Usando un aluvión de “evidencias” anónimas y no
confirmadas, Washington ha intentado forjar la opinión pública en
contra del gobierno de Irán a través de un anuncio similar a los
anuncios que produjeron la invasión de Irak en el 2003.
El Presidente Bush dijo que el anuncio no fue hecho con la intención de
ser amenaza de guerra contra Irán. Sin embargo, dado el incremento en las
hostilidades de la administración hacia ese país—incluyendo la
imposición de sanciones, la instalación de portaaviones cerca de las
costas de Irán con el intento de provocar un altercado, y el reciente
alegato de que hay armas iraníes en Irak—una movida agresiva por
parte de Washington no está fuera de lo posible.
Es necesario que el movimiento antiguerra y antiimperialista tome estas
amenazas de guerra por los Estados Unidos contra Irán muy en serio, y
exija del Congreso, del Pentágono y de la Casa Blanca “!no más
guerras!”
Una nueva campaña publicitaria
Durante una rueda de prensa el 10 de febrero en la Zona Verde en Bagdad,
aún los oficiales que presentaron la evidencia—un alto oficial de la
defensa, un analista de la defensa y un experto en explosivos, rehusaron
identificarse públicamente—a la vez que presentaban lo que ellos
llamaron fragmentos de las más mortíferas municiones y armas en
Irak.
Alegaron que los “niveles más altos” del gobierno iraní
han estado supliendo estas armas—conocidas como Penetradores
Explosivamente Formados—a las fuerzas de resistencia en Irak y que esas
armas han sido responsable por la muerte de 170 de las 3.000 y pico de bajas
estadounidenses.
A l@s corresponsales de prensa no se les permitió grabar o fotografiar
ningún aspecto de la reunión. (Washington Post, 12 de febrero) En su
lugar, fueron provistas a la prensa las fotografías de las municiones. El
periódico “The Los Angeles Times” reporta que, “Los
oficiales dijeron que siguiendo el rastro de cada pieza mostrada conduce a
Irán, aunque para los ojos no entrenados no habían marcas
iraníes fuera de las encontradas en la dinamita. Algunas de las municiones
tenían escritura occidental”.
No se dio ninguna explicación sobre qué era lo que identificaba a
estas armas como de fabricación iraní. No se dio ninguna evidencia
concreta que ligara al gobierno iraní y la manufactura o transferencia de
estas armas a Irak.
El vocero de la Cancillería de Irán, Mohammad Ali Hosseini, lo puso
en claro: “No se puede confiar en tales acusaciones ni ser presentadas
como evidencias. Estados Unidos tiene una larga historia de fabricación de
evidencias. Tales acusaciones son inaceptables. (AP, 13 de febrero)
Si la administración de Bush ya ha optado por lanzar una nueva guerra en
contra de Irán en un futuro cercano o no, decididamente ha aumentado la
campaña a favor de una guerra.
Prensa corporativa ayuda campaña bélica
Como de costumbre, los medios de comunicación corporativos han apoyado
esta campaña publicando en primera plana y con la más alta prioridad
esta reciente ola de acusaciones contra Irán. A pesar de que la
“evidencia” presentada es a lo sumo dudosa, la han presentado de
forma para que se establezca un caso en la conciencia pública.
Sin embargo, hasta los medios de comunicación monopolistas han sido
forzados, en forma limitada, a reconocer que esta campaña
propagandística está siguiendo el mismo patrón que el truco de
“las armas de destrucción masiva” utilizado contra Irak. Dada
las consecuencias de la cobertura de las mentiras utilizadas para vender la
guerra de Irak, algunos de los periódicos intentaron protegerse publicando
editoriales al día siguiente cuestionando la falta de evidencia concreta,
y hasta los motivos de la conferencia de prensa donde la noticia fue
divulgada.
El día después de la presentación, el oficial de alto rango
militar, el general Peter Pace, del Estado Mayor Conjunto de los EEUU,
admitió a la radiodifusora, Voz de América, “Yo no diría
según lo que yo sé, que el gobierno de Irán sepa claramente o
sea cómplice”. (Prensa Asociada, 13 de febrero)
Intentando minimizar la importancia de la crítica que siguió a la
declaración de Pace, el Presidente George Bush aseveró en una
conferencia de prensa el 14 de febrero que él estaba convencido de que el
gobierno de Irán está proporcionando armas a combatientes en Irak. Un
periodista le preguntó, “¿Cuáles son las garantías
que le puede dar al pueblo estadounidense de que los reportes de inteligencia
están correctos esta vez?”
Bush dio una respuesta simplista y evasiva: “Sabemos que están.
