Opción de Energía de Obama: embaucando por la industria del gas de esquisto

Se prevé que el favorito del presidente Barack Obama para substituir a Steven Chu como Secretario de energía será el físico Ernest Moniz del Instituto de Tecnología de Massachusetts, (MIT, siglas en inglés). Tomando en cuenta el apoyo de Moniz a la perforación de gas de esquisto, esto sería como poner a un zorro a cargo del gallinero.

Moniz dirige actualmente la Iniciativa Energética del MIT, que ha recibido más de $125 millones de la industria de gas natural desde el año 2006. Los fundadores de la Iniciativa de Energía del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MITEI, siglas en inglés) incluyen a la British Petroleum, Shell, la Eni (compañía multinacional de gas y petróleo) de Italia y Aramco (compañía petrolera de Arabia Saudita).

Un importante estudio “investigativo’ de MITEI fue financiado y desarrollado por la Fundación Americana Clean Skies (Cielos Limpios), una creación de Aubrey McClendon, ex director ejecutivo de la corporación Chesapeake Energy Corporation. La Chesapeake es la segunda corporación más grande de productores de gas natural en Estados Unidos.

En el 2011, MIT y Clean Skies colaboraron conjuntamente para producir un informe llamado “El futuro del gas natural”. Moniz presidió el panel de estudio, cuyo “comité consultivo” incluía a presentes y pasados ejecutivos de la Fundación. Las corporaciones Exelon, Chevron y el Instituto de Tecnología del Gas ayudaron a financiar el estudio.

El informe concluyó que “el gas no convencional y particularmente el gas de esquisto, será una contribución importante para el futuro suministro de energía de Estados Unidos y para los esfuerzos en la reducción de la emisión de dióxido de carbono (CO2)”. El reporte calificó al gas natural como el “puente hacia un futuro de bajas emisiones de carbono”.

Si bien admitió que el impacto medioambiental del gas de esquisto “era un reto”, el estudio lo calificó como “manejable”, asumiendo que “las empresas grandes y pequeñas sigan las mejores prácticas de la industria”. Las preocupaciones sobre el abastecimiento de agua y el tratamiento de aguas residuales podrían ser “coordinadas sobre una base regional” con “mejores métodos desarrollados para el reciclaje de los líquidos de las fracturas”.

MITEI dijo que estos “riesgos pueden ser mitigados a niveles aceptables a través de una regulación y supervisión adecuada”, señalando que “la regulación de la actividad del gas de esquisto generalmente es controlada a nivel estatal”.

La falta de rendición de cuentas por parte de la industria, incluyendo el fracaso en divulgar la naturaleza de los químicos utilizados, y el descuido en la supervisión gubernamental, particularmente a niveles estatales, pareció intrascendente a Moniz. No hizo ninguna mención de que en Pensilvania, donde la fractura del Marcellus Shale ha convertido zonas otrora rurales en zonas industriales, todos los secretarios del Departamento de Protección del Medio Ambiente desde su fundación han tenido vínculos con la industria del gas natural.

Entre las recomendaciones más altas del estudio estaba la de “maximizar para la sociedad el valor de los vastos recursos naturales de gas de Estados Unidos”. En pocas palabras: aumentar la perforación.

La complicidad del MIT con la industria del gas no es la primera vez, ni tampoco será la última, que una importante universidad publique un informe diseñado para contrarrestar la creciente oposición a la perforación del gas de esquisto. Las reputaciones académicas de las universidades de Pennsylvania State, de Texas en Austin y de la Universidad de Nueva York en Buffalo quedaron empañadas por tomar dinero de la industria del gas natural para estudios que concluían que la fracturación es segura. Sin embargo, el MIT es la escuela más prestigiosa en hacerlo hasta la fecha.

