Asesinatos selectivos tienen objetivo derrocar Revolución

En la mañana del jueves 2 de octubre, el pueblo bolivariano de Venezuela se despertó con la terrible noticia del asesinato la noche anterior de una joven pareja revolucionaria. Robert Serra, de 27 años, el diputado más joven a la Asamblea Nacional por el PSUV y su compañera María Herrera, fueron apuñalados en su hogar en la Parroquia de La Pastora, un vecindario de clase trabajadora.

El joven diputado era muy querido por su trabajo con las comunidades más pobres y las/os jóvenes. Era abogado y había fundado el Movimiento Avanzada Revolucionaria para unir a las/os jóvenes más militantes en la construcción de la patria socialista que Hugo Chávez había trazado como meta. Muchas eran las personas que lo identificaban como el futuro líder de Venezuela.

Serra era conocido por su abierta denuncia de la oposición derechista fascista ligada a los paramilitares colombianos y al ex presidente Álvaro Uribe, lo que hizo inmediatamente pensar al pueblo que este había sido un crimen político. Esto fue corroborado más tarde por el ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, Miguel Rodríguez Torres, quien en conferencia de prensa manifestó que según “los elementos clave para la investigación de su muerte y su compañera” arrojados inicialmente “no se trata de un hecho azaroso cometido por la delincuencia común. Estamos en presencia de un homicidio intencional, planificado y ejecutado con gran precisión” (AVN, 2 de octubre)

Ernesto Samper, expresidente colombiano (1994-98) y actual secretario general de la UNASUR dijo de la muerte de Serra: “es una preocupante señal de infiltración del paramilitarismo colombiano”. (AVN)

Contrarrevolución internacional y criminal

Desde su inicio, la Revolución Bolivariana ha sido objeto de innumerables ataques que han ido desde el golpe de estado del 2002 y el sabotaje petrolero subsiguiente, hasta intentos de magnicidio contra Chávez y ahora contra Nicolás Maduro. Ni mencionar las guarimbas, las sucias campañas mediáticas, el acaparamiento de productos necesarios para el pueblo por parte de la derecha comercial, etc. Pero también amenazas y asesinatos de líderes y personalidades claves de la Revolución. Entre otros destaca señalar el vil homicidio en 2004 del fiscal Danilo Anderson quien investigaba sobre el golpe de estado y el sabotaje petrolero. Y más recientemente, la muerte en abril pasado del líder bolivariano Eliézer Otaiza, presidente del Concejo Municipal de Libertador. Dos años atrás, la misma escolta de Serra, el detective Alexis Barreto, también fue asesinado.

Serra había culpado a Uribe, gran colaborador de EUA y los paramilitares durante el reciente caso de los dos jóvenes derechistas venezolanos detenidos en Bogotá y deportados a Venezuela por planificar actos violentos contra la Revolución. Había solicitado una investigación a fondo de éstos por traición a la patria. Manifestando: “para estos sinvergüenzas, asesinos, fascistas, no tiene valor la vida nuestra como revolucionarios, ni la vida de sus propios sectores, porque atentan contra ellos mismos, quiere decir que están dispuestos a volar las discotecas donde van sus propios muchachos para que el estallido social sea mucho mayor”. (Rebelion.org 6 de oct.)

Todo señala que la muerte de Serra y Herrera era parte de los planes del joven contrarrevolucionario deportado Lorent Saleh. En los documentos capturados se “enumeraban objetivos, y listas de personas vinculadas estrechamente al chavismo social y político, al que se nutre de la militancia barrial y que son los principales motores de la defensa del proceso revolucionario”. (Rebelion.org, 3 de oct.)

Pero no sólo está implicado el uribismo/paramilitarismo colombiano, las conexiones internacionales se extienden hasta España. En un artículo en AVN.info.ve, Carlos Fazio, escritor y profesor uruguayo del equipo editorial de La Jornada escribió el 2 de octubre, “La novedad, ahora, es la tercerización del caos, con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España en la tarea de subrogar las acciones de desestabilización encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadunidense, y la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), del Partido Popular del ex presidente del gobierno español José María Aznar como articuladora de una red internacional de think tanks y ONGs neoconservadoras que impulsan un cambio de régimen en Venezuela”.

Menciona Fazio que se dieron una serie de conferencias en España durante junio y julio 2014 denominadas Campus FAES 2014 en la cual participaron Mariano Rajoy, jefe del gobierno español; los miembros del partido derechista venezolano Primero Justicia el diputado golpista Julio Borges y el alcalde de Chacao Ramón Muchacho, gestor de las recientes guarimbas; y María Corina Machado, fundadora de Súmate, agencia financiada por la AID de Estados Unidos.

Fazio continúa: “El CNI habría garantizado el adiestramiento y el financiamiento necesario para la ejecución de los nuevos planes subversivos en Venezuela, que estarían siendo coordinados en secreto en estrecha colaboración con el gobierno de Barack Obama y la CIA”…. “En síntesis, durante las conversaciones secretas del Campus FAES 2014, quedó lista la logística para una nueva fase de desestabilización subversiva, guerra sucia y terrorismo mediático de Estados Unidos y sus aliados europeos contra la Revolución Bolivariana de Venezuela”.

El pueblo, sin embargo, sigue en alerta [junto?] justo a las fuerzas del gobierno bolivariano. Durante el sepelio de Serra y Herrera el pasado viernes, una de las consignas gritadas era: “Justicia, la Revolución no se detiene”.

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