Los pobres de México votan con sus pies
Por Teresa Gutiérrez
Segunda de dos
partes
La historia de las elecciones en México
Las
elecciones presidenciales del 2006 sólo se pueden entender
poniéndolas en el contexto de la historia política de
México.
Los medios de comunicación en los EEUU describen
las elecciones de este año como un reflejo del progreso en el
“sistema democrático” incipiente de México. Se
referían al hecho de que las elecciones en México han sido
históricamente menos que democráticas, incluso dentro del contexto
de la democracia capitalista.
Por más de 70 años hasta el
2000, el PRI había alcanzado la presidencia y se había afianzado
en ella por medios engañosos. La selección del presidente sucesivo
se sabía comúnmente que ocurriría no por vía
electoral sino por vía del “dedazo”, proceso por el cual el
presidente saliente del PRI señalaba al presidente siguiente del
PRI.
Por más de 70 años, México fue gobernado por un
solo partido que tenía intereses capitalistas.
En 1988, sin
embargo, esto empezó a cambiar. México fue sacudido por un
movimiento masivo que apoyó al candidato progresista Cuauhtémoc
Cárdenas para la presidencia.
Cárdenas fue muy popular por
varias razones. Primero, fue un líder de una facción que
rompió con el PRI en una histórica defección, hecho que fue
un cambio dramático que tuvo como resultado la formación del
Partido Revolucionario Democrático, PRD.
Segundo, él era el
hijo de Lázaro Cárdenas, que fue presidente durante los
años 1930, muy querido y respetado en México. Las políticas
de Lázaro Cárdenas incluían la defensa de los pobres al
igual que la defensa de la soberanía mexicana; él expropió
el petróleo mexicano sacándolo del dominio extranjero. Las masas
mexicanas esperaban que Cuauhtémoc Cárdenas llevara a cabo
políticas similares.
El día de las elecciones, las noticias
reportaron que un número enorme de indígenas votó por
primera vez. Much@s caminaron por horas e incluso por días para llegar a
un lugar de votación.
Pero otro Cárdenas en la presidencia
no podía suceder. A pesar de la evidencia abrumadora que mostraba que
él ganó la elección, el voto fue manipulado a favor del
PRI
A las elecciones del 1988 a menudo se les refieren como el gran fraude
electoral. La presidencia fue entregada a Carlos Salinas. Sin ninguna duda,
Washington desempeñó un papel en tirarle un balde de agua
fría al sentimiento de las masas que querían un cambio
radical.
En 1994, en las elecciones presidenciales siguientes, el PRI
mantuvo su débil asimiento en el poder. Entonces en el 2000 fue
convenientemente sustituido por el partido más derechista y pro-negocio,
el PAN.
Este revés para el PRI frecuente y erróneamente se
describe como ejemplo de la democratización en México. Por
ejemplo, en su reciente reportaje sobre la elección actual, el
periódico Los Angeles Times escribió el 4 de julio que “la
indignación popular sobre el voto [de Cárdenas], percibido
extensamente como amañado, estimuló la formación de un
movimiento pacífico que derribó eventualmente… al PRI en
2000, después de décadas de régimen
autocrático.”
El derrocamiento del PRI no fue ninguna
victoria verdadera para las masas. En realidad, el final de la dominación
de PRI significó solamente que un partido más atrincherado en el
capitalismo gobernaría a nombre de los intereses de los capitalistas
mexicanos y estadounidenses. La victoria del PAN fue solamente un hueso lanzado
al pueblo que había salido a las calles por Cárdenas.
Las
relaciones capitalistas y la explotación de l@s trabaja dor@s mexican@s y
l@s oprimid@s quedaron firmes.
Lecciones del 1988
Sin duda
alguna, el pueblo mexicano tiene la necesidad de un cambio. Las cifras del
desempleo y el subempleo están muy altas. En algunos barrios, para
algunas comunidades, el desempleo está sobre el 50 por ciento.
La
pobreza es horrible. El hambre y la desesperación son comunes.
