¡Proletarios y oprimidos de todos los países, uníos!
Victoria moral para Simón Trinidad
Por Berta Joubert-Ceci
El 21 de noviembre se declaró nulo el caso del gobierno de
los Estados Unidos contra Simón Trinidad después de que
por tercera vez el jurado le diera una nota al juez declarando
que no podía llegar a una decisión unánime.
Trinidad ha servido como negociador de paz para las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Durante las más de cuatro semanas que Trinidad ha estado
sometido a juicio en la corte federal en Washington, la
fiscalía presentó 21 testigos y mucha evidencia audio
visual. El Juez Thomas Hogan sin embargo no le permitió a la
defensa a presentar testigos expertos que pudieron haber
explicado la historia y el origen de las FARC y el papel jugado
por los Estados Unidos en Colombia, ambos puntos cruciales para
el caso, diciendo que esto “confundiría al jurado y
extendería la audiencia.”
El principal testigo para la defensa fue el mismo Trinidad,
quién testificó por varios días.
Inicialmente Trinidad fue acusado de secuestro, terrorismo y
tráfico de drogas; este último cargo será juzgado
separadamente. Los cinco cargos en el juicio actual estaban
relacionados a la acusación de secuestro, que proviene del
incidente en febrero del 2003 cuando una avioneta guiada por
contratistas militares estadounidense se estrelló en
territorio controlado por los insurgentes en Caquetá, en el
sur de Colombia. Los agentes, Thomas Howes, Keith Stansell y Marc
Gonsalvez, han estado cautivos por las FARC desde entonces.
Aunque Trinidad no estuvo envuelto en el acto—de hecho, no
estaba ni siquiera en el área—la fiscalía
trató ofuscadamente de mostrar su asociación al
incidente y de esa manera su “conspiración” en
el asunto.
Desde la apertura del caso, el Juez Hogan mostró claramente
su favoritismo hacia la fiscalía, dando la impresión de
que estaba presidiendo un juicio que solo podría tener como
final la condena de Trinidad.
Sin embargo, el 17 de noviembre, después de horas de
deliberaciones, el jurado le dio una nota al Juez Hogan que en
parte decía, “Creemos que nuestras diferencias
están basadas sinceramente en serias reflexiones y (son)
irreconciliables.” Hogan rehusó aceptar tal resultado
e instruyó al jurado a que continuara discutiendo hasta que
llegara a un veredicto unánime.
Una segunda nota le fue entregada al juez el 20 de noviembre
declarando otra vez la imposibilidad de un veredicto
unánime. Pero el juez en vez de declarar nulo el juicio,
presionó al jurado para que llegara a un consenso y así
pudieran estar “libres” de regresar a sus hogares
para el feriado de “Acción de Gracias.” El ya le
había dicho a los abogados que en caso de que el jurado
llegara a la misma conclusión por segunda vez, él les
daría lo que en el lenguaje legal se conoce como “la
carga de dinamita” y pidió a aquellos en la
minoría a que reconsideraran su posición. Ocho miembr@s
del jurado son african@s-american@s.
Pero como la decisión del jurado tiene que ser unánime,
el juez tuvo que declarar nulo el juicio luego de que el jurado
no alcanzara unanimidad por tercera vez. Ahora hay dos opciones
posibles: declarar al caso cerrado o comenzar de nuevo.
Esta ha sido una victoria moral para Simón Trinidad y las
FARC. A pesar de todos los terribles intentos de convencer al
jurado de la naturaleza “terrorista” de Trinidad y su
organización—denominado como tal por el gobierno de
los Estados Unidos— no se consiguió una condena
unánime.
Este juicio marca la primera vez que un insurgente colombiano,
extraditado de su país, ha sido enjuiciado en los EEUU.
Así se constituyó una vía nueva en la guerra
“antiterrorista” de Washington.
