Después de reñidas elecciones
Los pobres en México piden un gobierno paralelo
Por Teresa
Gutiérrez
Las elecciones presidenciales de
México en julio de este año ya pasaron. A pesar de haber vasta
evidencia de un gran fraude por parte del gobierno, Felipe Calderón, el
candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), partido conservador pro
estadounidense, fue declarado presidente el 5 de septiembre por el Tribunal
Federal Electoral (TRIFE)—la corte electoral más alta del
país.
El TRIFE declaró que el candidato
progresista, Andrés Manuel López Obrador, fue
derrotado.
Antes de las elecciones, López
Obrador había dirigido una campaña presidencial masiva bajo la
bandera de la recién formada coalición “Para el Bien de
Todos.” Su campaña electoral dio vida a un movimiento de
masas.
A pesar de la proclamada derrota del candidato
progresista, que fue un claro golpe contra el movimiento, la lucha del pueblo
mexicano está lejos de estar finalizada. De hecho, los políticos
capitalistas continúan caracterizando la situación de
México como “un momento decisivo” lo que realmente quiere
decir, “estamos preocupados”.
Todo indica
que a pesar del resultado de las elecciones, el movimiento político de
México ha revivido y no está menguando. AMLO, como se conoce
cariñosamente a López Obrador, no ha retornado derrotado a los
pasillos del gobierno. Se ha quedado en las calles con las
masas.
De hecho, al recibir la noticia de la
decisión de la corte la semana pasada, él dijo, “Al diablo
con las instituciones” y rehusó reconocer a Felipe Calderón
como presidente.
Las masas ocupan el
Zócalo
El 2 de julio, cuando se hizo
evidente que las elecciones habían estado contaminadas con fraude,
López Obrador rehusó lidiar con el asunto dentro de los confines
del parlamentarismo burgués. En vez de eso, él abrazó el
impulso en las calles y llevó el argumento fuera de los confines de la
ley capitalista e instó a movilizaciones de las
masas.
La Plaza del Zócalo en el corazón
de la capitalina Ciudad de México, se convirtió en el cuartel de
López Obrador donde sus partidarios acamparon, se reunieron y protestaron
a favor de la justicia.
El Zócalo es lugar de
incontables acciones de masas desde los tiempos de los aztecas. Una cantina
cerca de la plaza anuncia que tiene agujeros de balas disparadas por el
revolucionario héroe mexicano Pancho Villa.
Las
manifestaciones invocadas por AMLO crecieron hasta casi 2 millones de personas,
demostrando que el pueblo mexicano ya está harto de lo mismo de siempre.
La ira de las masas no es solamente por el fracaso del gobierno mexicano para
garantizar unas elecciones justas sino por la intensa tasa de explotación
que se ve hoy en todo el país.
México
enfrenta hoy una de las peores crisis económicas y sociales de su
historia. Un enorme subempleo y desempleo ha conducido a olas sin precedente de
migración hacia el norte. Como resultado de políticas como el TLC,
el imperialismo de los EEUU ha quedado profundamente enraizado en las
estructuras políticas y económicas de
México.
El movimiento que actualmente sacude a
México es el resultado de esta
condición.
La masiva ocupación de la
Plaza del Zócalo que comenzó en julio y siguió por siete
semanas consecutivas, fue tan efectiva que la agencia France Press
reportó que bloqueó las avenidas más importantes. El
campamento fue tan exitoso que interrumpió el comercio, costando a la
economía alrededor de $709 millones de dólares, según un
reporte publicado por una representación de una asociación de
frenéticos empresarios.
El comercio no fue lo
único que se interrumpió. Tradicionalmente, el gobierno
capitalista celebra el 16 de septiembre en esa plaza. Sin embargo, este
año, el actual presidente saliente, Vicente Fox del PAN, fue forzado a
conmemorar el día 16 de septiembre, día de la independencia de
México de España, a distantes millas fuera del Distrito Federal
como resultado de la ocupación masiva en la Plaza del
Zócalo.
