Elecciones en Guatemala: Movimiento campesino se consolida

Junio 19 – El dia 16 de junio se celebraron elecciones generales en Guatemala con algunos resultados sorprendentes. Además de ser la primera vuelta de elecciones presidenciales, se eligieron también diputados congresionales y alcaldes.

Irán a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales los dos candidatos que más votos recibieron, en este caso Sandra Torres (Unidad Nacional de Esperanza) con 25.74 por ciento del voto y Alejandro Giammattei (Vamos) con 13.89 por ciento. En tercer lugar quedó Edmond Mulet del partido Humanista con 11.14 por ciento, candidato vinculado tanto a la política tradicional como a la ONU (cosas que no siempre coinciden).

Thelma Cabrera (Movimiento para la Liberación de los Pueblos) quedó cuarta con 10.42 por ciento del voto, superando las expectativas. El resultado obtenido es un golpe fuerte al poder de la oligarquía que hasta ahora aseguraba que una mujer Maya Mam proveniente de la lucha campesina no podía ser una fuerza política.

De los otros 15 candidatos, cinco lograron entre 4 por ciento y 6 por ciento de los votos, y los diez candidatos con menos votos sumaron un total de 14 por ciento.

En un sistema político dominado por la oligarquía hay pocas posibilidades de generar cambio sistémico por la vía electoral. En un país como Guatemala, con altos niveles de corrupción, las posibilidades son aún menos.

Sin embargo, analizar los resultados puede dar una vista importante del nivel de conciencia política de los pueblos. La conclusión más importante es que, aunque no llegaron a la segunda vuelta, el movimiento campesino e indígena (representado por Thelma Cabrera y el MLP) se ha consolidado como una fuerza política que ya no se puede descontar.

Resultados congresionales

En las elecciones congresionales la UNE “ganó” con 44 diputados, que lo sitúa como el partido más grande de la legislatura pero muy lejos de tener una mayoría (para eso se necesita como mínimo 81 diputados). El segundo partido, consistente con los resultados presidenciales, fue Vamos que ganó 17 diputados.

Ningún otro partido logró más de diez diputados, y por lo tanto para gobernar probablemente será necesario formar coalición con partidos de centro derecha y derecha. Por lo tanto las políticas socialdemócratas de Torres y la UNE podrían verse debilitados.

Entre los varios partidos progresistas y anticorrupción se lograron un total de 15 diputados, seis de las cuales representan el Movimiento Semilla, un partido con plataforma anticorrupción cuya base social son los elementos relativamente progresistas de la clase profesional urbana.

En total los resultados significan que los políticos tradicionales siguen con el control del estado y seguirá intacto el “Pacto de Corruptos,” pero ahora encabezada por el bloque socialdemócrata.

Tanto la UNE como Vamos han expresado que no van a renovar el mandato de la CICIG, que hasta ahora había encabezado la lucha anticorrupción con el apoyo de las organizaciones internacionales. Entonces, por ahora la lucha progresista contra la corrupción tendrá que librarse en las calles y en oposición a los poderes estatales.

Falta de participación y acusaciones de fraude

El lunes 17, alrededor de medio dia, Thelma Cabrera desconoció públicamente los resultados de las elecciones, alegando un fraude que provenía del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Llamó a la movilización popular y a las autoridades electorales a hacer un conteo transparente de los votos, y que se entregarán pruebas del conteo a nivel nacional.

El comunicado del MLP afirma que “A nivel nacional, hay evidencia de compra de votos de partidos tradicionales, los cuales fueron oportunamente denunciados ante el TSE, sin que hasta el momento se haya tenido una respuesta.”

En varios municipios hubieron disturbios violentos relacionados con el transporte de las boletas, el acarreo de votantes por parte de los partidos tradicionales, y el conteo de votos. Por ejemplo, en Panzós, Alta Verapaz, fue asesinado Alejandro Coc Poou de varios impactos de bala cuando él y otras personas fueron atacados el lunes por partidarios de la UNE mientras esperaban los resultados del conteo de votos. (tinyurl.com/y23np6p5/) La mayoría de estos incidentes estaban relacionados con candidatos municipales.

Si el TSE no cumple con la demanda del MLP será difícil saber si en realidad hubo fraude or no. Pero lo que sí se puede comprobar es un bajo nivel de participación. La participación en estas elecciones fue de 60 por ciento, bastante menos que la participación de 70 por ciento  en 2015.

Según un análisis elaborado con el 94 por ciento de las mesas electorales escrutadas, el 9 por ciento de los votos fueron en blanco, y otros 4 por ciento fueron votos nulos. Si el voto blanco fuera candidato, hubiera quedado quinto.

Los conflictos entre ciudadanos y policía, las irregularidades denunciadas, y el abstencionismo evidencian la falta de confianza que tiene el pueblo en los procesos electorales.

A la hora de escribir, se reportan manifestaciones y bloqueos de carreteras en varios departamentos y municipios, incluyendo la ciudad capital, en rechazo a los resultados de las elecciones. El TSE mantiene que no hubo fraude, y se niega a entregar las actas electorales.

Qué significan los resultados para la lucha popular?

Lo primero que hay que notar es que el apoyo a la extrema derecha, que ha gobernado los últimos años, parece haberse colapsado. FCN-Nación, partido del actual presidente que está formado por ex militares y empresarios, no pudo alcanzar siquiera el 5 por ciento del voto, y fue reducido a tres diputados. PAN-Podemos, el otro partido de extrema derecha, creía que iría a la segunda vuelta pero quedó en quinto lugar y con solamente dos diputados.

Por otro lado el centro-derecha, principalmente representados por Vamos y UCN que ahora son segunda y tercera fuerza congresional, ganó bastante. Esto a pesar de que Mario Estrada, líder del UCN fue descalificado después de que fue detenido en Miami por cargos de narcotráfico.

Sin tomar en cuenta la posibilidad de fraude por parte de los partidos oligarcas, el hecho de que en tres departamentos gano una mujer Maya Mam, que además venía de la lucha campesina, y que en otros siete quedó segunda, es quizás el resultado más importante.

Detrás de esta victoria simbólica está el movimiento campesino e indígena que se niega a entrar en acuerdos corruptos entre políticos tradicionales y que responde al fraude con movilizaciones populares.

El MLP no era el único partido de carácter progresista, solo el que más votos presidenciales recibió. Sumando los resultados de los cinco partidos que se podrían caracterizar como progresivos, que serían MLP, Winaq, URNG Maiz, Libre, y Convergencia, da 19.56 por ciento del voto presidencial a los partidos progresistas, que lo hubiera puesto en segundo lugar y habría avanzado a la segunda vuelta.

Hay dos conclusiones importantes de estos datos. La primera es que el movimiento social y progresista está en crecimiento, y se presenta la oportunidad de abrir una etapa de lucha. La segunda es que para ganar, estos partidos y los movimientos sociales que representan tienen que unirse y poder presentar una sola frente ante el conservadurismo y el neoliberalismo.

La oligarquía tiembla ante el ascenso de Thelma Cabrera y el movimiento que ella encabeza, pero la lucha para terminar con la corrupción y la política tradicional sólo ha empezado. La transformación de la sociedad guatemalteca no vendrá del Congreso o la presidencia, sino de la organización popular, que con estos resultados se ha consolidado como una amenaza real al poder tradicional.

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