El Nuevo Presidente venezolano busca profundizar la Revolución

Un bello desfile cívico-militar coronó los eventos del viernes 19 de abril en Venezuela. Ese día, Nicolás Maduro Moros tomó oficialmente el mando de la nación venezolana, juramentándose como Presidente Constitucional para el período 2013-2019 en la Asamblea Nacional con la asistencia de 61 delegaciones internacionales y la presencia de muchos presidentes, no sólo de América Latina y el Caribe, sino también de países tan lejanos como Irán y la República Saharaui, incluyendo al Canciller de Palestina quien se encontraba en el país para la instalación dos días antes del Comité para la Defensa de los Derechos del Pueblo Palestino.

El 19 era un día muy significativo por ser el 203 aniversario del Día de la Proclamación de la Independencia del país.

El dinámico, colorido y diverso desfile también homenajeó al Comandante Supremo, Hugo Chávez. Fue una representación de la realidad actual del país: las Fuerzas Armadas junto al pueblo, quienes en esos días actuaban conjuntamente para defender la Revolución Bolivariana de los intentos de golpe derechista del sector oligárquico y pro imperialista, representado por el candidato perdedor, Henrique Capriles.

Primero marchó en contingentes el pueblo y las delegaciones de las diferentes misiones, encabezado por los pueblos originarios. Le seguían las Fuerzas Armadas Bolivarianas con sus diferentes divisiones, incluyendo un contingente de mujeres. Durante el acto, las FFAA le entregaron su jefatura al presidente Maduro.

El desfile concluyó con la exhibición de los últimos armamentos con tecnología de punta adquiridos por Venezuela para su defensa. Aparte de la gran belleza del evento, era un poderoso mensaje no sólo para la oposición, sino para el imperio: Venezuela cuenta con una defensa no sólo del estado a través de sus fuerzas armadas, sino también de su pueblo.

Gobierno en la calle, la revolución de la revolución

Durante su discurso de juramentación, el presidente Maduro delineó la que será la agenda política de su administración: el gobierno en la calle, una revolución dentro de la revolución, la eficiencia socialista. Si acaso los imperialistas esperaban palabras conciliadoras, se encontraron con un discurso que llama a la profundización de la revolución en el camino a la transición al socialismo, sin ninguna ilusión ni aspiración burguesa.

“Vengo de raíz obrera, rebelde, vengo de barrios también”, dijo Maduro. Trazó metas para terminar con la corrupción que se ha filtrado en algunos estamentos del gobierno, a la erradicación total de la pobreza, al mejoramiento de la economía y el perfeccionamiento de todas las Misiones. Para terminar con los sabotajes del sistema eléctrico, designó este sistema como uno de servicio de Seguridad Nacional.

“La Revolución de la Eficiencia Socialista, para cambiarlo todo…para combatir el burocratismo…, para combatir la corrupción…lo mal hecho…la indolencia. ….Y en estas prioridades que hemos ido estableciendo,  ¡yo llamo a la Gran Revolución de la Democracia!

¡A la Gran Revolución del Poder Popular  para la construcción del modo de vida socialista!  ¡El modo de vida socialista!” Es nuestro Proyecto.  Nosotros estamos convencidos que solo en Socialismo es posible superar las desigualdades”. Yo llamo a una Revolución del Poder Popular para que se haga la construcción del modo de vida socialista. ¡Solo con el pueblo se puede!

¡Sin el pueblo no se puede! Demostrar como en socialismo, en igualdad, en hermandad, es posible vivir  en humanidad, vivir viviendo. ¡Por eso yo llamo a la revolución de la revolución! Vamos aquí con fuerza, a hacer todo lo que hay que hacer, para rectificar lo que haya que rectificar”.

Dos días más tarde procedió a nombrar su nuevo gabinete que tendrá como prioridad una evaluación de todo el sistema a nivel de barrios, de calle. Con la tarea de establecer una comunicación directa con el pueblo para poder poner a caminar el Plan de la Patria, el plan diseñado por Chávez, su “testamento” para la profundización de la revolución.

Construyendo el Poder Popular

En sucesivos artículos se entrará en más detalles del gabinete y sus funciones, dado que requiere un artículo extenso y amerita un análisis aparte. Sin embargo, basta decir que su funcionamiento ya venía dado por Chávez en el famoso “Golpe de Timón”, el importante consejo de ministros/as del nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana del pasado 20 de octubre luego de la victoria de Chávez en las elecciones presidenciales del 7 de octubre.

Durante esa reunión, Chávez urgió a su gabinete a una profunda autocrítica para corregir los errores y poder asumir la difícil tarea de construir el socialismo en un país donde la oligarquía está presente, disfrutando de amplias libertades que tratan de socavar el poder popular.

Temas como “El nuevo ciclo de la transición”, “La democracia socialista del siglo XXI”, “Autocrítica para rectificar”, “El socialismo no se decreta”, “Debemos injertar la propiedad social, el espíritu socialista”, “El objetivo es el pueblo”, “Mayor eficiencia para mejores resultados” y el “Reforzamiento del Sistema Nacional de Medios Públicos”, dan una idea de las cruciales cuestiones discutidas. En él, se marcan las pautas de la actuación esperada del gabinete ministerial. Dentro de esa reunión, un punto que Chávez hizo gran hincapié fue la falta de desarrollo de las comunas, lo que ahora el presidente Maduro deberá tener como una arista fundamental.

Las Comunas, según la Ley Orgánica venezolana que las decreta, son una “entidad local donde los ciudadanos y ciudadanas en el ejercicio del Poder Popular, ejercen el pleno derecho de la soberanía y desarrollan la

participación protagónica mediante formas de autogobierno para la edificación del estado comunal, en el marco del Estado democrático y social de derecho y de justicia”. (http://www.me.gob.ve)

Los retos de la Revolución Bolivariana son muchos, incluyendo los intentos de desestabilización internos de la oligarquía y externos del imperialismo estadounidense. Sin embargo, tal parece que los lineamientos del nuevo Presidente, al convocar al pueblo en la calle, estimular la dirección colectiva y la participación activa y organizada del pueblo en la profundización de la Revolución en camino hacia el socialismo, van en la dirección correcta.

Mientras tanto, queda a los y las revolucionarias de Venezuela utilizar los recientes eventos como lecciones que agudicen el proceso de transición al socialismo, tarea dejada por Chávez y secundada por gran parte del pueblo.  Pero a los y las revolucionarias a nivel mundial, sobre todo en los EEUU, de donde proviene la mayor amenaza terrorista a nivel global,  nos toca defender ese proceso que es de crucial importancia para todos/as.

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