Washington en líos desde Abu Dhabi hasta Pakistán
Por Sara Flounders
Mayo 15—La declinante posición global del imperialismo
estadounidense se pudo ver claramente en dos recientes y muy diferentes visitas
a Abu Dhabi.
El viernes 11 de mayo, el vicepresidente Dick Cheney se paró en la
cubierta de un portaaviones en el Golfo Pérsico frente a la mortífera
fuerza de cinco aviones Super Hornet F-18 para emitir una siniestra amenaza.
Cheney declaró: “Con dos grupos de portaaviones en el Golfo, estamos
enviando un mensaje claro tanto a amigos como a adversarios. ... Estados Unidos
estará firme junto a otros para prevenir que Irán obtenga armas
nucleares y domine la región.”
Al día siguiente, Cheney discretamente visitó Abu Dhabi en los
Emiratos Árabes Unidos (EAU) como parte de un apurado viaje a los
regímenes bajo el control de los Estados Unidos, incluyendo a Irak, Arabia
Saudita y Jordania, para elevar la degenerante posición de Washington.
A sólo un día después de la visita del vicepresidente y en gran
contraste con la callada recepción dada a Cheney, el Presidente Mahmoud
Ahmadinejad de Irán llegó a Abu Dhabi el 13 de mayo recibiendo una
gran bienvenida. Esta era la primera vez que un jefe de estado iraní
visitaba los EAU desde la revolución iraní del 1979.
Además de reunirse con los altos oficiales en la capital, el Presidente
Ahmadinejad fue a la ciudad de Dubai, donde pronunció un alentador
discurso en un mitin frente a miles de personas que llenaban un estadio de
fútbol para saludarle. Esto tuvo que haber sido presenciado por Washington
como otro desafío más al dominio estadounidense de la
región.
El simple hecho de que la pequeña capa de gobernantes privilegiados de los
EAU, quienes han dependido de la presencia militar de los Estados Unidos en sus
países para preservar sus posiciones, haya permitido el mitin a pesar de
una permanente prohibición de manifestaciones, muestra cuán temeroso
está este grupo de la presión de las masas populares.
Los EAU están gobernados por una pequeña pero fabulosamente rica y
poderosa familia real que tiene poderes dictatoriales. Los partidos
políticos no están permitidos. No hay elecciones. Hay tres bases
militares localizadas en los Emiratos y tres barcos navales de los Estados
Unidos en sus puertos.
De su población de 4 millones de habitantes, el 80% no son considerados
ciudadanos. Millones de obreros en todos los estados del Golfo tienen estatus
similar. Ya hayan vivido en la región por décadas o hasta por
generaciones, se les considera obreros inmigrantes.
Estos obreros no tienen derecho a la educación, al cuidado de la salud, a
pensiones, a salarios mínimos y ni siquiera a formar un sindicato o
participar en una actividad política. Sin embargo un creciente número
de huelgas y acciones laborales han acompañado la creciente actividad
política.
Medio millón de personas de herencia iraní viven en Dubai, la ciudad
más grande en los EAU. En tres charlas públicas durante su visita de
dos días, el entusiasta líder iraní llamó a las tropas de
los EEUU a “empacar las maletas” y salirse de las bases militares
en el Golfo. Al pedido de hacer un comentario sobre las amenazas de Cheney
contra Irán hechas dos días antes a bordo del portaaviones USS John
C. Stennis, Ahmadinejad contestó, “¿Qué están
haciendo estos forasteros en nuestra región?”
Los EAU, junto a Arabia Saudita, Kuwait, Omán, Bahréin, Qatar y hasta
Cisjordania, son gobernados por monarquías semifeudales cuyo poder y vasta
riqueza están defendidas por la fuerza de las armas y las bases de los
EEUU en la región. Todos estos regímenes tienen miedo de que la
guerra de los EEUU en Irak y la amenaza de guerra contra Irán puedan
socavar su odiado dominio. En cada una de estas tres monarquías cualquier
intento de efectuar un cambio democrático es brutalmente aplastado.
Además de la enorme fuerza que el Pentágono tiene en Irak, más
de 40.000 tropas están desplegadas en otros países del Golfo, junto a
20.000 marineros e infantería de marina en portaaviones y otros buques de
guerra.
Ahmadinejad salió de los EAU para una visita de dos días al vecino
Sultanado de Omán, donde EEUU tiene el uso de cuatro bases aéreas.
Irán y Omán están en orillas opuestas del estratégico
Estrecho de Hormuz, a través del cual pasan dos quintas partes de todos
los cargamentos del petróleo mundial.
La agencia de noticias estatal de Irán, IRNA, reportó el 14 de mayo
que Ahmadinejad espera establecer oficinas gubernamentales de comercio en
Muscat, la capital de Omán y en la ciudad portuaria de Jasab, que
está ubicada cerca del estrecho, justamente frente a Irán. En Jasab
también está un aeropuerto que ha sido utilizado por el
Pentágono como base militar.
