Morales gana por amplio margen y promete cambios
Por Berta Joubert-Ceci
Los indígenas de Bolivia,
desposeídos y pobres, con mucho orgullo obtuvieron la presidencia de la
nación por primera vez en la historia, el 18 de diciembre del 2005.
Después de más de un siglo de su exclusión social y
económica por las transnacionales estadounidenses en concierto con la
oligarquía del país, Evo Morales del Movimiento al Socialismo
(MAS), fue elegido presidente. Morales, de la nación indígena
Aymara ganó más del 50% de los votos. El conteo final al momento
de este escrito no se sabe, pero con más del 85% de los votos contados,
la victoria del MAS está asegurada.
El triunfo de Morales fue
celebrado con gran júbilo por las masas bolivianas desde su ciudad de
Cochabamba hasta El Alto, famoso bastión de resistencia contra el
neoliberalismo. El Alto había sido proclamado capital de la
Revolución Boliviana del siglo 21 durante las huelgas en junio que
depusieron al entonces presidente Carlos Mesa.
En Cochabamba, los
residentes advir tieron a los actuales oficiales del Parla mento que ellos
querían a Morales para la gobernación y que no dejarían
robarles la victoria del MAS. Gritaban, “Evo valiente, ya eres
presidente.”
Morales respondió al pueblo diciendo:
“Gracias, batimos un récord. Ningún partido ganó con
más del 51% de los votos. Ahora queda luchar por la Unión de
Latinoamérica.”
Esta victoria sucedió a pesar de que
casi un millón de votantes, en su mayoría partidarios del MAS,
fueron eliminados de las listas electorales. La Corte Nacional Electoral
había ordenado que la gente que no votó en las elecciones
regionales del 2004 debía ser borrada de la lista. Esto provocó
manifestaciones y denuncias por miles de personas que se quejaron de que aunque
habían votado, fueron eliminadas. Morales también protestó,
diciendo, “En vez de depurar desde la Corte Electoral al pueblo boliviano,
el pueblo boliviano debe depurar a los miembros de la Corte Nacional
Electoral.”
Esta contundente victoria y la gran asistencia a la
votación, representan la determinación de l@s indígenas,
quienes componen el 62% de la población, al igual que la del resto de las
masas pobres y aún de un sector de la clase media que quiere un camino
diferente para Bolivia y les gustaría ver una nación soberana
libre del dominio extranjero.
El escrito boliviano, Alex Contreras
Baspineiro, habló con este periódico, Mundo Obrero, después
de las elecciones. Contreras Baspineiro dijo, “La sorpresa más
grande en estas elecciones, para nosotros, fue que el MAS ganó más
del 30% del apoyo en la región de Santa Cruz, donde se ha lanzado una
campaña de miedo, extorsión y guerra sucia.”
Santa
Cruz, en las tierras bajas del este, es donde reside la oligarquía blanca
aliada de los Estados Unidos. Es una región rica en gas natural. En
años recientes, un movimiento secesionista que demanda autonomía
ha sido apoyado por la embajada de los EEUU y las compañías
transnacionales.
Los votantes le dieron una bofetada al imperialismo al
apoyar a Morales en vez de a los candidatos favoritos de los EEUU.
Los
favoritos de Washington son diezmados
Morales, sin
ningún titulo académico, ha sido representante en el Parlamento
Nacional y organizador de cultivadores de coca. El favorito de Washington era
Jorge Quiroga del partido Podemos, que fue el presidente de Bolivia durante el
2001-2002. Graduado de la Universidad A&M de Texas, y ex ejecutivo del IBM,
Quiroga terminó segundo muy distante con alrededor de un 30 por ciento
del voto. Su plataforma política estaba basada en el “libre
comercio” como vía para eliminar la pobreza. Apoya el programa de
erradicación de los cultivos de coca que han dejado a l@s campesin@s
indigentes.
El magnate del cemento Samuel Doria Medina, candidato del
Partido de Unidad Nacional, y quien es también dueño de los
restaurantes de la cadena Burger King en Bolivia, llegó en tercer lugar.
Morales hizo su campaña sobre tres puntos principales. El primero
fue la nacionalización de las reservas bolivianas de gas natural, las
más grandes en Suramérica después de Venezuela.