La
corrupción y la violencia están desenfrenadas - no porque la gente
de América Latina sea más corrupta o violenta que sus
homólogos estadounidenses, sino que la situación se publica
más. La desesperación está muy alta, y muchos se ven
forzados a participar en la economía subterránea que es a menudo
violenta, tal como es el lucrativo negocio del tráfico de drogas que EEUU
estimula.
López Obrador puede ser un candidato cuyos pies
están en el campo de los pobres. Si él prevalece y es el vencedor
en estas elecciones, esto podría ser buenas noticias para Cuba, la cual
ha experimentado relaciones tensas y peligrosas como resultado del actual
presidente mexicano Vicente Fox, quien era un alto ejecutivo de la Coca-Cola en
México.
El año pasado, el establecimiento mexicano
intentó prevenir que López Obrador se postulara para la
presidencia fabricándole un ridículo caso para encarcelarlo. Pero
las masas intervinieron. Más de millón y medio de mexican@s se
concentraron en la famosa Plaza Zócalo en defensa de López
Obrador. La derecha fue forzada a retroceder y dejar que se
postulara.
Pero la institución que controla las elecciones, el
Instituto Federal Electoral (IFE) según se reporta, tiene una alianza con
el PRI, que quedó en un distante tercer lugar y fácilmente pudiera
contribuir a una victoria del PAN.
El periodista y autor John Ross
escribió el 3 de junio que el presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, es
una figura con “intereses del partido en el poder”. En otras
palabras, tiene conexiones al PAN. Ross reportó que cuando Antonio
Villaraigosa, el primer alcalde de descendencia mexicana de Los Ángeles
desde el 1842 invitó a López Obrador a California para participar
en la conmemoración del 16 de septiembre-Día de la Inde pendencia
de México-Ugalde le prohibió viajar, diciendo que esto
violaría las leyes de campañas electorales.
Sin embargo,
Ugalde le concedió permiso a la campaña electoral del PAN para
viajar a California en busca de votos.
¿Qué pasará si
hay otro fraude electoral y gana el PAN? ¿Qué harán
López Obrador, el PRD y la izquierda? ¿Se repetirán los
errores del 1988?
¿Se podrán movilizar las masas y transferir
la lucha de las urnas electorales hacia las calles en una demostración de
fuerza contundente a través del país? ¿Hará un llamado
López Obrador u otros de la izquierda al pueblo para que defienda sus
derechos democráticos a elecciones justas y llevar la lucha más
lejos, incluyendo en la agenda las cuestiones sociales urgentes y denunciando al
imperialismo estadounidense, la fuente de todo el sufrimiento
mexicano?
¿O esperarán seis años más hasta la
próxima elección?
¿Qué papel va a jugar el
Ejército Zapatista para la Liberación Nacional (EZLN) en este
período que se aproxima?
Se debe recordar que el EZLN, durante el
período antes de las elecciones, comenzó lo que ell@s denominaron
“la otra campaña”. L@s líderes del EZLN viajaron a
través del país comunicándose directamente con las masas y
hablando de la necesidad de un cambio fundamental. El vocero del EZLN, el
Subcomandante Marcos, ha hecho comentarios elocuentes en contra del capitalismo
y la necesidad de que l@s más oprimid@s y l@s trabajador@s participen en
la lucha.
Además, el EZLN ha hablando claramente en solidaridad con
las luchas revolucionarias de Venezuela y Bolivia y ha condenado el bloqueo a
Cuba.
Sea cual sea el resultado en México, en este momento el papel
que debe jugar el movimiento popular en los Estados Unidos es de manifestar
solidaridad incondicional con el pueblo mexicano. Debe extender solidaridad a
l@s inmigrantes mexican@s en los EEUU y demandar derechos plenos para tod@s l@s
inmigrantes.
Cuando el imperialismo robó la mitad de México
y la transformó en California, Texas, y otros estados del suroeste de
EEUU, la historia del pueblo estadounidense quedó unida para siempre con
la del pueblo de México.
Es tiempo ya de revertir ese robo en un
movimiento de gran fuerza antiimperialista en solidaridad absoluta con
México. Es tiempo de abrir la frontera para que l@s trabajadores de ambos
países declaren: “Son las corporaciones parásitas y el
imperialismo que son ilegales y no l@s obreros”.
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