Cheney vendió tecnología nuclear a
Irán
Hasta que ocurrió el explosivo ascenso de millones de trabajadores y
campesinos en la revolución del 1979, Irán también había
sido liderado por una odiada familia real fabulosamente rica –el Sha y la
dinastía Pahlavi. Como era el país más grande y poblado de la
región, Irán fue considerado la fuerza policial de los EEUU para la
región entera.
La dictadura del Sha fue impuesta a Irán después de que un golpe de
estado dirigido por la CIA en 1953 derrocara el gobierno de Mohamed Mossadegh,
que fue elegido democráticamente. Durante los años en que el
Pentágono era el verdadero poder en Irán, cuando su riqueza petrolera
fluía a los canales de las corporaciones, bancos y contratistas militares
de los EEUU, Washington estaba ansiosa por construir una industria masiva de
energía nuclear en Irán.
Fueron Cheney, Donald Rumsfeld y Paul Wolfowitz, oficiales todos en la
administración de Gerald Ford, que en 1976 coordinaron la venta de plantas
nucleares y grandes cantidades de plutonio y uranio enriquecido—la misma
tecnología que George W. Bush y Cheney dicen ahora que Irán no debe
adquirir o desarrollar.
En 1976 Cheney era jefe de personal, Rumsfeld secretario de defensa y Wolfowitz
responsable de las cuestiones de no-proliferación en la Agencia de Control
y Desarmamento de Armas. Su punto de vista entonces era que Irán
debía gastar miles de millones de dólares para comprar, a
corporaciones estadounidenses, más de 20 reactores nucleares. (Washington
Post, 27 de mayo, 2005)
Todo este desarrollo tecnológico fue cortado después de la
Revolución Iraní de 1979. La energía nuclear iraní se
convirtió en una “amenaza” tan pronto las corporaciones
petroleras estadounidenses no tuvieron acceso ilimitado a la fantástica
riqueza de petróleo de Irán y los Estados Unidos perdiera su fuerza
policial iraní en la región.
La erosión del control estadounidense
Bajo la dictadura del Sha, Washington podía dominar toda la región al
armar el ejército iraní. El Pentágono no necesitaba estacionar
decenas de miles de tropas estadounidenses en el Golfo. No necesitaba una
cadena de bases militares. Irán fue la policía para toda la
región. Pero después de la Revolución Iraní, la
posición global de Washington cambió drásticamente.
En 1979, después de que el poder corporativo estadounidense perdiera el
control del país más grande y poblado de la región, tuvo que
hacer que Washington comenzara a enviar tropas estadounidenses y establecer
bases en otros lugares en un esfuerzo de preservar sus fabulosas ganancias.
Hoy en día — aún con dos grupos de portaaviones en el Golfo,
decenas de miles de tropas en la región y 150.000 tropas en Irak —
el dominio que los imperialistas estadounidenses tenían en esa región
se está claramente perdiendo.
Cada esfuerzo de mantener su posición a través de guerras e
invasiones ha resultado en más erosión de su control.
Washington trató de debilitar los estados del Golfo armando a ambos
países, Irán e Irak durante la guerra de 1980 a 1988. La estrategia,
como la explicó Henry Kissinger, fue “Espero que se maten uno al
otro”. Más de un millón de personas murió en la
guerra.
En 1990, con el colapso de la Unión Soviética, Washington trató
nuevamente de re-establecer la posición que había tenido, esta vez a
través de la enorme destrucción de la guerra en Irak. Luego, durante
los años de las crueles sanciones de los Estados Unidos y la ONU contra
Irak, Estados Unidos pudo mantener su asedio del comercio en toda la
región.
La invasión y ocupación estadounidense de Irak en el 2003 fue el
próximo paso para tratar de recolonizar la región. Pero el
Pentágono y las corporaciones petroleas no contaban con la enorme
resistencia del pueblo iraquí. Luego de cuatro años después de
la invasión, está claro que la guerra para reconquistar Irak es un
tremendo desastre y hasta los generales más importantes en el
Pentágono consideran que la guerra es imposible de ganar.
La guerra estadounidense/OTAN en Afganistán también tiene problemas
graves. El mejor aliado de Washington en esa región, la dictadura de
Musharraf en Pakistán, se enfrenta a una crisis de manifestaciones,
huelgas y paros de trabajo.
El viaje desesperado de Cheney por la región y sus amenazas desde la
cubierta de un portaaviones no restaurará la dominación imperialista
de los Estados Unidos. El odio a los Estados Unidos está al rojo vivo por
toda la región. Más guerra sólo resultaría en más
resistencia.
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