El
segundo es la convocación de una Asamblea Constitucional para refundar a
Bolivia.
Y tercero, Morales se opone a las políticas neoliberales,
incluyendo el programa de los EEUU para erradicar la coca en Bolivia. La hoja de
coca ha sido utilizada por años por la población indígena
como medicina tradicional y no es adictiva. También se vende para el uso
en la composición de otras medicinas. Sólo se vuelve en droga
peligrosa luego de que un proceso químico la convierte en cocaína.
El candidato a vicepresidente de Morales, Álvaro García
Linera, públicamente ha explicado la posición del MAS: aumentar
los castigos por el narcotráfico e involucrar a los mismos cultivadores
de coca en combatir el narcotráfico, y terminar con las fumigaciones con
químicos tóxicos para destruir los cultivos de coca.
Morales
se opone al ALCA, el Área de Libre Comercio de las Américas, la
que considera “un acuerdo para legalizar la colonización de las
Américas”. Esto no ha sido recibido bien por Washington.
En
el número de diciembre 15-21 del semanal Progreso, Saul Landau, escribe:
“La posibilidad de que el líder campesino socialista Evo Morales
sea el próximo presidente de Bolivia molestó al Sub se cretario
Adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Charles Shapiro.
‘No sería buena noticia para Washington ver que la beligerante
combinación Cuba-Venezuela se convierta en trío’, dijo en un
correo electrónico a Andrés Oppenheimer de The Miami Herald (4 de
diciembre de 2005)”.
Varias declaraciones de funcionarios
estadounidenses, incluyendo la secretaria de estado Condoleezza Rice, demuestran
ya su hostilidad hacia el recién electo presidente boliviano. En una
entrevista con CNN en español, Rice preguntó arrogantemente,
“¿el nuevo gobierno boliviano tendrá un comportamiento
democrático? ¿Estará listo a tener buenas relaciones y
mantener la ayuda económica que recibe?”
Morales ya ha
recibido amenazas de muerte y está siendo satanizado cada vez más
en los medios capitalistas. La edición del 20 de diciembre del Washington
Post cita a Bernard Aronson, consultor internacional en Washington y
ex-funcionario del departamento de estado, diciendo: “la antigua amenaza
en América Latina era la de golpes militares. La nueva amenaza es la de
democracias autoritarias, líderes que son electos y que luego usan el
estado para reprimir a sus oponentes, forzando cambios sociales y
quedándose en el poder. Esto es lo que está haciendo
Chávez, y lo que no está haciendo Lula. La gran pregunta es,
¿cuál camino seguirá Evo Morales?”
El peligro
imperialista transita por Latinoamérica, tratando de dar marcha
atrás a la ola revolucionaria que se extiende por la región. Pero
como lo ha probado la historia, la poderosa lucha de los pueblos por la
justicia, contra el hambre, la miseria y la explotación capitalista a
menudo es subestimada por los imperialistas, como lo atestigua la insurgencia
iraquí.
Baspineiro concluyó diciendo “Sabe mos que es
un reto muy grande, estamos atravesando una coyuntura difícil en Bolivia,
pero estamos esperanzados, fortalecidos y motivados para escribir esta
página en la historia de nuestro país. Sabemos que va a ser una
página muy difícil pero estamos convencidos de que Bolivia si no
realiza cambios estructurales en los próximos meses, prácticamente
está al borde del abismo.”
“Y nosotros, con la
mayoría aplastante que hemos obtenido en el día 18 de diciem bre
estamos convencidos de que vamos a tratar de plasmar desde el primer día
de nuestro gobierno todo el programa que hemos presentado al país que
esta resumido en 10 propuestas, de las cuales podemos destacar la
nacionalización de los hidrocarburos, la asamblea constituyente, la
autonomía para los pueblos, y también la abrogación del
decreto supremo 21060 que es base del modelo neoliberal.”
“Los bolivianos y las bolivianas han apostado por el cambio y la
refundación de Bolivia. En ese sentido no podemos defraudar esta
esperanza que no solo es nacional, sino continental en la construcción de
la patria grande, pero también es mundial.”
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