
Pero solamente si se considera que las elecciones son el
único factor que determina el curso político en los
Estados Unidos.
Esta elección llegará y pasará. Es probable que
debilite el control que tienen los Republicanos en la
administración del estado capitalista y dé ventajas
jugosas a los Demócratas. Pero no va a determinar el destino
de la ocupación militar de los EEUU en el Medio Oriente.
Tampoco va a determinar el destino del pueblo de Irak, que ha
demostrado con tanta claridad que prefiere morir a entregarse a
un régimen neocolonial impuesto desde Washington o Londres.
Tampoco va determinar el destino de las tropas estadounidenses,
la mayoría hombres y mujeres jóvenes, pero también
mucha gente de edad mediana en la reserva militar quienes han
sido forzosamente separadas de sus familias, y ahora están
comenzando a romper con la disciplina militar y expresar su
oposición a la ocupación y su deseo de volver a
casa.
¿Qué decidirá el destino de los cientos de
millones cuyas vidas están entretejidas con las ambiciones y
la codicia de los intereses imperialistas estadounidenses que
están firmes en subyugar el Medio Oriente, con sus recursos
enormes de petróleo que pueden definir quién controla
la economía mundial?
Las millones de personas que esperan que sus deseos de terminar
la guerra puedan ser cumplidos al tirar de la palanca el día
de las elecciones se quedarán sin duda desilusionadas, no
importa cuál partido capitalista gane, pero sí tienen
el poder de cambiar la historia. Ellas son las masas, l@s
trabajador@s y l@s oprimid@s nacionalmente. Fueron estas fuerzas
las que, simultáneamente con las luchas del pueblo
vietnamita, finalmente obligaron a Richard Nixon—¡un
Republicano!—a retornar las tropas estadounidenses a
casa.
De muchas formas, ésta es una lucha mucho más
difícil. El control sobre el Medio Oriente es más
importante para la dominación del imperialismo
estadounidense sobre el mundo — lo cuál explica la
falta de una oposición seria a la guerra por el Partido
Demócrata o el Partido Republicano. No obstante, Estados
Unidos está perdiendo la guerra en Irak, y los estrategas
para el imperialismo tienen que tratar de pensar y trazar alguna
manera de rescatar su posición.
No es la hora para que el movimiento contra la guerra deje de
estar vigilante.
Mientras la fuerza del capitalismo monopolista estadounidense se
va desgastando por todo el mundo—desde Irak a Venezuela a
Corea—l@s progresistas deben estar en guardia por el
peligro que un tratado pueda ser arreglado en Washington el cual
ocasionaría nuevas aventuras militares y nuevos ataques
contra nuestros beneficios sociales que han sido ganados a costa
de mucho esfuerzo.
Mientras los grandes ladrones están en la defensiva, el
movimiento debe apresurarse. Ahora es el tiempo para fortalecerse
las alianzas entre todos sectores de la sociedad que luchan
día a día para sobrevivir mientras que la riqueza que
creamos se está quemado en el horno de la guerra.
(Recuerden, el voto reciente del Senado para aprobar el
presupuesto enorme del Pentágono fue 100 a 0.)
L@s trabajador@s y las nacionalidades oprimidas son l@s que
están obligad@s a sacrificar más—sus vidas, su
salud y sus ingresos—en cada guerra imperialista. Cuando
ést@s se hacen la base sólida del movimiento contra la
guerra, los días de los militaristas estarán
contados.
Una estrategia para unir y fortalecer a todas las fuerzas contra
la guerra está siendo promulgada por la Coalición
Tropas Fuera Ya, la cuál se destaca dentro del movimiento
estadounidense por su conexión orgánica a las luchas de
l@s trabajador@s más oprimid@s de esta sociedad. Está
convocando a una reunión cumbre de activistas en Harlem el
18 de noviembre, y a una manifestación unitaria contra la
guerra en el cuarto aniversario de la invasión de Irak, el
17 de marzo de 2007.
El Partido Mundo Obrero apoya el llamado de la Coalición
Tropas Fuera Ya, y exhorta a tod@s l@s que quieren terminar toda
guerra imperialista a colaborar en estos eventos como un paso
importante para fortalecer
el movimiento al unirse a l@s que ya están en la lucha
contra racismo, contra la opresión de sexo y género,
por los derechos de l@s inmigrantes, por un sueldo justo, y por
los derechos de tod@s l@s
oprimid@s.
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