A principios de septiembre, legisladores
del Partido de la Revolución Democrática (PRD), un partido de
oposición partidario de López Obrador, también pudieron
interrumpir al gobierno con una significativa demostración de poder. L@s
legislador@s peredeístas bloquearon el podio donde Fox iba a dar su
último discurso sobre el estado de la nación. Esto forzó a
Fox a retirarse y presentar su discurso en la noche por
televisión.
Llamado a un gobierno
paralelo
A pesar de que el campamento en el
Zócalo había sido desmantelado, las tensiones no “parecen
tener una reconciliación en el futuro cercano”. (Christian Science
Monitor, 18 de septiembre)
Esto es debido a la nueva
fase de lucha del movimiento.
López Obrador y el
movimiento que encabeza claramente no van a desaparecer. El campamento ha sido
desmantelado por ahora, después de siete semanas de una ocupación
masiva, pero el movimiento no se ha desmantelado.
Por
más de un mes, después de manifestaciones masivas en julio y
agosto de millones de mexican@s, el campamento se mantuvo
firme.
Luego, el 16 de septiembre, el campamento
culminó en una masiva Convención Nacional
Democrática.
Más de un millón de
personas asistieron a esta convención, según reportó La
Jornada. Llenaron no solamente la enorme plaza sino también las calles
que la rodean. Votaron alzando las manos para declarar a López Obrador su
presidente y le llamaron a formar un gobierno paralelo. Él va a nombrar
un gabinete de gobierno que será inaugurado el 20 de noviembre,
días antes de la inauguración de Felipe Calderón el
1ro de diciembre.
El 20 de noviembre es la
fecha en que México conmemora la Revolución de
1910.
López Obrador dijo el 16 de septiembre que
su gobierno paralelo trabajará preparando propuestas para reescribir la
constitución de México de modo que los derechos de
“alimentación, trabajo, cuidado de la salud, educación y
vivienda” estén garantizados. Dijo también que desea cambiar
las instituciones públicas corruptas. (Noticias de ABC, 17 de
septiembre)
La coalición que se formó
para la elección presidencial acordó continuar su alianza hasta el
2009. Su consigna es “Para el Bien de Todos, los Pobres
Primero”.
Reuters reportó que l@s
delegad@s a la convención también votaron para apoyar un boicot
contra algunas de las compañías más grandes en
México, incluyendo a Wal-Mart, Citigroup y Coca-Cola. Un boicot grande de
la Coca-Cola en México serían buenas noticias para los
trabajadores colombianos que se enfrentan a una campaña de escuadrones de
muerte a quienes los sindicalistas acusan de proteger los intereses de la
Coca-Cola. Se vende más Coca-Cola en México que en cualquier otro
país latinoamericano.
La Jornada reportó
el 17 de septiembre que la convención también había votado
para iniciar un “Plan de Resistencia Civil y Pacífica” contra
el fraude electoral, prometiendo interrumpir a Calderón dondequiera que
hable. Formaron tres comisiones para llevar a cabo el trabajo, y se hicieron
planes para la segunda reunión de la convención el 21 de marzo de
2007.
Seguro que la clase dominante estadounidense
está preocupada por los acontecimientos en México.
¿Habrá surgido otro Hugo Chávez tan cerca de la frontera
estadounidense? ¿Estarán maduras las circunstancias para que las
masas mexicanas fomenten su segunda revolución, esta vez más
cercana al modelo cubano? Solo el tiempo
dirá.
Mientras tanto, el gobierno capitalista
actual de México está pensando romper relaciones
diplomáticas con Venezuela. ¿Por qué? Porque el Presidente
Hugo Chávez de Venezuela dijo en La Habana el 18 de septiembre que su
gobierno no reconoce la victoria de Calderón a causa de las
irregularidades reportadas.
Seguro que Chávez no
está perdiendo el sueño por la posibilidad de una ruptura de
relaciones. Tiene un buen amigo en La Habana que es mucho más importante
— un amigo que el pueblo mexicano también tiene en su
corazón.
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