Sabemos que están suministrados por la Fuerza Quds. Sabemos que la Fuerza
Quds es parte del gobierno de Irán. ... Mi trabajo es proteger a nuestras
tropas”. (New York Times, 14 del febrero)
Intensificación es distracción de Irak
El 7 de noviembre pasado, una mayoría de votantes votó para proteger
a las tropas trayéndolas a casa, en lo que fue considerado un referendo a
favor de la retirada de las tropas de Irak. Esos mismos millones de personas
están prestando mucha atención a los votos pendientes en el Congreso
sobre el aumento de fondos para la guerra, y a pesar de las voces de las masas
expresadas en las urnas electorales, tal parece que el Congreso sólo
está dispuesto a proponer resoluciones no vinculantes contra la prolongada
ocupación de Irak.
Considerando el voto en el Congreso, la nueva campaña de propaganda contra
Irán parece como si fuera otra distracción con la intención de
moderar los sentimientos contra la guerra de una mayoría abrumadora de la
clase trabajadora en los Estados Unidos. El momento escogido para divulgar la
“noticia”, apenas un mes antes del cuarto aniversario de la guerra
el 17 de marzo, cuando masivas protestas antiguerra están programadas para
ese día en Washington y alrededor del país, no es una
coincidencia.
En una entrevista del 12 de febrero en el programa de televisión
“Good Morning America”, el presidente de Irán, Mahmoud
Ahmadinejad puntualizó: “Yo creo que los americanos han cometido un
error en Irak ... y es por eso que está intentando acusar a otros pueblos,
y acusar a otros no va a resolver el problema”.
Ahmadinejad señaló además que hay evidencia clara y abierta de
que los Estados Unidos es el mayor ejecutor de la violencia en Irak: “Yo
les puedo dar cifras y números que se saben: más de 160.000 tropas
estadounidenses están en Irak. ¿Qué están haciendo en
Irak?”
No se puede descartar la agresión estadounidense
Aunque la posibilidad de una nueva guerra parece arriesgada para la
administración de Bush y posiblemente podría resultar en una
situación peor para ellos que la actual, no quiere decir que los
militaristas en Washington no corran el riesgo de una guerra desastrosa en un
esfuerzo imprudente para invertir su derrota.
El periódico “The Los Angeles Times” reporta que Israel, el
aliado más leal de los Estados Unidos en la región, “ha
empezado una campaña insólitamente abierta para incitar presiones
internacionales tanto políticas como económicas contra Irán.
Ellos advierten que el tiempo se está acabando e insinúan que
recurrirán a la fuerza militar si fallan esas presiones.” (7 de
febrero)
Además, algunos demócratas destacados se han sumado a la postura de
amenazas contra Irán. En una entrevista en “Democracy Now”, la
directora del grupo Acción para la Paz de Nueva Hampshire (New Hamshire
Peace Action), Anne Miller, describió una conversación que había
tenido con la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton: “Me
acerqué a la senadora y . . . le pregunté si ella de veras
dejaría todas opciones en la mesa [en cuanto a Irán] y cómo
podría ella amenazar, en efecto, a los niños de otros países con
genocidio nuclear. Ella me clavó los ojos, y dijo ‘No hay opciones
quitadas de la mesa.’” (13 de febrero)
Durante el debate sobre Irak en el Congreso el 13 de febrero, el representante.
Anthony Weiner, D-NY, sugirió que si bien Irak era el blanco equivocado,
Irán es el correcto: “Nuestra acción en Irak nos ha estirado
hasta el límite.
¿Saben qué mandaría el mensaje correcto? Retirar algunas de esas
tropas de Bagdad y mandarlas a la frontera con Irán.”
Mientras que hay indicios que señalan el deseo de la administración
de un ataque aéreo contra Irán para tratar de reducir las bajas
estadounidenses — y asegurar la muerte y la destrucción del pueblo
iraní — otro indicio alarmante es el deseo de Bush de añadir
92.000 tropas al ejército en los próximos cinco años, como
expresó en su discurso sobre el Estado de la Unión el 23 de
enero.
El teniente general jubilado del ejército William Odom, quien fue director
del programa de la Guerra de Estrellas (Star-Wars) de Ronald Reagan,
advirtió, “El miedo a que el Congreso le haga frente [a la guerra en
Irak] ayuda a explicar la prisa de la administración y los
neo-conservadores de expandir la guerra a Irán. Aquí vemos semejanzas
con la estrategia de Nixon y Kissinger en Vietnam: ampliar la guerra hasta
Camboya y Laos. Solo que esta vez, las consecuencias adversas serían mucho
peor.” (Washington Post, 11 de febrero)
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