Ocurrió al mismo tiempo en que “algunos tipos”
de tortura han sido denominados legales por el mismo Congreso de
los EEUU y cuando prisiones “secretas” encarcelan una
suma no conocida de personas alrededor del mundo, fuera del
escrutinio público. Al traer a Trinidad a los EEUU para
enjuiciarlo, se intenta además eludir a los movimientos
populares que reclaman justicia no solamente en Colombia, sino
también en Latinoamérica y en el Medio Oriente.
Uribe visita a los EEUU
Este es un momento crucial en Colombia, donde el gobierno
está enfrentando un escándalo que si progresa, puede
llegar a implicar al mismo presidente.
Durante la semana del 13 de noviembre, el presidente colombiano
Álvaro Uribe viajó apresuradamente a los Estados Unidos
luego de que las elecciones de medio término aquí le
dieran la mayoría en el Congreso al Partido Demócrata.
Uribe quería asegurarse que los Demócratas siguieran
la política actual del Plan Colombia y el Acuerdo de Libre
Comercio entre Colombia y los EEUU. Pero ya que fue un presidente
Demócrata, Bill Clinton quien inició el Plan Colombia
que ha otorgado más de $3 mil millones en ayuda a Uribe para
la “guerra contra el narcotráfico” es probable
que la política continúe igual.
Durante el último de sus numerosos viajes a Washington,
Uribe rápidamente comentó sobre el caso de Trinidad,
diciendo que su condena en última instancia
“traería la paz”. Las FARC, por otro lado, han
publicado una carta abierta a intelectuales, artistas y al pueblo
de los EEUU solicitando que le pidan a la administración de
Bush que ayude para que se logre un canje de prisioneros que
incluiría a los tres agentes de los EEUU y a Trinidad.
Sin embargo en Colombia, Uribe tuvo que ser presionado, incluso
hasta por representantes de la oligarquía, para que se
declarara sobre el actual escándalo de su gobierno.
Paramilitares en el Congreso
En un dramático y sorprendente giro, la Corte Suprema de
Justicia ha emitido una orden judicial pidiendo la detención
de tres legisladores: los senadores Álvaro García y
Jairo Enrique Merlano y el diputado Eric Julio Morris. Tanto
García como Morris ya se han entregado a las autoridades.
Están acusados de tener conexiones con los derechistas
escuadrones de la muerte, o paramilitares —algo que es
públicamente conocido desde hace tiempo.
Los paramilitares son responsables de narcotráfico y
sangrientas masacres a través del país. Pertenecen al
mismo partido político que nominó y eligió a
Uribe, quien, por necesidad se verá implicado en el caso.
La investigación, la cual el movimiento progresista
colombiano considera que se está llevando a cabo muy
lentamente, sigue, y se esperan más acusaciones.
Uribe no es ajeno a tales acusaciones; de hecho él era el
número 82 —Pablo Escobar era el número 79—
en la lista de los miembros y socios del Cartel de Medellín
que tenía el ex presidente George H.W. Bush.
Su inclusión en esa lista dice: “82. Álvaro Uribe
Vélez —un político colombiano y senador dedicado
a la colaboración con el cartel de Medellín en altos
niveles gubernamentales. Uribe estuvo asociado con una empresa
involucrada en actividades relacionadas con el narcotráfico
en los EEUU. Su padre fue asesinado en Colombia por su
conexión con narcotraficantes. Uribe ha trabajado para el
cartel de Medellín y es un socio cercano de Pablo Escobar
Gaviria. Él ha participado en la campaña política
de Escobar para ganar la posición de Parlamentario Suplente
a Jorge (Ortega). Uribe ha sido uno de los políticos del
senado que ha atacado todas formas del tratado de
extradición”. (anncol.org, 15 de nov.)
(Copyright 2005-2012, Workers World. Todos los derechos reservados. Permiso para reimprimir
artículos dado si se cita la fuente. Para más información
escriba a: Mundo Obrero/Workers World, 55 W. 17 St., NY, NY 10011; por e-mail:
[email protected]. WWW: http://www.workers.org)
|