Reporte de una trabajadora de la GM sobre los despidos
Por Dianne Mathiowetz Atlanta
La noticia se
propagó como pólvora a través de la cavernosa fabrica de
montaje de la GM en Doraville del estado de Georgia el lunes antes de los
días feriados de noviembre: “Estamos en la lista de victimas. Nos
van a cerrar.”
De fila a fila, en el primer turno, luego en el
segundo, l@s trabajador@s siguieron cumpliendo con sus tareas, fabricando
más de mil minivans por día, a pesar de que su mundo acaba de
derrumbarse.
El 21 de noviembre, el oficial en jefe de la GM, Rick
Wagoner, dio la segunda parte del anuncio que hizo a principios de verano, que
el productor de automóviles más grande del mundo planeaba recortar
miles de trabajos para el 2008.
En una conferencia de prensa, Wagoner
reveló la identidad de las 12 fabricas que iban a ser cerradas. La cifra
de trabaja dor@s afectad@s había subido hasta 30.000.
Desde
Oklahoma hasta Michigan y Ten n essee, trabajador@s y sus familias están
luchando frente a una avalancha de emociones -ira, preocupación,
tristeza, dis gusto, resignación y determinación a
resistir.
Una docena de comunidades están enfrentando
pérdidas económicas que van a impactar sobre escuelas locales y
servicios sociales. El Centro de Estudios Auto movilísticos, un centro
de investigación de la industria, estima que 9,4 empleos en otros
sectores de la economía dependen de cada trabajador/a en la industria de
auto móviles. Todo, desde los repuestos hasta los restaurantes locales y
gasolineras sufren cuando se cierra una fábrica de
automóviles.
Algunas facilidades se espera que cierren dentro de
pocos meses a principios de 2006; otras, como por ejemplo la fabrica de
Doraville terminarán con la producción del modelo corriente en
2008.
Propiedades valiosas
Al ser una de las facilidades de
producción de la GM más antiguas, Doraville ha sido mencionado a
menudo cuando se habla de la posibilidad de cerrar una fabrica de autos. Ocupa
157 hectáreas de terreno muy valiosos dentro del interior del
perímetro de la carretera que rodea a Atlanta. Urbanizadores de centros
comerciales y condominios lujosos están haciendo cola para comprar la
propiedad. GM puede ganar millones de dólares con la venta. Pero para
los más de 3.000 hombres y mujeres que construyen auto mó viles
todos los días en Doraville, algun@s durante la mayoría de sus
vidas adultas, la pérdida de sus empleos es más que la
pérdida de un cheque.
En algunos casos, el/la trabajador/a de hoy
es la tercera generación de trabaja dor@s automovilistas. Sus abuelos
estu vier on entre los primeros que trabajaron en Doraville y ayudaron a
establecer el local 10 del UAW (siglas en inglés por el sindicato de
trabajador@s de la industria de auto móviles). Hay muchas familias
extendidas con hermanos y hermanas, tías y tíos que han criado a
sus familias con los sala rios y beneficios ganados en décadas de
lucha.
Trabajadores de más antigüedad identifican con orgullo
los distintos modelos que han fabricados y los premios otorgados a la fabrica
por su eficiencia y calidad.
Dijo uno, “Es como si dejaran caer una
bomba sobre nosotros. No les importa cuanto hemos hecho por la
GM”.
La fuerza laboral de Doraville incluye centenares de personas
que se trasladaron de otras partes del país cuando GM cerró sus
fábricas en el pasado. Ya han experimentado el trauma de dejar
atrás todo lo que para ell@s es familiar y tuvieron que restablecer sus
vidas en un nuevo lugar.
GM afirma que los devastadores cierres de
fábricas son necesarios para que la corporación resucite y sea
rentable de nuevo. Desea tener el uso del cien por ciento de sus facilidades.
En otras palabras, las fábricas actuales son capaces de producir
más vehículos, pero GM no puede vender tal cantidad y obtener
altas ganancias.
La cruel verdad del capitalismo es que l@s trabajador@s
no son responsables por las decisiones que hizo la gerencia en el diseño,
el desarrollo o el comercio. Ell@s no autorizaron los bonos multimillonarios
que reciben los oficiales más altos de la compañía; ell@s
no controlan la influencia política cuando tiene que ver con las
políticas del gobierno como por ejemplo los estándares de
eficiencia de combustible o el cuidado nacional de la salud. Pero sí son
ell@s quienes sufren más intensamente de este sistema basado en
ganancias.
Desde un máximo de empleos, casi 500.000 a fines de los
años 70, ahora que dan sólo aproximadamente 110.000 emple ad@s de
GM en los EEUU. Por medio de la automatización y del equipo de alta
tecnología, la exportación de trabajos a subcontratistas y el uso
extensivo de partes listas para instalar, est@s trabajador@s, menos numerosos,
producen aproximadamente la misma cantidad de vehículos.
Un estudio
hecho por el Departamento del Censo, que anualmente hace encuestas de las
industrias de manufactura, calcula que cada trabajador/a produce un valor de
$463.000. Tomando en cuenta hasta el costo de salarios y beneficios, horas
extras y pensiones, queda claro que cada trabajador/a proporciona a la
compañía una ganancia enorme. Sin embargo, GM está
tratando de aumentar esta ganancia por emplead@ al competir con las demás
compañías que producen carros y dominar el mercado y los
accionistas.
GM ha lanzado un asalto sin precedente contra sus
trabajador@s y su sindicato. Además de anunciar el cierre de
fábricas el 21 de noviembre, la compañía acaba de quitar
más de $1 mil millones de los beneficios de seguro de salud al demandar
la renegociación del contrato. La posible quiebra de la empresa implica
la amenaza de que la GM va a invalidar totalmente sus contratos con el
sindicato, lo que amenaza las pensiones de cientos de miles de jubilad@s. El
liderato nacional de la UAW está apresurándose para defenderse
contra los ataques múltiples de la GM.
En este momento, l@s
trabajador@s en Doraville tienen posiblemente dos años para decidir sus
planes personales para el futuro. Algun@s son elegibles para jubilarse, pero
hasta esa opción está llena de incertidumbre. Aquell@s con mucha
anti güedad esperan obtener una transferencia a otra fábrica. L@s
trabajador@s más jóvenes probablemente tendrán que buscar
un empleo en otro lugar por menos salario y menos beneficios.
L@s
trabajador@s de base en Doraville y en todas las demás fábricas de
montaje, fundaciones de acero y fábricas que producen las partes de acero
saben que la UAW fue fundada por las acciones audaces y decisivas, incluso
ocupaciones de las fábricas en Flint, Michigan, hace 70
años.
Tod@s l@s trabajador@s, sean sindicalizad@s o no,
serán afectad@s por el esfuerzo de la GM para reducir los salarios y
beneficios. El movimiento sindicalizado, junto con sus aliados en las
comunidades, tienen que desarrollar una estrategia para contrarrestar esta
guerra agresiva y preventiva de la América corporativa.
L@s
trabajador@s de Doraville quieren saber qué hacer.
Mathiowetz es
una veterana con casi 30 años como trabajadora de la GM, primero en la
fábrica Lakewood Assem bly, ahora cerrada, luego en la fábrica
Delphi en Lockport, NY, y ahora en el departamento de recortado de Doraville.
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