Este sistema está enfermo

La crisis de COVID-19 está arrojando una luz evidente sobre las contradicciones y los fracasos del capitalismo. Millones de vidas están en riesgo, y no tiene por qué ser así.

Aquí en los Estados Unidos –un país que durante más de un siglo ha estado a la vanguardia de las naciones económicamente más desarrolladas del mundo– la pandemia está matando a cientos de personas cada día. Casi un cuarto de millón de personas en los Estados Unidos han muerto por el virus desde diciembre pasado — menos de un año. Eso es casi una quinta parte de todas las muertes en el mundo por esta enfermedad.

¿Por qué decimos que el capitalismo es responsable? Sólo compara a los EE.UU. con la República Popular China, que NO es capitalista.

China tiene una población mucho más grande – 1.4 mil millones de personas, o cuatro veces la población de los EE.UU. de 331 millones – que viven en casi la misma cantidad de tierra. Y antes de que la revolución socialista de China triunfara en 1949, su desarrollo se había visto frenado por las intervenciones imperialistas – de Japón, los EE.UU. y Europa.

China también fue el primer país en ser golpeado por el coronavirus. El primer caso fue reportado en Wuhan, en diciembre de 2019.

El gobierno chino tuvo que movilizarse rápidamente para averiguar qué estaba pasando con esta nueva enfermedad. ¿De dónde vino? ¿Cómo se trata? ¿Deberían ponerse en cuarentena barrios enteros? Si es así, ¿cómo obtendrá la gente comida y otras necesidades?

Todo esto tenía que ser resuelto y actuado rápidamente.

Y eso es exactamente lo que pasó. Los equipos médicos fueron llevados rápidamente a Wuhan. En pocos días se construyeron nuevos hospitales.

Y a los enfermos no se les preguntó: “¿Tienen seguro médico? ¿Quién pagará por esto?”

La enfermedad fue contenida rápidamente. A partir de este 19 de octubre, China, con cuatro veces la población de los EE.UU., ha tenido sólo 4.634 muertes por el virus, en comparación con 224.824 muertes en este país, y sigue aumentando. (worldometers.info/coronavirus)

Esto se reduce a la estadística de que una persona que vive en los Estados Unidos tiene 200 veces más probabilidades de morir de un coronavirus que una persona en China.

¡Qué acusación de este sistema capitalista! 

¿Qué hace esta gran diferencia?

China tiene una economía de planificación centralizada y de propiedad social, lo que significa que en una emergencia de este tipo, todos los recursos de la sociedad se pueden centrar en hacer frente al problema. La salud de la gente, no las ganancias de unos pocos, se convierte en la primera prioridad.

Si eso significa que el comercio en un área afectada debe ser cerrado, asi sucede. Si la gente necesita estar en cuarentena, se hacen planes para asegurarse de que los alimentos y otras necesidades se les entreguen de forma segura. Si no pueden llegar a sus trabajos, no serán echados de sus casas o dejados para que mueran de hambre.

Todo eso fue solucionado cuando el virus se desató por primera vez en Wuhan.

Esto es inconcebible en un país capitalista, incluso uno tan rico como los Estados Unidos. 

En este momento, millones de personas han sido despedidas. Las pequeñas empresas están fallando mientras la gente se aprietan el cinturon a causa del virus. Los beneficios adicionales de desempleo se terminaron en julio. El llamado pago de “estímulo” individual de 1.200 dólares en abril se gastó hace meses, y ni Trump ni Biden están hablando de otro. (Cabe señalar que ahora hay más millonarios que apoyan a Biden que a Trump).

Esto es el capitalismo. Si eres un trabajador, estás por tu cuenta. Cada día se hace más claro que la acumulación de tantos problemas, tanto sufrimiento, viene de este sistema de lucro.

No tiene por qué ser así. La opresión engendra resistencia. La resistencia une a la gente para luchar por una causa común. Y la lucha debe ir más allá de tratar de aliviar los síntomas. Debe llegar a la fuente de la enfermedad misma: el capitalismo. 

 

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