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A medida que aumenta la pobreza y el desempleo ‘el plan de empleos’ de Obama no ofrece nada nuevo

El presidente Barack Obama, enfrentando enormes desafíos a su reelección en el 2012, así como la posible erosión adicional de la base del Partido Demócrata en el Senado y la Cámara de Representantes, dio a conocer la Ley Americana de Empleos durante una intervención especial ante una sesión conjunta del Congreso el 8 de septiembre. El 12 de septiembre anunció la presentación de una propuesta de $447 mil millones al Congreso que supuestamente está destinada para crear empleos en medio de la peor crisis económica desde la Gran Depresión de la década de 1930.

Sin embargo, ¿podrá realmente crear empleos este plan que no tiene ningún tipo de calendario o metas específicas?

¿Podrá el sistema capitalista estadounidense generar empleos a largo plazo sin una reestructuración fundamental de las prioridades de la economía política que se orientan hacia el mantenimiento del status quo y la maximización de las ganancias para quienes controlan los medios de producción?

Teniendo los/as africano-americanos/as y los/as latinos/as tasas de desempleo mayores a la de la población blanca, ¿abordará este plan seriamente el racismo y la opresión nacional inherente que se encuentran en el centro del dispar impacto de la política económica capitalista en el período actual? ¿O se trata simplemente de otra táctica de la campaña electoral para inspirar y movilizar potencialmente la base de los/as votantes del Partido Demócrata en noviembre de 2012?

Con el fin de responder a estas preguntas es esencial que los/as trabajadores/as y la población oprimida dentro de los Estados Unidos se organicen de manera independiente a fin de elevar las demandas económicas y sociales que hablan directamente a sus necesidades. En la actualidad, la crisis de desempleo debe considerarse en el contexto más amplio del carácter de la actual fase de la globalización capitalista.

El desempleo es mayor entre los/as afroamericanos/as

El plantear la cuestión de puestos de trabajo debe comenzar desde el marco de poder garantizar el empleo pleno y la eliminación de la pobreza. Ninguno de estos temas fue abordado por Obama en su discurso ante el Congreso o en su discurso del Día del Trabajo en Detroit el 5 de septiembre.

La tasa general de desempleo en los EE.UU. ahora se encuentra oficialmente en el 9,1 por ciento. Esto significa que aproximadamente de 15 a 16 millones de personas están buscando empleo y no pueden encontrarlo.

Sin embargo, una vez que se toma en cuenta el número de trabajadores/as descorazonados/as por no encontrar empleo y los/as empleados/as a tiempo parcial, el número de personas que necesitan trabajo es de más de 30 millones. Al mismo tiempo en la comunidad latina la tasa de desempleo oficial es del 11,3 por ciento.

Superando todos los grupos nacionales está el afroamericano, cuya tasa de desempleo está oficialmente en el 16,7 %, más del 15,9% por ciento en julio.

Para los hombres afroamericanos la tasa de desempleo creció un punto porcentual en agosto, llegando al 18 por ciento. Para los/as jóvenes afroamericanos/as entre las edades de 16 y 19, la tasa de desempleo oficialmente se calculó en 46,5%, subiendo abruptamente del 39,2% en sólo un mes.

Aunque al parecer 155.000 afroamericanos/as fueron contratados/as en agosto, esto fue contrarrestado por el creciente número de personas que buscaban empleo donde ninguno estaba disponible.

El jefe del Caucus negro del Congreso, Emanuel Cleaver de Missouri, dijo que el Caucus iba a “ofrecer sugerencias al Presidente Obama antes de su discurso a la nación sobre el empleo”. Desde el comienzo del 112vo Congreso, el grupo legislativo afroamericano ya ha presentado 40 propuestas de puestos de trabajo, ninguna de las cuales fue considerada por la administración o por el pleno de la cámara de representantes.

La miembro del Caucus, Maxine Waters de California, quien ha criticado a la administración por no abordar el impacto específico de la crisis económica sobre los/as afroamericanos/as — aunque ella consta en récord por apoyar la Ley Americana de Empleos — señaló que no se hizo ninguna mención específica sobre los efectos dispares en esta comunidad que ha sufrido mucho más bajo la era del capitalismo de bajos salarios.

Desigualdad estructural
y pobreza creciente

La pobreza ha ido aumentado en los Estados Unidos a un ritmo alarmante, especialmente en las comunidades afroamericanas. Un informe reciente del Centro Conjunto para Estudios Políticos y Económicos documenta este hecho con datos del censo de Estados Unidos de 2010.

