Mundo Obrero
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EDITORIAL

La Lucha y el Estado

En su libro pionero “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, Frederick Engels explica la evolución del Estado de esta manera: “el Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera de la sociedad; es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado; es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del “orden”. Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el Estado.

El papel del Estado como un aparato represivo que incluye a la policía, las cárceles, los tribunales, los medios de comunicación capitalistas y más debe ser estudiado y comprendido por cada activista y revolucionario/a no sólo en teoría sino en la práctica. A pesar de que Engels escribió este libro hace más de un siglo, en 1884, es hoy más pertinente que nunca.

El estado surgió de la sociedad de clases hace miles de años para proteger la propiedad privada de los explotadores y para prevenir la rebelión organizada de los/as explotados/as para liberarse. La propiedad privada bajo el capitalismo viene en forma de los medios de producción de todo en la sociedad, desde la maquinaria, hasta las fábricas y los edificios de oficinas.

Para los pueblos oprimidos nacionalmente o las personas de color, el Estado, especialmente en la forma de la policía y los tribunales, es una amenaza cotidiana extrema en su naturaleza. Desde el sur del Bronx, N.Y., al centro sur de Los Ángeles, las comunidades negras y latinas enfrentan una ocupación policíaca represiva diariamente.

Sean Bell y Amadou Diallo, un afroamericano y un inmigrante africano respectivamente, estaban desarmados cuando fueron asesinados a tiros por el departamento de policía de Nueva York. Una demanda de acción de clase en el 2008 reveló que la gente negra y latina era detenida y revisada en grandes cantidades dentro de sus barrios por la policía neoyorquina basándose en su nacionalidad. Las cifras son enormemente desproporcionadas a su número real en la población.

Pero esta naturaleza violenta del Estado se está extendiendo más allá de los límites de los sectores más marginados. La crisis económica sin precedentes del capitalismo ahora está creando sufrimiento entre aquellas capas que una vez eran vistas como “clase media” o privilegiada, sobre todo si era blanca. La lucha de Ocupar Wall Street es la expresión más dinámica de la desilusión que muchas/os jóvenes blancas/os y otros sienten con el sistema capitalista.

La policía y Ocupar Wall Street

El continuo rescate multibillonario de Wall Street y los grandes bancos por el Ministerio de Hacienda estadounidense desde 2008 ha motivado esta lucha, ya que muchos/as gente jóvenes se dan cuenta de que no hay empleos ni un futuro para ellos/as. Estos/as jóvenes también han sido inspirados/as por las ocupaciones heroicas en Plaza Tahrir de Egipto, en Wisconsin, en España y en otros países. OWS hoy en día está ganando más y más apoyo en la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos y en el mundo.

Esos/as activistas que están participando en la protesta de OWS están siendo educados/as en medio de la lucha sobre el papel del estado. Tienen sus propias experiencias nuevas y las experiencias de otros/as. El 24 de septiembre, activistas de OWS fueron atacados/as físicamente por la policía con gas pimienta después de una marcha improvisada en las calles. Y a pesar de las peticiones de algunos/as activistas para que la policía fuera tolerante, por lo menos 100 personas fueron detenidas. Para muchos/as activistas, fue la primera vez en ser confrontados/as físicamente por el estado. Los actos de brutalidad cometidos por la policía fueron grabados en video.

Esta manifestación sucedió tres días después de la horrorosa ejecución racista de Troy Davis en el estado de Georgia. Toda la evidencia señalaba la inocencia de Davis en el asesinato de un policía blanco, pero los hechos no impidieron su ejecución. Varios/as activistas de OWS habían participado en manifestaciones para suspender la ejecución.

El 2 de octubre, más de 700 activistas de OWS fueron detenidos/as mientras intentaban cruzar el Puente de Brooklyn desde Manhattan. Y una vez más, la petición a la policía para que los/as dejaran ir fue ignorada.

La lucha puede cambiar la consciencia política en cuestión de días o incluso de horas. Como respuesta a la brutalidad y las detenciones por la policía el 24 de septiembre, miles de manifestantes marcharon desde el sitio de OWS a One Police Plaza. Dos de las consignas más populares eran ¡”Recordamos a Sean Bell, policía de NY váyase al infierno”! y ¡”El sistema es racista, linchó a Troy Davis”! El mostrar solidaridad con los/as oprimidos/as fue claramente un paso importante.

Además de la profundización de esta solidaridad, las próximas lecciones importantes son que el estado capitalista está por encima del pueblo, no puede ser reformado, y en última instancia, debe ser destruido y reemplazado por un Estado que represente los intereses de la mayoría de la humanidad sobre la base de la reorganización socialista de la sociedad.

Las palabras de Engels han resistido la prueba de tiempo.


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