Después de dar sus votos
Los pobres de México votan con sus pies
Por Teresa Gutiérrez
(Primera de dos partes)
Al tiempo en que este artículo iba a la prensa, los resultados
de las elecciones presidenciales del 2 de julio en México todavía
no se sabían.
Por ahora es un empate entre Felipe Calderón,
el candidato derechista del pro estadounidense Partido de Acción Nacional
(PAN) y Andrés Manuel López Obrador, candidato del progresista
Partido Democrático de la Revolución (PRD). A López Obrador
popularmente se le conoce en México como AMLO.
Los resultados
preliminares muestran un avance para el PAN, con el 36.38% de los votos para
Calderón y un 35.34% para López Obrador.
López
Obrador ha pedido un recuento, ya que hay indicios de fraude. El PRD ha
recopilado una lista de irregularidades y violaciones a las leyes electorales,
incluyendo la desaparición de 3 millones de votos. Después de que
AMLO denunció esto, los oficiales electorales admitieron que “hasta
3 millones de votos no habían sido contados en los resultados
preliminares.”
El Washington Post reportó que se ha reunido
un equipo de abogados y que tomará meses para obtener los resultados
finales. Pero algo sí es seguro. Y es que México está una
vez más a punto de hacer historia.
México está en una
encrucijada, y las elecciones presidenciales apenas reflejan las profundas
contradicciones que impactan sobre las masas mexicanas.
La pregunta
principal no es tanto quién haya ganado las elecciones del 2006,
aún siendo tan importants, sino que ¿hacia dónde va
México? ¿Cómo las pobres condiciones sociales en que viven
las masas mexicanas serán resueltas? ¿Qué papel jugará
la izquierda ahora en resolver estas condiciones?
¿Continuará
la soberanía de México siendo socavada por los Estados
Unidos?
¿Podrá unirse a los líderes que están
surgiendo en América Latina quienes también son cabezas de estado
cuyas políticas hacia la izquierda han estremecido el centro del
imperialismo? O, ¿continuará México bajo la bota de
Washington, resultando en el dominio opresivo neocolonialista e imperialista en
el siglo 21?
Y más importante aún, ¿Cuáles son
los sentimientos de las masas mexicanas? ¿Hacia dónde irán?
¿Se unirán l@s millones de campesin@s desplazad@s, l@s obrer@s
maltratad@s, l@s sin techo, l@s indígenas perseguid@s, l@s jóvenes
desemplead@s y las madres con niñ@s hambrient@s, en una fuerza militante
que pueda romper las cadenas opresoras de una vez y por todas?
¿Quién les guiará?
Sólo el tiempo lo
dirá.
Pero por ahora las elecciones presidenciales del 2006 deben
servir como recordatorio para el pueblo de los Estados Unidos de que todo lo que
pase en México está inextricablemente atado a este
país.
Ningún tipo de desarrollo económico,
político o social ocurre en México sin que Washington no solo
ponga atención sino que interfiera de todas y de cualquier manera hasta
alcanzar la meta que sirva al imperialismo.
A través de los
años, instituciones económicas y políticas estadounidenses
se han arraigado en México. Los Estados Unidos estornudan y México
es quien se resfría.
Alguien debería recordarle esto al
“periodista” de la cadena CNN, Lou Dobbs. Su retórica racista
y demagoga sobre la cuestión inmigratoria—un punto que está
íntimamente atado a las relaciones entre México y Estados
Unidos—puede responderse con una sola demanda: El imperialismo debe salir
de México para que l@s trabajador@s no se vean forzad@s a
salir.
Elecciones mexicanas, imperialismo
estadounidense
Los cambios fundamentales no se ganan por medio de
elecciones. Es la lucha-donde las masas están en movi miento y tienen
conciencia de clase-lo que lleva al cambio verdadero. La intervención de
l@s trabajador@s y l@s oprimid@s luchando por sus propios intereses es lo
decisivo en hacer historia. Ell@s son los verdaderos agentes del cambio, como
l@s marxistas siempre han destacado.
En el contexto moderno, cualquier
fenómeno que ocurra en el contexto de la relación entre una
nación oprimida y una nación opresora, también tiene que
ver con toda esa relación, como Lenin explicó tan detalladamente
cuando actualizó las teorías de Marx después del desarrollo
del imperialismo capitalista y el capital financiero.
La historia de
México está llena de inter venciones por los Estados Unidos. Las
elecciones en México ocurren bajo una pesada nube de dominación
imperialista. En México, hasta este acto básico parlamentario
burgués está manchado por la fetidez de la podredumbre del
imperialismo y por la amenaza de una intervención.
Las elecciones
del 2006 no son diferentes.
L@s revolucionari@s alrededor del mundo
observaron estas elecciones con mucho interés. Se esperaba que
López Obrador fuera un candidato que se convertiría en otro
representante del sentimiento antiimperialista que se extiende
dramáticamente por todas las Américas. De hecho, el tema de su
campaña era “Todo para los pobres”.
Qué avance
tan significativo sería para el campo revolucionario tener a la mera
puerta de los Estados Unidos un líder antiimperialista, un presidente
preocupado por el bienestar de las masas y no por el bienestar del Fondo
Monetario Internacional.
Por eso, la burguesía capitalista
también observó con mucho interés estas elecciones.
Desde el primer día, la prensa capitalista en México, al
igual que en los Estados Unidos hizo todo lo posible para satanizar a
López Obrador. Reportes televisivos continuamente se referían a
López Obrador como a un “líder populista” peligroso.
Lo compararon con Hugo Chávez de Venezuela, y amenazaron con que si fuera
elegido llevaría a más inestabilidad y hasta violencia a
México.
De alguna manera la prensa olvidó que en las
elecciones del 1988, más de 500 miembros del Partido Revolucionario
Democrático fueron asesinados -y que el Partido Revolucionario
Institucional, en aquel tiempo en el poder, se benefició de
ello.
Un profesor de los EEUU, supuesto experto en las relaciones entre
México y los EEUU, dijo que López Obrador no es tanto un
“fascista” sino que es un “Mesías”. La clase
dominante estaba realmente preocupada porque López Obrador ya
había demostrado que realmente está preocupado por la miseria en
su país.
Como alcalde del Distrito Federal-una posición
importante mantenida por su partido izquierdista—López Obrador
había llevado a cabo reformas sociales sin precedentes.
El alcalde
López Obrador había lanzado una campaña exhaustiva de salud
publica basada “en los derechos sociales y la redistribución de
recursos”, según la revista American Journal of Public Health de
diciembre del 2003. La revista reportó también que “una
pensión para gente de la tercera edad y servicios médicos
gratuitos están financiados por concesiones, eliminando la
corrupción y el malgasto rutinario del
gobierno“.
López Obrador prometió que
promovería más de lo mismo si fuera elegido presidente. Esto no es
poco viniendo de un candidato presidencial en un país que comparte una
frontera de 2000 millas con el coloso imperial del norte.
Además,
López Obrador está, según se ha reportado, en contra del
Tratado de Libre Comercio con los EEUU y Canadá, el cual ha forzado a
emigrar a tant@s trabajador@s y campesin@s mexican@s en los años
recientes; y que le gustaría renegociar las condiciones de tal acuerdo si
fuera elegido presidente. Requiere fuerza política para lograr tal meta.
¿Puede hacerlo sin movilizar las masas en una forma contundente?
Por
cierto, los imperialistas estadounidenses no podrían aceptar la presencia
de otro Chávez en su puerta principal.
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