Gobierno federal ‘emplea’ inmigrantes detenidos como esclavos

29 de mayo de 2014

 

El diario estadounidense The New York Times en un artículo publicado esta semana, nos ha suministrado otro ejemplo de la necesidad de que el movimiento en contra de la encarcelación masiva se una a la lucha por los derechos de las/os inmigrantes.

 

El 24 de mayo, el Times declaró que el gobierno federal es ahora el más grande empleador de mano de obra migrante. Y lo que es peor, solo les paga $1 al día.

 

Cada día en los centros de detención por todo el país, por lo menos 5.000 migrantes están trabajando o por un dólar al día o por nada en absoluto, informó el Times. Algunos reciben sus pagos en refrescos o dulces.

 

La cifra de 5.000 significa que en el 2013, al menos 60.000 inmigrantes trabajaron para el gobierno federal – más que “cualquier otro empleador en el país”, escribió el Times.

 

Pero los estudios independientes indican que esta cifra es demasiado baja.

 

La profesora Jacqueline Stevens de la Universidad Northwestern cree que la cifra se acerca más a los 135.000 inmigrantes al año, basada en sus estudios.

 

El sueldo de un dólar al día equivale a unos indignantes 13 centavos por hora. El gobierno y las empresas privadas que son dueños de los centros de detención se están ahorrando 40 millones de dólares o más al año con esta mano de obra esclava.

 

El artículo del Times señala que la tasa de pago de $1 se estableció en 1950 en virtud de una ley que creó el Programa Federal de Trabajo Voluntario. El equivalente hoy sería de alrededor de $9,80.  La ley no ha sido revisada desde 1979, cuando el Congreso decidió no aumentar el pago en ese momento. La ley fue cuestionada en virtud de la Ley de Normas Razonables de Trabajo, pero fue ratificada.

 

La profesora Stevens también cree que la práctica viola la 13ª Enmienda, ya que por ley cualquier compañía que hace negocios con el gobierno federal debe pagar el mismo salario local. La 13ª Enmienda abolió la esclavitud y la servidumbre involuntaria.

 

El Departamento de Seguridad Nacional, así como los medios de comunicación de derecha trataron de darle un giro positivo a este informe sobre trabajo robado. Representantes federales dijeron que el programa es “voluntario, legal y ahorrará costos a los contribuyentes”.

 

Pero las/os mismos inmigrantes, así como sus defensoras/es revelan otra historia.

 

La verdad es que cada día las leyes federales se están rompiendo con el fin de convertir a una población cautiva en una fuerza de trabajo cerrada. Y este trabajo forzado está lejos de ser voluntario, aunque algunos de los detenidos sean voluntarios.

 

Los migrantes informan sobre cómo son obligados a trabajar aunque estén enfermos. Un detenido se desgarró los ligamentos de las rodillas debido a un piso resbaladizo de la cocina, pero aún así tuvo que ir a trabajar. Otro fue amenazado con encarcelamiento solitario por los guardias si no iba a trabajar a pesar de su fiebre.

 

“Las autoridades federales dijeron que el trabajo ayudó con la moral y la disciplina y recortó los gastos en un sistema de detención que cuesta más de $2 mil millones al año”, informó el Times. Un portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas  dijo, “el programa permite a los detenidos sentirse productivos y contribuyen al funcionamiento organizado de los centros de detención”.

 

Esto oscurece inmensamente la súper explotación del trabajo penitenciario. Ignora cómo el complejo industrial de prisiones no conoce límites en, primero encarcelar principalmente a negros y otras personas de color, y luego someterles a trabajar gratis en condiciones miserables e incluso horrendas.

 

El trabajo productivo de hecho enriquece el espíritu humano. Pero no bajo el sistema capitalista.

 

Estados Unidos encarcela a más personas que cualquier otro país del mundo. En prisiones que tienen el propósito de romper el espíritu humano. No son lugares donde uno con entusiasmo se ofrecería como voluntario para ir a trabajar.

 

El trabajo bajo el complejo industrial de prisiones de EUA tiene la intención de someter a las/os trabajadores pobres con el fin de controlarles y dominarles. Y las/os trabajadores deben hacer esto de forma gratuita.

 

En el caso de las/os inmigrantes, la mayoría detenida son civiles que están a la espera de saber sobre su situación jurídica. A más de la mitad de ellas/os se les permite permanecer en EUA, lo cual demuestra aún más lo injusto de su encarcelamiento en primer lugar.

 

Pero, ya se haya supuestamente roto o no alguna ley, o se haya encarcelada/o por haber cruzado la frontera sin documento o porque se enredó en la supuesta “guerra contra las drogas”- el sistema de justicia de Estados Unidos está hecho para acorralar a las/os trabajadores, y en especial a la gente de color en lo que es en sí una guerra en contra de las/os pobres por la clase gobernante.

 

Guerra lucrativa contra las/os pobres

 

La mayoría de las/os inmigrantes detenidos están recluidos en cárceles construidas y controladas por el Grupo GEO y la Corrections Corporation of America (CCA), empresas odiadas  por el movimiento contra la encarcelación masiva. Y con razón.

Según el NY Times, estas empresas estaban luchando por ganar dinero en la década de los 90. Se habían construido más cárceles que las que podían llenar.  Pero con el paso de la ley “mandato de camas” por el Congreso, la cual requiere que la ICE llene por los menos 35.000 camas por noche, las ganancias de estas corporaciones han crecido viento en popa.

La caza de brujas contra las/os inmigrantes que se inició en 2005 significó riqueza para estas corporaciones.

Las ganancias de la CCA han saltado más de un 60 por ciento en los últimos 10 años.  Sus acciones subieron de $3 a $30.  En 2013, la CCA ganó $300 millones en ingresos netos.  El Grupo GEO ganó $115 millones.

Las detenciones y encarcelamientos no solo de personas de color sino también de blancas pobres, son crímenes contra la humanidad.  Las ganancias penitenciarias son responsables de la pérdida de toda una generación de trabajadoras/es que han sido sometidos a condiciones terribles e inhumanas como el uso generalizado del aislamiento.

Ahora más que nunca, el movimiento de defensa de las/os inmigrantes debe unirse al movimiento para detener los encarcelamientos masivos.  El movimiento general de la clase obrera debe luchar para elevar el salario mínimo — no sólo para las/os trabajadores de comida rápida y no sólo para las/os trabajadores de bajos salarios en las calles y en las comunidades, sino también para quienes están tras las rejas.

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