El porqué activistas inmigrantes se oponen a la nueva ley
Por Arturo J. Pérez Saad
El Congreso de los Estados Unidos está discutiendo el nuevo proyecto de
ley referente a la inmigración. Este proyecto tiene el respaldo del
presidente George Bush y de los principales grupos en ambos partidos,
Demócrata y Republicano. Este nuevo proyecto de ley se ha presentado como
“una gran concesión” para regular la inmigración y
estabilizar la situación para l@s trabajador@s inmigrantes y los
empresarios.
Es cierto que los testarudos reaccionarios en el Congreso se oponen al
proyecto. Estos racistas muestran abiertamente su hostilidad hacia tod@s l@s
inmigrantes que no tienen documentos y hacen convocaciones chauvinistas a l@s
ciudadan@s estadounidenses. Por supuesto que hay que contestar a todos los
políticos y comentaristas fanáticos y racistas–de quienes Lou
Dobbs es el ejemplo mejor conocido. Se les debe contestar, oponer y
protestar.
Pero lo que ahora es importante estudiar y lo que este artículo
expondrá, es que much@s en el movimiento pro inmigrante de aquí
también encuentran que este proyecto es totalmente inadecuado para las
necesidades de l@s inmigrantes. Much@s activistas lo consideran como una
violación a los derechos de l@s inmigrantes.
Lo que propone el proyecto de ley
Si esta propuesta de ley bipartita se convierte en ley, cambiaría
fundamentalmente todas las leyes migratorias que han estado vigente desde el
1965 a leyes en pro de las corporaciones y en contra de l@s trabajador@s.
Aunque este proyecto promete “amnistía” o
“legalización” para l@s inmigrantes, exige primero que se
cumplan estos puntos principales:
Primero, la militarización de la frontera sureña con 18.000 soldados
o personal de patrullas. Si se aplican los estándares internacionales,
este despliegue militar parecería un acto de guerra. La más reciente
tecnología sería empleada para detener a l@s campesin@s y
trabajador@s que emigran de sus países y tratan de cruzar la frontera
hacia el norte en busca de trabajo. Y por supuesto la tecnología
también mantendría información sobre quién llega por
avión de otras regiones del mundo.
Segundo, la construcción de una pared estilo ‘apartheid’ de
370 millas en la frontera con México. Esta pared forzaría a l@s
trabajador@s inmigrantes intentar entrar por otros terrenos más
peligrosos. La tasa actual de mortandad de l@s inmigrantes que según
algunos reportes es de una persona muerta por día, sin duda alguna
aumentaría.
Tercero, la construcción de 20 campamentos adicionales de
concentración o centros de detención, los cuales podrían alojar
a más de 25.000 inmigrantes por día. Durante la Segunda Guerra
Mundial, el gobierno de los Estados Unidos—bajo la presidencia
democrática de Franklin Roosevelt—llevó a cabo un programa de
desalojo y encarcelamiento contra toda persona de descendencia japonesa
ubicándola en campos de concentración.
Después de que los tres objetivos estén logrados, el/la trabajador/a
indocumentad@ puede entonces solicitar la visa temporal de categoría
“Z” por cuatro años. El/la trabajador/a tiene que pagar $5.000
para iniciar el proceso. En el momento de renovarla, ella o él
tendría que volver a solicitarla, pagar otra multa, salir del país,
solicitarla de nuevo desde el país natal y entonces pagar una multa
adicional. El precio, de por lo menos $10.500, excluyendo los costos legales,
no garantiza nada.
En ninguna parte aparece que el desempleo en los países de origen de est@s
trabajador@s estuvo causado por las políticas neoliberales impuestas por
Washington. Éstas políticas han resultado en un aumento de la pobreza
y en más migración desde los países donde los acuerdos de libre
comercio están en vigor.
El 30 de julio, las cuotas para solicitar un cambio del estatus van a subir
drásticamente hasta tres veces el nivel actual como resultado del recorte
por el gobierno de los programas sociales para poder pagar los gastos de la
guerra. ¿Quién puede pagar esas cuotas? ¿Será cierto que el
gobierno quiere reconocer los derechos de l@s inmigrantes que ya están en
este país? ¿O querrá simplemente permitir la entrada de una
fuerza laboral más grande que no tendría otra opción que la de
trabajar sin derechos, como “trabajador@s invitad@s”?
