El futuro es ya

EDITORIAL WW-MUNDO OBRERO 16 de julio

No hace mucho tiempo, los expertos políticos y gurús económicos cuyos análisis tienen mucho espacio en los medios corporativos, predecían que la revolución de alta tecnología que entonces comenzaba a acelerarse elevaría a las/os trabajadores industriales en este país a la “clase media”, capaz de ganar más dinero al dejar atrás los trabajos sucios y peligrosos reemplazados por la automatización.

Esta visión optimista del futuro para la clase trabajadora fue desacreditada por Sam Marcy, el entonces presidente del Partido Workers World-Mundo Obrero, en su libro, “High Tech, Low Pay: Un análisis marxista del carácter cambiante de la clase trabajadora”, en 1986. El análisis de Marcy luego fue actualizado por Fred Goldstein en dos libros más, “Capitalismo de bajos salarios” (2009) y “Capitalismo en un callejón sin salida” (2012). (Para obtener más información sobre estos libros, visite workers.org y lowwagecapitalism.com).

Los hechos y las cifras económicas que ahora tienen a los economistas burgueses rascándose la cabeza confirman por completo lo que estos revolucionarios marxistas explicaron desde hace más de tres décadas. La revolución de la alta tecnología eleva la promesa de un mundo futuro de abundancia y facilidad, pero esa vida puede ser alcanzada por las masas solo si el capitalismo es abolido.

Hay que ver lo que realmente sucedió. Sí, muchos de los trabajos que solían existir en la manufactura, minería, ventas minoristas, comunicaciones, trabajos de oficina, transporte, agricultura y otros, son ahora obsoletos. Los dueños de los medios de producción se han desprendido de la mano de obra humana a un ritmo prodigioso en la búsqueda de ganancias cada vez mayores. Los millonarios se han convertido en multimillonarios en el proceso. Pero, ¿y las/os trabajadores?

Como sugiere el título del libro de Marcy, la alta tecnología ha descalificado o eliminado por completo millones de empleos. El resultado es salarios más bajos y una existencia precaria para más y más trabajadoras/es.

Junto con la idea de que todas/os se estaban convirtiendo en clase media, surgió la idea de que las/os trabajadores y los patronos se necesitan mutuamente y deberían colaborar para un futuro mejor. Los patronos ciertamente necesitan trabajadoras/es – hasta que estén listos para reemplazarlos con una nueva máquina o un mejor programa de computadora. No habría ganancias sin las/os trabajadores, porque las ganancias provienen del valor que las/os trabajadores producen por encima de lo que reciben en compensación por su trabajo (Otro concepto marxista que los patronos niegan).

Pero, ¿las/os trabajadores necesitan jefes?

Cada vez más las/os trabajadores jóvenes dicen que no. Están comenzando a vislumbrar un mundo socialista donde los patronos, no las/os trabajadores, quedarán obsoletos.

Mientras tanto, las condiciones para las/os trabajadores se vuelven cada vez más desesperadas ya que los trabajos a tiempo parcial, de bajos salarios y sin beneficios reemplazan a los empleos permanentes de tiempo completo con sueldos defendidos por los sindicatos.

Los patronos son nuestros enemigos, no nuestros socios. Trump es el epítome del multimillonario “benévolo” que promete la luna mientras nos despoja de todo.

Solo hay una respuesta a esto, y no es la colaboración de clases. Es la lucha de clases. No es una idea nueva, sino una que ha resistido la prueba del tiempo y es lo que se necesita ahora. Deje que las conmovedoras huelgas de las/os maestros de esta primavera den el ejemplo de lo que es necesario y posible.

Simple Share Buttons

Share this
Simple Share Buttons