Golpe y ‘contragolpe’ interrumpen estado turco

Dos semanas después del colapso de un intento de golpe de estado, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, y su Partido Desarrollo y Justicia (AKP) aún tienen que estabilizar el gobierno turco y el estado.

El régimen del AKP ha concentrado su represión contra los que considera miembros de la organización Hizmet, dirigida por Fethullah Gülen,  a quien Erdogan acusa de organizar el golpe. Gülen ha estado viviendo en el exilio en los Estados Unidos desde 1999. Antes de 2013 él y su grupo estaban aliados a Erdogan y el AKP.

Ni Erdogan ni las fuerzas de Gülen representan a la clase obrera ni a una verdadera posición antiimperialista. Ambos defienden la continua opresión de la comunidad kurda, que representa el 18 por ciento de los 80 millones de personas que viven en Turquía.

El 24 de julio, el CHP — un antiguo partido regente que representa a los seguidores de Kemal Ataturk, el fundador de la Turquía moderna en la década de 1920, y ahora segundo en escaños parlamentarios — realizaron una manifestación en la plaza Taksim de Estambul de cientos de miles en apoyo al AKP en contra de la los golpistas. Oradores de AKP también participaron. Las confederaciones de sindicatos DISK y KESK apoyaron esta acción.

Erdogan se reunió con los líderes de la CHP y el MHP, el partido de extrema derecha que es el cuarto más fuerte en el Parlamento y obtuvo el apoyo de ambas formaciones. Él no ha buscado una reunión con la coalición socialdemócrata HDP que es pro-kurda, a pesar de que este partido habló en contra del golpe.

El 23 de julio, el HDP llevó a cabo una manifestación en el parque Sultangazi en Estambul, contra el golpe del 15 de julio, pero también contra el “contragolpe” — las medidas represivas por parte del gobierno del AKP.

El 31 de julio, Erdogan dijo que haría que las autoridades legales retiraran los cargos de “insultar al presidente” en contra de 2.000 personas, muchas de ellas periodistas. El gobierno de Erdogan, en el puesto desde hace una década, ha reprimido cada vez más la cobertura de los medios en los últimos años.

Erdogan consolida autoridad, debilita el estado

Si bien es imposible descartar futuros ataques contra los partidos de la oposición, especialmente contra el socialdemócrata HDP, o la represión de los medios de comunicación, por ahora el AKP ha golpeado más duro contra los miembros del ejército, la policía, los funcionarios del gobierno y los educadores.

Desde que el golpe falló, el régimen turco ha detenido, removido o suspendido a “más de 60.000 personas en las fuerzas armadas, el poder judicial, la administración pública y las escuelas” por presuntos vínculos con la organización de Gülen, según un artículo de Reuter del 31 de julio. Alrededor de 150 generales y almirantes – 40 por ciento de los altos oficiales – se han visto obligados a aceptar una baja deshonrosa, junto con cerca de 1.400 funcionarios de nivel medio y cerca de 9.000 soldados ordinarios.

Aunque el AKP y Erdogan han podido consolidar la autoridad política y reforzar el poder ejecutivo con un estado de emergencia de 90 días declarado a raíz del golpe, es a costa de alterar la estructura de mando del ejército y la policía.

Turquía, una potencia regional en Asia occidental y central, también tiene el segundo mayor ejército de la OTAN. El destino del ejército de Turquía preocupa a los imperialistas occidentales. El Pentágono, que ha capacitado a oficiales turcos desde 1950, depende de Turquía como un aliado militar contra Rusia e Irán que proporciona bases militares importantes, como la base aérea en Incirlik, que permite a EUA intervenir en la región.

Según todos los indicios, el intento de golpe del 15 de julio, a pesar de ser una tentativa seria para hacerse con el poder – cientos de personas murieron y miles resultaron heridos – se puso en marcha antes de tiempo anticipando que Erdogan y el AKP llevaran a cabo una purga.  Esto plantea la pregunta: ¿Quién entre los militares hubiera apoyado el golpe si hubiera sido puesto en marcha con decisión y parecería estar ganando?

Voces cercanas a Erdogan culpan a EUA

El periódico diario turco Yeni Şafak, que está supuestamente cercano al AKP, informó la semana pasada que el general retirado estadounidense John F. Campbell, quien dirigió las tropas de Estados Unidos en Afganistán, durante el año pasado canalizó $2 millones a generales turcos para apoyar un golpe de las fuerzas Gülen. Campbell y el gobierno de EUA lo niegan.

Ex funcionarios de la CIA urgieron al gobierno de los EUA que aprobara la primera solicitud de Gülen para la residencia, lo que indica una posible asociación de trabajo. Es costumbre de las agencias de Estados Unidos establecer contactos en toda la sociedad en cualquier país importante, y en Turquía los EUA formaron gran parte de los militares.

Voceros del gobierno turco han exigido que EUA extradite a Gülen para que regrese a Turquía. Su mensaje implícito es que deportando a Gülen, EUA puede mostrar buena fe con el gobierno turco. De lo contrario, dicen, tenemos un problema.

La crítica de Erdogan hacia EUA, junto con las críticas que enfrenta de otros miembros de la OTAN en Europa, le da la apariencia de tener independencia del imperialismo. Esto puede ayudar a ganar el apoyo de la población, que es mucho más antiimperialista que su régimen.

Erdogan y el AKP han adoptado recientemente medidas para ganar más espacio para maniobrar la política exterior turca en defensa de los percibidos intereses nacionales turcos. Esto incluye el disculparse por el derribo de un avión ruso en la frontera entre Turquía y Siria. Sin embargo, la clase dominante turca está obligada al imperialismo mundial por lazos económicos, diplomáticos y militares, y el gobierno de Erdogan no cambiará esto.

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