La Pandilla de Bush traiciona a soldados veteran@s
Por Caleb T. Maupin
Jonathan Town fue uno de los cientos de miles de jóvenes estadounidenses
que fueron enviados a Irak. Él fue enviado a ocupar Irak y a defender esa
ocupación por los Estados Unidos en contra de los iraquíes
determinados a liberar a su país de la ocupación.
Town probablemente oyó muchas veces a los reclutadores militares decirle
para persuadirlo a que se enlistara, que se le proveería cuidado
médico y se le atendería si él fuera herido. Quizás él
fue persuadido por las palabras de George W. Bush y sus socios sobre el
“apoyo de las tropas”. Y probablemente sintió que aquellos que
motivaron a la derecha, diciendo que la oposición a la guerra era
“traicionar a las tropas,” estarían con él cuando él
fuera herido en batalla contra la resistencia iraquí.
Pero él fue engañado.
En un día fatal en el año 2004, una unidad bien armada de luchadores
de la resistencia iraquí que resistieron las sanciones, el bombardeo y
otras acciones inhumanas del gobierno de los EEUU, atacaron a las fuerzas de la
ocupación militar. Dispararon un proyectil de 107 mm a la base
estadounidense en Ramadi. El proyectil atravesó las paredes del edificio y
explotó a tres pies de la cabeza de Town.
Town luego despertó en un hospital y desde entonces sufre de pérdida
de audición, dolores de cabeza, pérdida de la memoria, ansiedad e
inhabilidad para dormir. El ejército probablemente se sintió feliz de
dar a Town el objeto metálico atado a un listón conocido como el
“Purple Heart” o la medalla púrpura; sin embargo, cuando se
trató de dar el cuidado médico que necesitaba para recuperarse de sus
heridas, el gobierno fue un poco menos cooperativo.
Después de haber sido dado de alta en el año 2006, Town quería
tratamiento para su sufrimiento de estrés post traumático, algo que
afecta a decenas de miles de soldados. El Pentágono decidió evadir su
responsabilidad con el problema de Town. El ejército argumentó que
Town ya sufría de “un desorden de personalidad”, y que el
hecho de que un explosivo de 18,8 Kg, haya detonado sobre él no tiene nada
que ver con su enfermedad actual.
Town no es el único. Hay documentación que revela que desde el 2001
más de 22.500 soldados estadounidenses han sido clasificados con
“desorden de personalidad “para bloquear el que reciban tratamiento
indicado que en hospitales para veteranos si tuvieran el Desorden de
Estrés Pos Traumático. Lo que es significativo es que Town, que tiene
dos hijos y pasó siete años en el servicio militar, recibió
honores 12 veces. Se pensaría que el Pentágono le daría un trato
distinto.
Que insulto es decir que quienes han visto partes de cuerpos humanos esparcidos
en el suelo, niñ@s muriendo y toda la carnicería de la guerra, no se
han afectado por haber sido enviad@s a matar y morir en una ocupación
criminal. Y entonces culpar el trauma que han sufrido en un “desorden de
personalidad” que supuestamente ya tenían, para evitar pagar la
cuenta.
¿Qué persona quien no sea ya sociópata puede experimentar tales
horrores y no quedar perturbada? Parece que para los que dirigen este
país, la gente es una mercancía, algo que Carlos Marx escribió
hace muchos años en su libro “El Capital” y en sus manuscritos
económicos. Bajo el sistema capitalista, la palabras podrán resonar
en el refugio subterráneo de Dick Cheney sobre “apoyar a las
tropas”, la historias sentimentales podrán salir en el noticiero FOX
y en la NBC, pero al final, l@s que se han enviado a reprimir al pueblo que se
opone al imperialismo son, ell@s mism@s, considerad@s nada mas que carne de
cañón por las autoridades.
Como Town luchó y recibió algo de apoyo, el Congreso sostuvo una
audiencia el 25 de julio y el Pentágono decidió permitir su
tratamiento por ahora. Pero su caso todavía expone a los que hacen la
guerra: pueden llamar “héroes” a las tropas, pero las
ganancias determinan todo cuando hay que pagar la cuenta. L@s soldados activ@s
y l@s veteran@s tendrán que luchar otra guerra en su propio país para
asegurarse que recibirán los beneficios que les fueron prometidos.
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