Pobreza y lucha en la Costa de Marfil
Por G.
Dunkel
El 20 de octubre l@s
cultivador@s de cacao de la Costa de Marfil suspendieron la huelga que
habían comenzado el 16 de octubre. El ministro de agricultura ha acordado
dialogar con ell@s y esperan que el presidente de la Costa de Marfil, Laurent
Gbagbo, quien es productor de cacao, participe en las
negociaciones.
L@s cultivador@s
están demandando un aumento de un 50 por ciento en el pago que reciben
por sus cultivos y un pago grande a las cooperativas. La Costa de Marfil es el
mayor productor de cacao del mundo, un ingrediente esencial en la
producción del chocolate. El mercado capitalista mundial tiene el control
sobre la producción de cacao que resulta en el incremento de la pobreza
de est@s agricultor@s.
Su huelga fue
masiva –l@s organizador@s declararon que más de 15.000 agricultor@s
participaron– y lograron bloquear físicamente todos los
envíos de cacao a los
puertos.
Mientras que l@s agricultor@s
han suspendido la huelga hasta el 24 de octubre, la Unión Autónoma
de los Hijos e Hijas de Productores de Cacao y Café decidieron impedir
que se abran las escuelas el 23 de octubre en las zonas de producción del
cacao, día que comienza el nuevo año escolar en la Costa de
Marfil. Est@s jóvenes no pueden asistir a las escuelas porque sus
familias no ganan lo suficiente para poder pagar las
cuotas.
A principios de octubre, l@s
trabajador@s del sector bancario y financiero llevaron a cabo un paro de tres
días demandando aumentos
salariales.
En el 1999 un 28 por ciento
de marfileñ@s subsistía debajo del nivel de pobreza y ahora esta
cifra ha subido a un 44 por ciento según estadísticas de la ONU, y
aún sigue subiendo. La Costa de Marfil es el país número
163 de 177 del índice de la ONU en desarrollo humano. Más y
más marfileñ@s tienen dificultad en encontrar comida
suficiente.
Esta pobreza extrema, en un
país que anteriormente fue uno de los países con las mejores
condiciones en la región del África del Oeste en las
décadas de los 1970 y 1980, ha forzado a que mucha gente habite cerca o
encima de vertederos en Abidjan, la capital, para subsistir de los deshechos que
encuentren.
A fines de agosto de este
año, cuando una empresa marfileña se deshizo de 5.000 toneladas de
deshechos y químicos tóxicos de Europa del Oeste en vertederos y
alcantarillados de Abidjan, los efectos fueron masivos y mortales. Según
un reporte reciente del Ministro de Salud e Higiene Pública, 10 personas
murieron, 69 fueron hospitalizadas y más de 102.000 recibieron
exámenes médicos como resultado de haber inhalado los vapores
químicos.
La reacción de
l@s trabajador@s más pobres de Abidjan fue amplia, militante y fuerte en
forma de manifestaciones y protestas diversas. Un ministro del gobierno fue
atacado físicamente durante una gira de inspección de las
áreas contaminadas. Los ministros en el gabinete tuvieron que cambiar
puestos y una empresa francesa que se especializa en remover deshechos
tóxicos fue contratada a mediados de
septiembre.
Según Safiatou Ba
N’Daw, jefe del despacho gubernamental responsable de remover los
deshechos tóxicos, la empresa francesa ha removido más de 4.000
toneladas de deshechos y el gobierno ha gastado casi $1 millón en
medicamentos para aliviar los efectos de los vapores
tóxicos.
La causa mayor del
aumento de la miseria en la Costa de Marfil es el control francés de la
economía y de la política del país. Francia comenzó
a colonizar la Costa de Marfil en los años 1840. Después de que
ganara la independencia formal en 1960, más ciudadanos franceses han
habitando en el país ganando un sueldo que antes de la independencia:
50.000 en comparación con los 10.000 de
antes.
En el 2002, después de un
golpe de estado fallido, una rebelión comenzó en la norte del
país y Francia, con el apoyo de los Estados Unidos, logró adoptar
una resolución en la ONU permitiendo que Francia enviara “tropas
para mantener la paz” a la Costa de Marfil, bajo la supervisión de
la Unión Africana. La mayoría de los ciudadanos franceses
salió del país en 2002. Este suceso, junto a la división
del país en dos y la severa interrupción de su comercio interno,
fueron golpes fuertes a una economía ya
frágil.
Los franceses
habían esperado sacar a Laurent Gbagbo, quien permanece como presidente.
El mandato de las tropas francesas termina a finales de octubre, razón
por la cual ocurre toda esta maniobra diplomática actualmente. Pero el
pueblo marfileño no está pidiendo la intervención
extranjera. Está luchando hoy para lograr sus demandas.
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