INDONESIA 1965: Lecciones de una derrota catastrófica

¿Quién quiere estudiar derrotas? Es mucho más satisfactorio estudiar victorias. Leer acerca de héroes conquistadores en lugar de vencidos.

Sin embargo, cualquier soldado puede decir que los guerreros rechazan el estudio de derrotas a su propio riesgo. Las lecciones de las derrotas son esenciales para éxitos futuros.

Si no por otra razón, los movimientos sociales progresistas surgiendo en este período de profundización de la decadencia capitalista, necesitan aprender sobre la derrota catastrófica que ocurrió en Indonesia a partir del 1 de octubre 1965 – hace medio siglo.

En pocos meses, los ríos a lo largo de esa poblada nación del sudeste asiático quedaron congestionados con cadáveres. El ejército había ido de isla en isla y de pueblo en pueblo pidiendo a sus secuaces locales que reuniera a aquellas/os que tuvieron alguna asociación con el Partido Comunista Indonesio – PKI – o con sus filiales de masa: asociaciones de obreros, campesinos, mujeres y jóvenes que habían estado exigiendo justicia y una mayor igualdad.

Una vez identificadas/os, o fueron asesinadas/os en el lugar o enviadas/os a campos de concentración. Los estimados de la prensa occidental sobre el número de muertes en este baño de sangre, se informaron sin emoción, oscilando entre 300.000 y un millón.

Usted no oirá nada de esto en las historias que presentan al gobierno y a los militares de EUA como defensores de la libertad y la democracia mundial. Pero EUA estaba profundamente involucrado, incluso mientras al mismo tiempo expandía su guerra neocolonial a Vietnam, Camboya y Laos.

En los últimos años, indonesios valientes y algunos investigadores occidentales han desenterrado trozos de esta horrorosa historia. Dos documentales del cineasta Joshua Oppenheimer – “The Act of Killing” (El acto de matar) en 2012 y en este año “The Look of Silence” (La faz del silencio) – se basan en entrevistas con indonesios que llevaron a cabo algunos de los asesinatos y aún alardean de ello, y con miembros de la familia de sus víctimas.

Oppenheimer dice que trabajar en las películas fue como ir a la Alemania nazi 40 años después del Holocausto – y encontrar la misma gente todavía en el poder.

La periodista Kathy Kadane entrevistó en 1990 a ex funcionarios del Departamento de Estado y la CIA que no sólo admitieron que EUA había dado listas con los nombres de miles de miembros del PKI a los militares indonesios en el momento de los asesinatos, sino que trataron de justificarlo. (Chicago Tribune, 23 de mayo, 1990)

La oposición a masacres en EUA

Lo que no se ha mencionado sin embargo, es que existía una oposición activa en EUA en el momento de los asesinatos. Jóvenes contra la Guerra y el Fascismo (Youth Against War & Fascism, YAWF), el brazo juvenil del Partido Workers World-Mundo Obrero, realizaron manifestaciones en contra del papel de Estados Unidos en estas masacres y expusieron lo que estaba sucediendo en Indonesia a través de artículos en este periódico.

YAWF también organizó una investigación pública en la Universidad de Columbia, el 2 de junio de 1966, a la que asistieron 1.000 personas. El grupo colocó un anuncio acerca de la investigación en una edición internacional del New York Times para que el mundo pudiera ver que había oposición en EUA a los terribles crímenes perpetrados por Washington, en connivencia con una camarilla de generales indonesios de la extrema derecha.

El famoso matemático y filósofo Bertrand Russell envió un mensaje a la investigación en nombre de su Fundación Paz. Dos de sus representantes habían estado asistiendo a una conferencia en Yakarta en el momento del golpe.

Russell escribió que “pocos tenían duda sobre lo que estaba sucediendo a su alrededor. La Séptima Flota de los Estados Unidos se encontraba en aguas javanesas. La base más grande de la zona, febrilmente construida por EUA solo unos meses antes en el punto más meridional de la isla más al sur de las Filipinas, fue ordenada en estado de alerta. El general Nasution tenía una misión en Washington. Estados Unidos estaba involucrado directamente en el día a día de los acontecimientos”.

Los oradores en la investigación incluían a William Worthy, corresponsal del Baltimore Afro-American, quien había visitado Indonesia tres veces; el profesor Andrew March, del Instituto de Asia Oriental de Columbia; el periodista Eric Norden; y Mark Lane, un ex miembro de la Asamblea del Estado de Nueva York quien más tarde llevó a cabo una investigación independiente sobre el asesinato de John F. Kennedy. La indagatoria fue presidida por esta escritora.

Los medios corporativos boicotearon el evento, pero una transcripción de toda la reunión fue publicada por YAWF ese año en forma de libro bajo el título “The Silent Slaughter: The Role of the United States in the Indonesian Massacre” (La masacre silenciosa: El papel de EUA en la masacre de Indonesia). Aún se encuentran copias en librerías en línea.

YAWF continuó denunciando y protestando contra el terrible exterminio físico de la izquierda en Indonesia, que antes del golpe llegaba al menos a 20 millones de personas – 3 millones de miembros del PKI y de 15 a 20 millones de activistas en varios grupos aliados.

En febrero de 1970 YAWF publicó “Indonesia: The Second Greatest Crime of the Century” (Indonesia: El segundo crimen más grande del siglo), que detalló la lucha del país para superar su legado de pobreza extrema después de derrotar el dominio colonial holandés. Bajo Sukarno, su primer presidente, Indonesia se había convertido en imán para los nuevos países independientes que trataban de sobrevivir en un mundo dominado por el imperialismo.

El libro también mostró que los políticos estadounidenses estaban al tanto de los monumentales crímenes realizados por sus aliados en Indonesia a partir de 1965, y consideraban las decenas de millones gastados en ayuda militar a los generales como “dividendos pagados”. (Testimonio del senador por Alabama John Sparkman, en las audiencias sobre el Programa de Asistencia al Exterior de 1967)

Un actor importante en las relaciones de la administración de Lyndon Johnson con los generales indonesios fue el vicepresidente Hubert Humphrey, cuya reputación “liberal” proporcionó una buena cobertura para sus contactos secretos con el ministro de Relaciones Exteriores de Indonesia, Adam Malik. Malik dijo a la periodista Marianne Means, de la revista World Journal Tribune, que Humphrey había jugado un secreto, pero importante papel en el fomento de las “fuerzas democráticas” en Indonesia, queriendo decir los generales asesinos. (WJT 28 de septiembre de 1966)

Griswold es autora del libro “Indonesia: Segundo Crimen más grande del siglo” Es de libre acceso en línea en workers.org.

Fue reimpreso en octubre de 1975. Una tercera edición se publicó cuatro años después.

 

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