Titulada “The Lost Decade” (La década perdida) refiriéndose a los años 2000, dice el informe que la “Pobreza concentrada ha aumentado considerablemente desde el año 2000. Aproximadamente uno de cada 11 residentes de áreas metropolitanas estadounidenses o 22,3 millones de personas, ahora viven en un barrio donde el 30 por ciento o más vive en la pobreza”.

Además, el informe señala que “el número de personas en barrios de alta pobreza aumentó en casi 5 millones desde el año 2000, cuando 18,4 millones de residentes en áreas metropolitanas (7,9 por ciento del total) vivían en barrios de alta pobreza. Entre 2000 y 2009, el número de personas en la pobreza creció en 10 millones, de 33 a 43 millones, elevando la tasa de pobreza del 11,3 por ciento al 14,3 por ciento”.

Refiriéndose específicamente a los/as oprimidos/as por su nacionalidad en los EE.UU., informa el estudio que los/as “afroamericanos, hispanos y americanos indígenas son sustancialmente más propensos a vivir en barrios de alta pobreza que los blancos no hispanos. Uno de cada cuatro afroamericanos (7,6 millones de personas), uno en seis hispanos (7,1 millones de personas) y uno de cada ocho americanos indígenas (150.000 personas) en América metropolitana vive en una sección censal en la que un 30 por ciento o más de la población está en la pobreza”.

Según el reporte, es importante destacar que: “Uno de cada nueve residentes nacidos en el exterior también vive en vecindarios de alta pobreza. Estas proporciones contrastan marcadamente con el estimado de uno en 25 blancos no hispanos (6,3 millones) que vive en una de estas secciones. Al igual que las tendencias generales, estas altas cifras representan un retroceso substancial para los afroamericanos y latinos comparado con el progreso en los años 90 de los blancos no hispanos, la mayoría de ellos nacidos en el país [EE.UU.]”.

La cuestión nacional no puede
ser solucionada bajo el capitalismo.

Estas atroces cifras, provistas por el mismo gobierno estadounidense, muestran que la tendencia actual dentro del sistema capitalista resultará inevitablemente en el aumento del empobrecimiento del pueblo trabajador, especialmente el de las naciones oprimidas. La Ley Americana de Empleos no está diseñada para tratar estas disparidades, y quizás solamente servirá como una consigna de campaña para el Partido Demócrata.

Además, ha habido dos intentos en el Congreso por decretar empleo pleno en los Estados Unidos. La Ley de Pleno Empleo ya estaba debilitada para cuando llegó a promulgarse en Ley de Empleo de 1946. Sin embargo, cuando el desempleo empezó a subir en los años 70, algunas de las provisiones que habían sido quitadas de la ley fueron restauradas en la Ley Humphrey-Hawkins de Empleo Pleno y Crecimiento Balanceado de 1978.

El hecho de que no haya discusión por parte de la Administración o del Congreso sobre la implementación de la ley de 1978, la cual requiere que el gobierno federal cree empleos cuando la tasa de desempleo excede el 4 por ciento, es indicativo de que hay una falta de voluntad política por parte de los/as políticos/as de los dos partidos de la clase dominante así como de la burguesía, por eliminar el desempleo y menos aún la pobreza.

El plan de Obama de proveer más incentivos de impuestos para que las empresas empleen a más trabajadores/as es un fracaso ya probado. Siendo la política estatal desde la época de Reagan, ha sido acelerada desde el comienzo de la administración Bush en 2001.

El enorme crecimiento de los gastos militares desde la administración Bush ha ido paralelo a las tasas más altas de desempleo y pobreza. Lo mismo ocurre con los masivos rescates multimillonarios de las instituciones financieras y corporaciones transnacionales desde 2008.

Es solamente bajo un sistema socialista donde una economía planificada está instituida, que las cuestiones de opresión nacional, pobreza y empleo pleno pueden ser tratadas adecuadamente. Es la meta del sistema capitalista el acrecentar al máximo sus ganancias y debilitar más a la clase obrera, no el proveer empleos y prosperidad para la mayoría del pueblo.

Por consiguiente, los/as trabajadores/as y los/as oprimidos/as nacionalmente deben abandonar los partidos de la clase dominante en los Estados Unidos y avanzar su propio programa político con el objetivo de eliminar la opresión nacional, la pobreza y el desempleo. Esto sólo se puede hacer con un programa consciente de educación política masiva, organización y movilización para no solamente defender los logros del pasado sino para crear sociedades sin explotación del futuro.


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