¿Está la clase obrera usamericana al borde de un nuevo empuje sindical?

Traducido del inglés al español por Sinfo Fernández y publicado por lapluma.net y tlaxcala-int.org.

Manifestación en Times Square, Ciudad de Nueva York, el 22 de diciembre.

Los trabajadores de tres centros de distribución de Amazon han iniciado una campaña para formar un sindicato en esta gigantesca corporación que emplea, solo en USA, a más de un millón de trabajadores. Los trabajadores de dos cafeterías Starbucks en Buffalo, Nueva York, han conseguido representación sindical en una votación.

Amazon y los partidarios de los sindicatos celebraron protestas en USA, Europa Occidental y Bangladesh el 26 de noviembre -el llamado Viernes Negro- en los almacenes de Amazon para exigir los derechos de los trabajadores y los derechos sindicales. Las acciones se centraron en los trabajadores de la logística en USA y Europa, y en los trabajadores de producción textil en Bangladesh.

Hay previstas otras acciones para el 12 de enero, fecha del cumpleaños del centimillonario jefe de Amazon, Jeff Bezos, y para la festividad de Martin Luther King, Jr. (https://supportamazonworkers.org/jan12/)

Puede parecer un pequeño comienzo. Sin embargo, ha despertado ya las esperanzas de millones de trabajadores en USA y de miles de activistas sindicales de que algo grande está en marcha. Ha suscitado las esperanzas de los organizadores de trabajadores de que se invierta el descenso de la afiliación sindical de los últimos 68 años.

Algunas voces, entre comunistas y sindicalistas, y entre observadores de los medios de comunicación corporativos, han hablado de la historia del auge del sindicato industrial CIO en la década de 1930 y se preguntan si podría estar llegando una nueva oleada.

The New York Times y The Boston Globe, por ejemplo, han informado de la campaña de organización de Starbucks y Amazon con grandes titulares y han mencionado los años treinta. El Times informa normalmente de las noticias laborales en la sección de negocios. La mayoría de los artículos son sobre huelgas que se perdieron o sobre divisiones entre los trabajadores de base y los líderes sindicales.

En el otoño de 2021 los trabajadores sindicalizados de USA hicieron más huelgas que en décadas. En las grandes huelgas de los fabricantes de cereales Kellogg’s y de los tractores y excavadoras John Deere, los trabajadores en huelga obligaron a los dirigentes de sus sindicatos a continuar con las huelgas después de que estos últimos hubieran llegado a acuerdos con la patronal.

Este rápido aumento del número de trabajadores en huelga se produce tras décadas de descenso de la afiliación sindical. Hubo huelgas heroicas, pero los sindicatos las perdieron casi todas.

Descenso de la afiliación sindical

Tras una expansión de la sindicalización desde finales de los años treinta hasta mediados de los cincuenta, casi el 35% de los trabajadores usamericanos pertenecían a algún sindicato. Los sindicatos eran especialmente fuertes en la industria pesada: acero, carbón, fabricación de automóviles, donde arrancaban mejores contratos a sus jefes de las clases dominantes del mundo.

La patronal y el gobierno atacaron primero a los trabajadores con la Ley Taft-Hartley de 1947, que bloqueaba la organización sindical. El ataque de la Guerra Fría contra los comunistas obligó a los mejores organizadores políticos a abandonar los sindicatos.

Después, la desindustrialización de la economía usaméricana sustituyó a los trabajadores por máquinas y trasladó la industria a regiones con salarios más bajos utilizando nuevos métodos de producción. La mano de obra sindicalizada se jubiló o fue despedida definitivamente. Los nuevos puestos de trabajo se encontraban a menudo en las industrias de servicios, la logística, la sanidad y la educación.

El gobierno federal emprendió un ataque total contra los controladores aéreos cuando se declararon en huelga en 1981. Esto rompió la huelga de PATCO (Organización Profesional de Controladores de Tráfico Aéreo), iniciando un fuerte descenso de la fuerza sindical. Aunque en los años siguientes se produjeron huelgas heroicas de trabajadores de base, pocas se tradujeron en victorias.

La desindustrialización se aceleró tras el colapso de la Unión Soviética y la apertura de la mano de obra china al empleo capitalista internacional. En efecto, desde la década de 1980 hasta el año 2000 la fuerza de trabajo mundial explotable se duplicó, pasando de unos 1.500 millones a 3.000 millones de trabajadores.

Había un vasto ejército de mano de obra excedente. Los salarios medios disminuyeron al igual que la afiliación sindical. La desigualdad aumentó rápidamente.

En 2020 los trabajadores sindicados solo representaban el 10,8% de la mano de obra en USA. Aunque este país representa un ejemplo extremo, la afiliación sindical se redujo a la mitad o más en Japón, Europa y la mayoría de los países imperialistas.

Huelgas en octubre (striketober)

El aumento de las huelgas y de la organización tiene lugar cuando la cuarta ola de COVID-19 está golpeando especialmente el Medio Oeste y el Noreste de USA. La crisis de la COVID ha enseñado a los trabajadores de la sanidad, la educación, el comercio minorista y la logística que su trabajo es “esencial”, si es que no lo sabían ya antes.

En agosto, septiembre y octubre, un récord de más de cuatro millones de trabajadores abandonó sus puestos de trabajo cada mes, en busca de salarios más altos y mejores condiciones.

Aunque la COVID ralentizaba la economía en general, algunas empresas crecían. Amazon, con el monopolio de las ventas por Internet, añadió 500.000 trabajadores a su plantilla de USA en 2021, además de otros 250.000 conductores y repartidores empleados por subcontratistas. Amazon emplea ahora a 1,3 millones de trabajadores.

Amazon trata a sus trabajadores de almacén como si fueran marines en un entrenamiento básico. Estos abusos y el exceso de trabajo provocan una tasa de rotación enormemente alta: 3% cada semana o cerca del 150% cada año. Aunque esta rotación requiere una contratación constante, la dirección la acepta porque sus brutales métodos mantienen altos la explotación y los beneficios.

Los trabajadores de Amazon son jóvenes, muchos son afroamericanos o latinos. Todos están enfadados y son más conscientes que nunca de su opresión de clase. Son conscientes de que estas empresas no pagan un salario digno.

Son conscientes de que los jefes de Amazon -y de Starbucks y Walmart y otros- romperán todas las reglas para evitar que sus empresas se sindicalicen.

Son conscientes, más que nunca, de que quienes dominan USA ni pueden controlar el virus, ni van a detener la crisis climática mundial. Son conscientes de que una ola de tornados sin precedentes mató a los trabajadores de un almacén de Amazon, que fueron obligados a permanecer en el trabajo en Illinois en diciembre o enfrentarse a represalias.

Son conscientes de que su gran patrón, Bezos, ha utilizado parte del dinero que se llevó de su trabajo para financiar un viaje de placer a la estratosfera.

La esperanza de los organizadores es que las pequeñas victorias en Starbucks conduzcan a otras mayores en Amazon y se extiendan por la clase trabajadora usamericana más rápido que la pandemia. Es un gran paso que aún no se ha dado, pero no se puede ser un organizador de trabajadores, y mucho menos un revolucionario, sin ser optimista.

Todo ello puede tener un impacto importante en la lucha de los trabajadores por todo el mundo. Es posible que Jeff Bezos desee seguir en la estratosfera.

 

Gran parte de la historia laboral y los datos económicos proceden de ‘Low Wage Capitalism – Colossus With Feet of Clay’, de Fred Goldstein (World View Forum, 2008).

 

Credit: WW/MO Foto: Tony Murphy

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