Gran mentira: gas natural mejor que el carbón

Durante su discurso del 12 febrero sobre el estado de la nación, Obama afirmó que el cambio climático era una preocupación primordial de su segundo mandato. Incluso sugirió que podría considerar acciones ejecutivas si el Congreso no regula las emisiones de carbono. Sin embargo, a continuación Obama prometió fomentar más perforaciones para gas natural, esencialmente favoreciendo a los ejecutivos de la industria.

Esto confirma su consideración de Moniz para secretario de energía. El estudio de Moniz promueve el uso del gas de esquisto como alternativa a los combustibles fósiles como el carbón, a la vez que resta importancia a la cuestión de la liberación de gas metano durante la fracturación hidráulica. La gran mentira de la industria es que el gas natural es mejor para el clima que los combustibles fósiles como el carbón o el petróleo.

Varios estudios han demostrado que el uso intensivo de fracturamiento hidráulico realmente promueve una mayor dependencia en los combustibles fósiles, mientras relega efectivamente la inversión en tecnología renovable a un segundo plano.

El fracturamiento hidráulico sin regulación también deja una huella de carbono más alta que la combustión de carbón. La extracción de gas requiere significativamente más energía, y una cantidad considerable de metano se escapa a la atmósfera durante el proceso. En su estado sin combustión, el metano es un gas con un efecto invernadero potente que tiene 25 veces el impacto de calentamiento del dióxido de carbono.

Poco antes de la publicación del estudio del MITEI, los/as científicos/as de la Universidad de Cornell, Robert Howarth, Renee Santoro y Anthony Ingraffea determinaron que “el metano … inevitablemente emitido por los pozos de gas natural y tuberías es 100 veces más potente que el CO2 como gas de efecto invernadero durante las dos primeras décadas después de la emisión”. (NY Daily News, 29 de noviembre)

Moniz y sus socios de MITEI impugnaron el estudio de Cornell, calificándolo como “muy débil”. La Fundación Clean Skies estaba entre varios grupos de la industria que se lanzaron al ataque, acusando a Howarth y sus socios de producir “ciencia basura”. No obstante, el informe MITEI fue modificado para recomendar que la Agencia de Protección Ambiental y el Departamento de Energía de Estados Unidos “co-dirijan un nuevo esfuerzo para revisar … los factores de emisión de metano asociados con el gas natural”.

Estudios posteriores, incluyendo uno por científicos de la Universidad de Duke en 2011, han comprobado los resultados del estudio de Cornell.

Moniz también promovió el comercio internacional de gas natural licuado. En 2012 el Departamento de Energía propuso que el gobierno comience a aliviar las restricciones a la exportación de gas natural. Las tuberías para facilitar la exportación de gas están en construcción.

Las terminales de gas natural licuado utilizadas para la importación a los Estados Unidos, silenciosamente están siendo convertidas en terminales de exportación. La industria del gas natural se va a beneficiar de esta conversión. En los mercados asiáticos el precio del gas natural está indexado al precio del petróleo crudo, que alcanzó niveles máximos internacionalmente en 2011. Cada unidad de gas natural, que cuesta cerca de $9 para producir y enviar, puede venderse por $12 a $15 a India o a China, tres veces el precio en el mercado estadounidense.

A principios de 2012, $8 mil millones en transacciones de gas natural estadounidense fueron vendidos a inversionistas extranjeros, empresas con suficientes recursos en efectivo para poder esperar a que el gas sea exportado. Cuando las exportaciones comiencen, inevitablemente subirán los precios a nivel nacional. Los/as consumidores/as que se han vuelto dependientes del gas natural pagarán precios más altos ó sufrirán sin calefacción en sus casas.

¿Por qué no nombrar a un Secretario de Energía que apoye este proceso? Mientras presidía un panel en la “Conferencia Sobre Políticas y Tecnologías Energéticas Comparadas en Francia y Estados Unidos” en Austin, Texas, a finales de 2012 Moniz dijo, “No hay ningún político … que vaya a alejarse del [gas natural]“. (blogs.scientificamerican.com, 17 de diciembre). Las preocupaciones ambientales, concluyó, no son cruciales.

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