Infantería de Marina masacró civiles de Haditha en Irak
Por John Catalinotto
En el primer año de la
ocupación de Irak por los EEUU, algunas voces, incluso dentro del
movimiento contra la guerra en los EEUU, decían que una retirada
rápida de las tropas estadounidenses dejaría a Irak víctima
de una guerra civil, de un caos general y de asesinatos y masacres al azar.
Algunos presentaron esto como un argumento para que las fuerzas militares de los
EEUU se quedaran.
Ahora, luego de más de tres años de
ocupación militar continua por los EEUU, Irak está plagado de caos
general y de lo que parecen ser asesinatos y masacres al azar, y algo que parece
ser una guerra civil.
El presidente George W. Bush y el primer ministro
Tony Blair están alabando al nuevo gobierno de Irak que se formó
al fin luego de riñas amargas, cinco meses después de las
elecciones. Sería ridículo si no fuera tan criminal.
La
electricidad aún no funciona. Están produciendo petróleo a
un nivel más bajo que antes de la guerra, y muchas de las ventas de este
son hechas ilegalmente.
La misma policía de Irak lleva a cabo
asesinatos masivos sirviendo los intereses de partidos políticos
estrechos o de sectas religiosas, o simplemente sirviendo a sus propios
intereses corruptos. Y l@s ira quíes educad@s que tienen la oportunidad
están tratando de emigrar, según los reportes de iraquíes y
del New York Times del 21 y 22 de mayo.
Encima de esto, los militares
estadounidenses, supuestamente la fuerza más disciplinada, lleva a cabo
masacres desenfrenadas de civiles iraquíes. Según la última
revelación, uniformados de la infantería de marina masacraron por
lo menos a 16 iraquíes civiles, incluyendo niños, en la ciudad de
Haditha en noviembre pasado.
Fuentes iraquíes consideran la masacre
de Haditha una operación corriente del Pentágono. Es por eso que
tantos iraquíes se unen a la resistencia. Lo que hace desta car esta
acción, sin embargo, es que no solo se quejaron los iraquíes, sino
que la prensa de los EEUU y el representante del congreso, Joseph Murtha,
coronel retirado de la infantería de marina y veterano de la Guerra de
Vietnam, expu sieron este crimen de guerra.
Los marines que asesinaron a
los civiles, sostuvieron que estaban en medio de una batalla cuando pasó
este suceso. Murtha, quien ha estado informado de la investigación
militar del suceso, dijo el 18 de mayo: “No hubo ningún bombardeo.
No hubo ningún aparato explosivo improvisado [AEI] que matara a esa gente
inocente. Nuestras tropas reaccionaron exageradamente a causa de la
presión que hay sobre ellos y mataron a civiles inocentes a sangre
fría.”
La revista Time había reportado anteriormente
que “los testigos presenciales dudan sobre la aserción de los
militares, diciendo que cuatro de los iraquíes habían sido
encerrados en un closet, y luego les dispararon.”
Tropas de
ocupación cometen crímenes de guerra
Murtha es un
miembro pro-militar del Congreso que ha empezado a oponerse a la
ocupación de Irak por motivos tácticos. Representando una
sección de oficiales del Pentágono, él expone su miedo de
que el ejército se vaya a autodestruir si la ocupación
continúa.
Murtha comprende la situación en que se
encuentran las tropas estadounidenses, basado en su propia experiencia en
Vietnam. En los lugares donde las tropas de ocupación se enfrentan a la
resistencia popular y temen a todo el mundo, ellos disparan rápidamente,
por miedo y por rabia. Así cometen crímenes de
guerra.
Murtha no estaría de acuerdo con esta aserción, pero
bajo esas circunstancias lo único honroso que pueden hacer las tropas
estadounidenses en Irak es rehusar combatir contra la resistencia. De otro modo
estas masacres de civiles van a continuar, igual como pasó en Vietnam.
Algunas masacres seguirán por los ataques aéreos, como las bombas
contra sospechosos “insurgentes” que caen en las casas de las
aldeas.
Un ataque así acaba de ocurrir en Afganistán. El
comandante Scott Lundy, hablando a nombre de la “coalición”,
reportó un “gran éxito” al matar a “80
combatientes del Talibán” en un ataque el 21 y 22 de mayo en el
pueblo de Azizi en la provincia de Kandahar. Esta aserción luego fue
modificada pues fueron muertos 20 combatientes más 16 civiles, incluy
endo niños, y otros 15 fueron heridos.
Blair entra a
hurtadillas
Fue señal de la debilidad del nuevo gobierno
iraquí que el viaje de Blair a Irak tuviera que ser llevado a cabo en
secreto. Fue otra señal que los tres ministerios importantes encargados
de la seguridad — el de Interior, de la Defensa , y del Consejo de
Seguridad Nacional - no tuvieran nombramientos porque el nuevo Primer Ministro
Nouri Al-Maliky no podía encontrar personas aceptables por todos los
partidos en lucha.
Al-Maliky había prometido hace un mes que el
gobierno se formaría en 24 horas. Ahora, después de haber creado
ministerios gubernamentales suficientes para dar puestos a cada partido con
varias personas elegidas, y proclamando un gobierno nuevo, él tuvo que
nombrarse a sí mismo y a dos ayudantes para los puestos más
importantes en base temporera.
Él propone llenar los puestos
ordinarios de las fuerzas de seguridad con las milicias de los varios partidos y
sectas—es decir, con las fuerzas acusadas con sobrada razón de ser
“escuadrones de muerte”. Cada puesto es cuidadosamente nombrado
fijándose en cuál partido y cuál secta pertenece la
persona.
No obstante, tanto Blair como Bush exaltaron el nuevo gobierno
como una victoria para la democracia en el Medio Oriente y especialmente una
victoria para su invasión injustificada y criminal de Irak.
A pesar
de las alabanzas de los dos líderes imperialistas, ellos no esperan
resultados rápidos. Según un informe de Prensa Asociada, la Casa
Blanca no espera una retirada rápida de las tropas. “No vamos a
mirar nuestros relojes y decir, toca la hora de irnos,” dijo Tony Snow,
secretario de prensa de la Casa Blanca, el 23 de mayo.
El General Peter
Pace, presidente de la junta de jefes militares, lo había expresado
aún más brevemente una semana antes cuando un comité del
Senado le preguntó si las tropas podrían retirarse completamente
de cualquiera de las 18 provincias de Irak dentro de los próximos tres
meses.
“No, señor,” respondió Pace.
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