Comentario de WW/ ‘Puerto Rico no está en venta’

El 23 de septiembre de 1868, estalló el Grito de Lares en la ciudad de Lares, Puerto Rico, el primer levantamiento armado de la isla por la independencia y contra el dominio colonial español. Campesinos, africanos esclavizados y obreros lideraron una revuelta por la independencia de Puerto Rico, para abolir la esclavitud y acabar con el abuso y la explotación de los trabajadores a través de la “libreta de jornalero”. Lucharon por mejoras sociales y económicas y por el control de las finanzas del archipiélago.

Estatua del Dr. Ramón Emeterio Betances, llamado padre de la nación puertorriqueña, quien dijo ‘No quiero colonia ni con España ni con Estados Unidos. Quiero a mi patria libre, soberana e independiente’.

Han pasado 154 años y Puerto Rico sigue bajo dominio colonial. Estados Unidos sustituyó a España y creó una relación neocolonial con el archipiélago. Estados Unidos ha otorgado algunas concesiones con el pretexto de la “libertad”, pero en realidad el gobierno puertorriqueño y su pueblo tienen poco control. Esto ha sido más notable desde la creación de la Ley PROMESA y su Junta de Control Fiscal, que está autorizada a gestionar las finanzas del país.

Con el pretexto de reestructurar la deuda de Puerto Rico, la Junta ha vendido servicios esenciales a empresas privadas, incluida la red de suministro eléctrico, que actualmente está bajo el control de LUMA Energy. La empresa de servicios públicos ha sido implacable en su trato con el pueblo puertorriqueño, subcontratando puestos de trabajo, imponiendo siete aumentos de precios de los servicios en un año y dejando a la gente sin energía durante horas, a veces incluso días, con sus constantes apagones.

Todavía bajo el dominio colonial

Han pasado 154 años y los trabajadores de Puerto Rico siguen siendo explotados. En los últimos años, los trabajadores han protestado por los recortes en sus salarios y pensiones. Tras el huracán María, la isla sufrió un éxodo de profesionales de la salud, debido al desmoronamiento del sistema sanitario que dejó a la gente en un estado precario durante una época muy angustiosa. Los médicos, que ya estaban mal pagados, no fueron compensados en su totalidad, lo que obligó a su salida de Puerto Rico porque sus salarios estaban comprometidos.

En 2022, los trabajadores públicos, concretamente los maestros, protestaron por el primer aumento salarial en más de 14 años, que fue de apenas 400 dólares. Esta cantidad se sumó a un salario ya de por sí pésimo, y hubo amenazas de recortar aún más las pensiones. Además, los trabajadores se enfrentaron a la subida de los precios de los bienes y servicios esenciales, como con LUMA, y al aumento del coste de la vivienda.

Han pasado cinco años desde que el huracán María asoló Puerto Rico, y ahora el pueblo es testigo de los efectos que el huracán Fiona ha tenido en el ya desmoronado sistema de la isla. Si los puertorriqueños alguna vez tuvieron la impresión de que estar bajo el dominio yanqui beneficia a nuestro pueblo, los últimos 154 años son reveladores. En los últimos años, las condiciones de deterioro han quedado al descubierto, y la ira del pueblo se ha ido gestando y ya no se puede reprimir.

El 25 de septiembre, en el desfile puertorriqueño de Filadelfia, vi a mi gente ondeando nuestra bandera en alto con orgullo, escuchando nuestra música, bailando y disfrutando. En medio, un pequeño pero poderoso grupo, mis camaradas, los Boricuas de Filadelfia, repartían propaganda denunciando la venta de la isla a los explotadores gestores de fondos de cobertura y a los “crypto bros”. 

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