EDITORIAL
Una vez más, ¡defendamos Palestina!
Una vez más, las fuerzas armadas
tecnológicamente avanzadas de Israel, compradas y pagadas con el dinero
de l@s contribuyentes estadounidenses, han lanzado un ataque sanguinario contra
el pueblo palestino. El 28 de junio aviones militares israelíes lanzaron
por lo menos nueve proyectiles hacia la única central eléctrica en
Gaza, cortando la electricidad al 65 por ciento de la población en una
zona altamente poblada, y destruyeron un puente importante. La central
eléctrica fue dejada en llamas, creando una crisis humanitaria al
destruir tanto los suministros de agua como los de energía.
Esto
fue seguido de ataques por tanques israelíes, que abrieron su paso con
explosivos en camino a Gaza por primera vez desde que en agosto del año
pasado Tel Aviv se retiró con bombos y platillos de esta zona
empobrecida.
Los aviones israelíes también violaron las
leyes internacionales una vez más cuando sobrevolaron a baja altitud la
casa del presidente de Siria Bashar Assad, un gesto que amenazó a Siria
con represalia si les da ayuda a sus vecinos palestinos.
Una vez
más, Estados Unidos está apoyando esta agresión,
llamándola una “respuesta” al secuestro de un soldado
israelí por militantes palestinos en Gaza.
No importa lo que pase,
según el gobierno estadounidense y sus medios de propaganda, Israel
siempre está “respondiendo” y los palestinos siempre
están “atacando”.
Por ello es importante examinar una
vez más cómo empezó este conflicto que parece no tener
fin.
El hecho es que, aunque Israel fue establecido en 1948 bajo el lema
sionista de “tierra sin un pueblo para un pueblo sin tierra,”
había millones de personas que estaban viviendo allí—los
palestinos. Bandas de sionistas terroristas—el Irgun—corrieron a
millones al exilio y masacraron a much@s que resistían.
Desde su
establecimiento, el estado de Israel negó los derechos de los palestinos
y aún su presencia como pueblo.
Por eso es más que
hipócrita cuando Tel Aviv dice hoy en día que no puede hablar con
el elegido gobierno de Hamas, porque l@s palestin@s no reconocen el derecho a
existir de Israel, y entonces usa este razonamiento—una vez
más—como el pretexto para tratar de hacer rendirse por hambre al
pueblo palestino, y romper sus organizaciones políticas.
Desde que
Hamas asumió el poder en marzo, Israel ha congelado los ingresos de los
impuestos que recauda del pueblo palestino y que supuestamente deben ir a la
Autoridad Palestina. Llegando a $52 millones al mes, este déficit ha
dejado a 130,000 emplead@s públic@s sin sueldo. Israel también ha
cerrado las fronteras que rodean el territorio palestino, resultando en la
escasez de comida y medicinas y un paro en las exportaciones.
Ahora, con
la destrucción de su central eléctrica, los 1.4 millones de
habitantes de Gaza se enfrentan con el empeoramiento de lo que ya es una
situación grave.
Israel es la mano derecha de Washington en el
Medio Oriente. Está favorecida por la clase poderosa de los Estados
Unidos porque puede contar con Israel en cualquier conflicto entre el
imperialismo y las masas árabes y musulmanas.
Igual que en la
guerra en Irak, estos conflictos son mayormente sobre quién
controlará el petróleo, el recurso más valioso de la
región.
La lucha palestina por la autodeterminación es una
cuestión principal en la lucha global de los pueblos oprimidos contra el
imperialismo. ¡Libertad para Palestina!
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