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Wisconsin: Escuela para el movimiento sindical

Nota de la Redacción: El escritor es un trabajador municipal, militante sindical desde hace mucho tiempo y ex presidente del sindicato Trabajadores Automotrices Unidos (UAW) Local 2334 en Detroit. Estuvo en Madison, estado de Wisconsin, del 19 al 21 de febrero con una delegación de solidaridad de Detroit y Chicago.

La lucha que se está desarrollando en Wisconsin pasará a la historia como el comienzo de la lucha que con gran retraso lleva la clase obrera de EEUU. Activistas sindicales y progresistas por décadas han estado explorando el horizonte, realmente desde la “revolución de Reagan”, buscando señales de un resurgimiento del movimiento obrero en contra de las concesiones, el desempleo y la represión sindical. No pocos han cedido a la desmoralización, convencidos de que la clase obrera de este país no se levantaría en lucha. Solo ha tomado unos días para que los/as trabajadores/as y estudiantes de Wisconsin demuestren que estaban equivocados.

La historia ha demostrado repetidamente que la represión engendra resistencia y que muchas luchas importantes surgieron cuando la clase obrera se defendía. En Wisconsin, el arrogante gobernador Scott Walker, incitado por sus compinches del Partido del Té, se atrevió a proponer mucho más que el exigir concesiones de los/as trabajadores/as del sector público; propuso poner fin a cualquier derecho real de negociación colectiva para los/as 175.000 trabajadores/as.

Puede ser que Walker se extralimitó en su entusiasmo derechista. Es más probable que los jefes de las empresas y los banqueros de Wall Street, a quienes Wisconsin y otros estados y municipios están endeudados por miles de millones de dólares en préstamos, dieron la orden para esta nueva fase del ataque contra los/as trabajadores/as y sus organizaciones. Ciertamente no es una coincidencia que proyectos de ley con un lenguaje casi idéntico se estén presentando y discutiendo en otros estados al mismo tiempo.

Ahora decenas de miles de trabajadores/as están en movilización. Se están reuniendo, discutiendo, marchando, y montando huelgas en cantidades sin precedente para defender sus derechos de negociación colectiva. Se tiene que hacer mención especial de los/as estudiantes, tanto de colegios como de escuelas secundarias, quienes adoptaron la posición avanzada al tomar y ocupar el edificio del capitolio estatal en Madison. Su energía y entusiasmo son impresionantes. Su compromiso con la lucha por los derechos sindicales y contra los recortes a la educación ha inspirado al movimiento estudiantil en los EEUU.

Puede decirse sin exageración, que Estados Unidos no ha visto nada como esta movilización desde las décadas de 1930 ó 1940. Ciertamente ha habido huelgas, grandes y a menudo muy duras. Ha habido manifestaciones masivas, como el Día de la Solidaridad que el movimiento sindical convocó en 1981 contra el golpe contra el sindicato PATCO. Pero no son nada comparados con el alcance y la profundidad de los eventos en Wisconsin.

Uno puede encontrar muchas cosas que faltan en la lucha de Wisconsin. Los/as estudiantes carecen de organización y experiencia. Los/as dirigentes sindicales tampoco tienen suficiente experiencia para hacer frente a este plan que intenta destruir a los sindicatos. Esto es inevitable después de tan largo paréntesis en la guerra abierta de clases. Es sólo a través de la lucha que esta experiencia será adquirida. Nuevas organizaciones y una mayor conciencia surgirán conforme la lucha continúa.

¿’Recortes necesarios’ o huelga general?

Más atención debe ser prestada para exponer la mentira de que “los recortes son necesarios”. Es necesario señalar que hay bastante dinero para cubrir los grandes déficits en los presupuestos municipales, estatales y federales. Las ganancias de las corporaciones y los bancos están a un nivel récord - impóngansele impuestos. Los intereses pagados a los bancos están drenando el tesoro público — congélese los pagos del servicio de la deuda. El presupuesto del Pentágono y de las guerras imperialistas suma más de un billón de dólares al año — córtese. Ni un centavo debe provenir de los/as trabajadores/as o de los programas críticos de servicio social.

La resolución del 21 de febrero para una huelga general por la Federación Sindical del Centro-Sur de Wisconsin que representa cerca de 45.000 trabajadores/as en seis condados, representa una nueva etapa en la lucha. Incluso durante el vicioso ataque antisindical contra los/as huelguistas de la industria de los periódicos de Detroit en 1995, el Consejo Central Sindical de Metro-Detroit de la AFL-CIO rechazó una moción para que todos los sindicatos locales “voten para autorizar una huelga general si el consejo decide que es necesario”. La razón dada en aquel momento fue que “nunca ha sucedido en la historia de EEUU”. El hecho es que en la historia del movimiento sindical de los EEUU han ocurrido muchas huelgas generales, como las de Seattle en 1919 y en San Francisco en 1934. Pero los líderes sindicales en época de relativa paz laboral, a menudo se alejan de la idea de una confrontación clasista.

Una huelga general requiere educación y preparación. Sería absurdo pensar que una huelga masiva con la participación de trabajadores/as de todas las industrias pudiera ocurrir o ser exitosa al sólo emitir un llamado. La resolución de Wisconsin especificó que la educación comienza en todos los locales de los sindicatos, sobre la función y la preparación de una huelga general. El trabajo serio y cuidadoso de todos los sindicatos locales debe comenzar ahora.

El público, especialmente los/as estudiantes, deben estar informados/as y organizados/as también. Los sindicatos deben tener un plan — y que el público lo sepa — sobre los servicios de emergencia. Y los/as dirigentes sindicales y los/as miembros deben estar preparados/as para el inevitable ataque del gobierno. Algunos de los medios de comunicación ya están dando serias advertencias en contra de una huelga general, citando la odiada Ley Taft-Hartley. Corresponderá a los/as dirigentes sindicales nacionales para obtener apoyo y preparar acciones para mostrar su solidaridad con los/as trabajadores/as de Wisconsin que indudablemente enfrentarán represalias del gobierno.

Sea cual sea el resultado de la batalla de Wisconsin, el movimiento obrero jamás será el mismo. El creciente resentimiento contra los múltiples ataques a los/as trabajadores/as, los recortes en los servicios sociales, el racismo y la opresión que impregna la sociedad, están haciendo necesaria e inevitable una gran lucha en todo Estados Unidos. Los/as trabajadores/as y los/as estudiantes de Wisconsin han mostrado el camino.


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