Solidaridad con trabajadores/as inmigrantes

Mientras que muchas cuestiones económicas y políticas poderosas actualmente conducen la política de inmigración en este país, una que sobresale es el racismo.

En el 2004, el historiador de Harvard Samuel Huntington escribió un llamado a las armas racista contra los/as inmigrantes en la revista Política del Exterior. Escribió que la inmigración latina “amenaza con dividir a Estados Unidos en dos pueblos, dos culturas y dos lenguas. A diferencia de grupos pasados de inmigrantes, los/as mexicanos/as y otros/as latinos/as no han asimilado la cultura dominante de Estados Unidos. … Estados Unidos ignora este desafío a su propio riesgo”. (1 de marzo)

El desafío no fue ignorado.

Desde el 2005 ha habido una campaña vigorosa, fea y racista contra los/as trabajadores/as inmigrantes, especialmente los/as indocumentados/as. Impulsada por la actual crisis económica que ha reducido la demanda de mano de obra barata y vulnerable, esta campaña está dirigida a llevar a los/as inmigrantes a la clandestinidad, explotándoles aún mas, encarcelándoles y deportando al resto.

También pretende dividir a la clase obrera en este país.

Así como la exoneración de George Zimmerman, el asesino de Trayvon Martin, por los poderes fácticos sirvió para incitar a la división y enviar el mensaje de que la vida de los/as jóvenes de color no significan nada en esta sociedad, la política de inmigración también pretende incitar divisiones así como deshumanizar y criminalizar a los/as trabajadores/as de color.

La actual campaña antiinmigrante está destinada a enfrentar a un sector de la clase obrera contra otro. Los/as trabajadores/as se supone que se culpen los/as unos/as a los/as otros/as por el desempleo y luchen entre sí en vez de luchar contra el verdadero enemigo: las corporaciones multinacionales, los multimillonarios y el gobierno que les sirve.

Este ataque comenzó en la zona cero para el racismo, el estado de Arizona. Al conmemorar la histórica marcha en Washington hace 50 años, es importante recordar que los racistas de Arizona hicieron todo a su alcance para evitar hacer del cumpleaños del Rev. Dr. Martin Luther King Jr. un día festivo. No prevalecieron, pero Arizona fue uno de los últimos estados en adoptar ese día como tal.

¡No a la militarización
de la frontera!

La Ley de Seguridad Fronteriza, Oportunidades Económicas y Modernización de Inmigración, (SB 774), que fue aprobada por el Senado en junio y está pendiente de aprobación en la Cámara de Representantes, va en contra de lo que los/as inmigrantes y sus defensores/as han estado luchando desde el 2006.

Muchos/as en el movimiento pro derechos de inmigrantes han señalado que la política exterior estadounidense es la principal fuerza que impulsa la migración. Ya sean las políticas comerciales con México como el TLC-NA o el secuestro del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide orquestado por EE.UU., la mayoría de los/as inmigrantes vienen a Estados Unidos debido a las condiciones insoportables en su país creadas principalmente por las políticas neocoloniales estadounidenses.

La actual ley de inmigración a punto de ser aprobada por el Congreso, ignora esto totalmente.

En cambio, gastará más dinero para la militarización de la frontera, más represión, más racismo y la violenta expulsión de trabajadores/as cuyo único delito es la supervivencia. Sólo un pequeño porcentaje de los/as más de 11 millones de indocumentados/as tienen la oportunidad de ser legalizado/a.

Casi 2 millones de trabajadores/as han sido deportados/as de EE.UU. desde las elecciones de 2008. Eso es como si la ciudad entera de Dallas hubiera desaparecido de un solo golpe.

La cifra sin precedente de 409.849 deportaciones ocurrió solo en 2012.

Detrás de estas deportaciones están los poderosos intereses de la élite gobernante racista y belicista. Poderosos cabilderos para contratos militares y contratistas privados racistas y anti-pobres como la Corrections Corporation of America (CCA) están detrás de esta política inmigratoria de represión.

La alternativa – la legalización de los/as más de 11 millones de indocumentados/as en EE.UU. — no sólo significaría una justicia merecida para los/as inmigrantes, sino que podría elevar las condiciones de vida para todos/as los/as trabajadores/as en este país.

Como explica la consigna de los sindicatos, “un golpe a uno/a es un golpe contra todos”; a su vez, una marea que sube, levanta todos los barcos.

Racismo e inmigrantes

Las fuerzas derechistas como el Partido del Té y prominentes republicanos han hecho de la inmigración un tema de controversia. A pesar de su postura liberal, poderosos demócratas como el senador Chuck Schumer de Nueva York no son muy diferentes. De hecho, activistas pro derechos de inmigrantes en abril se dirigieron al despacho de Schumer denunciando que consigue respaldo financiero de CCA y otras compañías que se benefician del complejo prisión-industrial. (politics365.com)

Desde 2005, una retórica racista e inflamatoria y legislaciones anti obreras y anti-pobre se han extendido por el país.

Se ha producido todo tipo de atrocidades. A muchas mujeres inmigrantes se les han quitado a sus hijos y puestos en adopción para familias estadounidenses, nunca volviéndoles a ver. En 2011, “por lo menos, a 5.100 niños que están en programas de adopción temporal, les impidieron reunirse con sus padres deportados o detenidos”. (arc.org/shatteredfamilies)

Varios/as inmigrantes han muerto en centros de detención después de que sus crisis de salud fueran ignoradas.

Recientemente, el representante Steven King de Iowa, miembro del Subcomité de Inmigración y Seguridad Fronteriza del Congreso, dijo a un entrevistador, “por cada [inmigrante] que es un estudiante distinguido, hay otros 100 que pesan 60 kilos y tienen los músculos de las pantorrillas tamaño de melones porque están cargando 75 libras de marihuana a través del desierto”. (huffingtonpost.com, 23 de julio)

Los/as inmigrantes no fueron intimidados/as por esta atroz declaración. Protestaron diciendo: ¡”No tengo las pantorrillas del tamaño de melones, King”!

Otras atrocidades están ocultas a la opinión pública. Más de 13.000 menores mexicanos/as fueron deportados/as en 2012. Defensores/as de derechos inmigrantes informan que no es infrecuente en audiencias de deportación, que niños/as de 2 ó de seis años aparezcan delante de un juez sin un abogado. En 2012, agentes de inmigración detuvieron a 6.548 menores de edad acompañados y a 24.481 niños/as no acompañados/as. (alternet.org, 29 de julio)

En la unidad está la fuerza

La clase capitalista en este país ha creado condiciones extremas para los/as trabajadores/as hoy en día, con el persistente desempleo, falta de vivienda, e inadecuada educación y cuidado de la salud. ¿Cómo es que el país más rico del mundo con miles de millones de dólares a su disposición no puede proveer las necesidades básicas para el pueblo?

La agenda política está conducida por un sistema capitalista que requiere cada vez de más ganancias para los ricos y al infierno con el resto de nosotros/as.

La paz de clase para el 1% depende de las antiguas herramientas del miedo y la intolerancia. Imagínense si todas las familias y amistades de los/as encarcelados/as se unieran con todos/as aquellos/as que han experimentado las deportaciones masivas. ¡Qué poderosa herramienta sería!

El día vendrá cuando la gente de este país —de todas las nacionalidades, sin importar si nacieron en Brooklyn o Manila, Somalia o San Francisco, Manhattan o en la Ciudad de México— se una para luchar por los intereses de la clase obrera.

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