Esta no sería la primera vez. Durante los años de 1940 hasta los
sesenta, el programa de “Braceros” importó desde México a
“trabajador@s sin destrezas” para trabajar en el sector
agrícola bajo condiciones de esclavitud, sin derechos y con salarios
bajísimos–algun@s incluso no recibieron salario alguno. Entonces, el
gobierno de los EEUU l@s devolvió a su país. Much@s de aquell@s que
no fueron compensados por su trabajo durante esa época protestaron el
Primero de Mayo del año pasado en el lado mexicano de la frontera en
solidaridad con l@s trabajador@s indocumentad@s que están actualmente en
los EEUU. Est@s trabajador@s han seguido presionando al gobierno de los EEUU
para que les otorguen una compensación justa.
Es irónico que en el mes de mayo, mientras el proyecto de ley estaba bajo
consideración, Luis Posada Carriles, agente de la CIA y terrorista por
él mismo reconocido, fue excarcelado después de haber estado detenido
por haber entrado al país y haberse quedado sin documentos desde 2005. El
mensaje aquí es que si se es terrorista partidario de los EEUU, se queda
impune, no importa si tiene la documentación correcta o no.
El diablo está en los detalles
Hay muchas otras provisiones macabras en la propuesta de ley, incluso una que
autoriza a las agencias estatales para que funcionen como agencias policiales
fronterizas, un bio-chip electrónico obligatorio para la
identificación, la casi inevitable separación de la familia, un
sistema de puntos, y la llamada “Ley de Sueño”. Esta
última permitiría a l@s hij@s de trabajador@s indocumentad@s el
acceso a 720 días de educación universitaria o al servicio militar.
Como las fuerzas militares de los EEUU están sobre-extendidas en medio de
un aumento de las tropas en Irak, el Pentágono ve a est@s jóvenes
como potencial carne de cañón.
En suma, esta ley de “gran concesión” está lejos de ser
“amnistía” o “legalización”. Esta ley
crearía una clase marginada permanente de trabajador@s que sería
excluida permanentemente de la oportunidad de obtener un estado legal. Puesto
que solo legalizaría a quienes tengan rango académico o destrezas
especiales, promovería una fuga de cerebros de los países en camino a
desarrollarse. También le hará más fácil a l@s inmigrantes
de otros países imperialistas en el hemisferio norte venir a los Estados
Unidos.
En los años 80, el gobierno estadounidense hizo maniobras semejantes
respecto a l@s inmigrantes y pasó finalmente el Acta de Control de
Inmigración y Reforma (ACIR) conocida como la “Gran
Amnistía” de 1986. Aunque la ACIR legalizó a 2,7 millones de
trabajador@s indocumentad@s, dejó fuera a más de 1,5 millones,
penalizó a l@s trabajador@s indocumentad@s con multas considerables y
criminalizó el emplearles, aunque en realidad las sanciones contra las
empresas nunca se realizaron.
La administración de Bush depende del ambiente político actual de
miedo, llevado a cabo por las diarias redadas terroristas contra comunidades de
inmigrantes, para impedir una lucha progresista contra la nueva ley. Pero el
deseo de las masas es seguir luchando.
El día en que fue anunciada “la gran concesión”, el 17 de
mayo, más de 30.000 inmigrantes y personas solidarias, se manifestaron en
Los Ángeles, demandando la renuncia del jefe de la policía, William
J. Bratton, una investigación completa del Departamento de la Policía
de Los Ángeles debido a los ataques del 1º de mayo en MacArthur Park,
y “legalización ahora”. Parece que el movimiento pro
inmigrante se ha dado cuenta que la única manera en que se ha ganado
justicia ha sido en las calles.
El Congreso está en receso hasta el 4 de junio y la camarilla de
cabilderos del capital financiero se está poniendo en posición y
examinando esas partes de la legislación propuesta que vayan a
responsabilizar al patrono e impedirle que super-explote a l@s trabajador@s.
Pero como dijo entonces Frederick Douglass, líder libertador afroamericano
del siglo XIX: “El poder no concede nada si no se demanda. Nunca lo ha
hecho y nunca lo hará.”
Como fue mostrado por las protestas masivas el 1º de mayo, grandes
sectores de la comunidad inmigrante saben que la protesta en las calles es lo
que logrará la derrota de esta ley y ganará todos los derechos para
l@s inmigrantes.
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