Caos en el Congreso: acuerdos y trueques

Por Sara Flounders

La disfunción del Congreso de Estados Unidos se puso de manifiesto en las 15 rondas de votaciones para el cargo de “Presidente de la Cámara” (Speaker of the House).

La rivalidad, los intercambios, los tratos, las concesiones secretas y públicas, dentro del Partido Republicano, e incluso las refriegas físicas estuvieron a la vista. Las múltiples votaciones y las peleas abiertas en el hemiciclo son un preámbulo de la próxima sesión.

Durante el teatro de las numerosas votaciones, la Cámara de Representantes se paralizó. Sin un Presidente de la Cámara elegido, ningún otro órgano de la Cámara puede funcionar, ni siquiera convocar reuniones, ni los nuevos miembros de la Cámara pueden jurar sus cargos.

Como los republicanos tenían mayoría (una mayoría exigua, 222 republicanos, 212 demócratas) en la Cámara, eligieron al Presidente de la Cámara, que está justo detrás del vicepresidente en la lista de sucesión a la presidencia. Pero se necesitaban 218 votos para convertir en Presidente de la Cámara a Kevin McCarthy, un republicano conservador de California con ocho legislaturas en el Congreso.

Finalmente, el 7 de enero, al quinto día de regateo y tras 15 rondas de votaciones, se cerraron los acuerdos. McCarthy consiguió los votos suficientes para asegurarse el puesto. Entonces, la 118ª Cámara de los EE.UU. tomó juramento a sus nuevos miembros a las 12.30. Fue la votación más larga y disputada desde 1859, justo antes de la Guerra Civil estadounidense.

Concesiones a la ultraderecha

Un grupo fascista y ultraderechista del Partido Republicano, denominado Freedom Caucus, había bloqueado las 14 primeras votaciones. ¿Qué concesiones se hicieron para conseguir sus votos? El bloqueo, como el de la semana pasada, puede producirse fácilmente en todas las decisiones del Congreso en esta sesión.

Los economistas capitalistas dicen que les preocupa el impacto desestabilizador sobre las finanzas capitalistas: ¿Habrá pagos puntuales de miles de millones de dólares por facturas del gobierno? ¿Cumplirá el gobierno con el pago de la deuda nacional? 

La cuestión más importante es qué pueden esperar los pobres y los trabajadores de este próximo Congreso.

El recién elegido presidente de la Cámara, McCarthy, agradeció al ex presidente Donald Trump por ayudarle a conseguir los votos, diciendo a los periodistas: “No creo que nadie deba dudar de su influencia. . . . Estuvo conmigo desde el principio”. (msn.com, 7 de enero)

Los recortes en gastos de defensa, fuera de los límites

Los medios de comunicación se han centrado en la posibilidad de que los recortes incluyan el gasto en defensa.

Los cientos de miles de millones de dólares destinados al Pentágono aumentan cada año, independientemente de si los republicanos o los demócratas están en la mayoría o detentan la presidencia. Incluso cuando se proponen recortes, los aumentos entran por la puerta de atrás en la financiación suplementaria para guerras separadas. Según un estudio de la Universidad Brown en 2017, desde 2001 las guerras de Irak, Afganistán y Siria ya habían costado 5,6 billones de dólares. Ahora la financiación suplementaria recauda miles de millones para la guerra en Ucrania.

McCarthy sabe, cómo lo sabía la anterior presidenta Nancy Pelosi, que ambos partidos aprobarán los fondos para el interminable gasto del Pentágono. Las gigantescas corporaciones militares y sus grupos de presión garantizan esta votación, con enormes beneficios en juego. Todo lo que McCarthy dice de que los republicanos quieren una “visión de conjunto” significa que su partido quiere su parte del tren del caldillo.

Históricamente, tanto republicanos como demócratas cooperan en los aumentos del presupuesto militar. El Partido Demócrata se apresuró a aprobar, con un apoyo casi unánime, 68.000 millones de dólares en tres proyectos de ley distintos para financiar la guerra de Ucrania en 2022. La votación de noviembre por 37.700 millones de dólares para el nuevo año elevó la cantidad total para continuar la guerra en Ucrania a 105.500 millones de dólares.

Promesas fallidas del Partido Demócrata

Aunque el Partido Demócrata tenía una clara mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes con Joe Biden en la Casa Blanca en 2021-22, no consiguieron aprobar leyes sobre casi todas las promesas electorales que hicieron. Esto condujo a su actual revés.

El salario mínimo federal de 15 dólares, la baja médica y familiar remunerada, el preescolar universal, la universidad comunitaria gratuita, la ampliación de la vivienda asequible, la ampliación de Medicare y la opción de seguro público en la atención sanitaria que habían prometido no fueron más que palabras vacías. También lo fue rescindir los 2 billones de dólares de Trump en recortes de impuestos para los ricos, aunque la entonces portavoz Pelosi, demócrata por California, llamó a los recortes de impuestos de Trump de 2017 una “estafa fiscal del GOP” de 2 billones de dólares.

La legislación para la vasta reconstrucción de la infraestructura se redujo a una pequeña parte de las promesas, junto con la protección de los derechos de voto y de los migrantes indocumentados. Las deportaciones de migrantes aumentaron, al igual que los asesinatos a manos de la policía. 

McCarthy está a favor de la guerra, a favor del gasto militar y en contra de casi todo el gasto en programas sociales. Para McCarthy, equilibrar el presupuesto significa negarse a aliviar la deuda estudiantil. El llamamiento del bloque derechista a recortes presupuestarios mucho más drásticos para “equilibrar el presupuesto” ya forma parte de su agenda.

Las dolorosas nuevas rondas de recortes de gastos se producirán en programas de prestaciones y subsidios: sanidad pública, educación, cupones de alimentos, programas de almuerzos escolares.

Los demócratas no lucharon por los desesperadamente necesarios programas sociales que prometieron cuando tenían la mayoría. Ahora culparán a los republicanos de los recortes sociales. Pero cooperarán, como siempre, en el gasto militar. 

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