Por qué la clase dominante estadounidense quiere un acuerdo con Irán

Ahora que la temporada de 18 meses de elecciones nacionales burguesas en EUA ha comenzado, no sorprende que un acuerdo negociado entre el gobierno iraní y el P5+1 — los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania — se haya convertido en una gran cuestión política.

La administración Obama dice que el acuerdo impedirá que Irán desarrolle armas nucleares al menos durante 15 años. A cambio, los imperialistas occidentales dicen que levantarán algunas — no todas — de las sanciones que se han impuesto a Irán desde 2005. Al impedirle a Irán vender petróleo en el mercado mundial, entre otras restricciones, han limitado su economía.

El acuerdo está siendo atacado por todos los pre-candidatos republicanos casi como una “traición”.

El congreso debe votar para el 17 de septiembre si aprobar o no el acuerdo. Algunos demócratas se han unido a los republicanos diciendo que se opondrán. Hay un cabildeo furioso por ambos lados, incluyendo no sólo presión directa sobre representantes y senadores, sino también anuncios en periódicos y televisión.

El último ejemplo fue una carta a Obama firmada por 214 generales y almirantes estadounidenses jubilados que también apareció como un anuncio en el New York Times el 30 de agosto. Llamó el acuerdo, conocido como el Plan Completo Conjunto de Acción, “peligroso” y dijo que el acuerdo “hace probable que la guerra que el régimen iraní ha emprendido contra nosotros desde 1979 [sic] siga, con riesgos mucho más altos para nuestros intereses de seguridad nacional”.

Anteriormente, el 11 de agosto, un grupo de tres docenas de generales y almirantes jubilados habían enviado una carta a Obama argumentando lo opuesto. Dijeron que “el acuerdo con Irán beneficia la seguridad nacional estadounidense”. El Washington Post indicó: “Los firmantes de  la carta [a favor del acuerdo] incluyen a un general retirado y oficiales de bandera de cada rama del servicio. Incluyen a los generales de cuatro estrellas de la Marina James Cartwright, el ex-vicepresidente de los Jefes del Estado Mayor Conjunto, y Joseph P. Hoar, ex-jefe del Comando Central EUA; y los generales Merrill McPeak y Lloyd W. Newton de la Fuerza Aérea”.

El gobierno de Netanyahu en Israel se opone violentamente al acuerdo. Para demostrar que había apoyo judío y hasta sionista, sin embargo, el Post también indicó que uno de los firmantes, el almirante jubilado Harold L. Robinson, era un rabino que se describe como “sionista de por vida”.

El Post añadió: “La carta de los militares retirados siguió a la publicación este pasado fin de semana de una carta a Obama por 29 de los científicos más importantes del país, quienes llamaron el acuerdo de Irán ‘técnicamente sólido, riguroso e innovador’ y dijo que proporcionará la seguridad necesaria en la próxima década y más, de que Irán no desarrollará armas nucleares”.

Argumentos falsos distorsionan historia

Hay tantos argumentos falsos puestos en este debate que un poco de historia es necesaria para entender lo que realmente está pasando.

En primer lugar, EUA y los otros imperialistas occidentales no tenían problemas con Irán cuando fue gobernada por el autocrático y brutal Shah Reza Pahlevi, quien había conseguido su puesto por un golpe de estado organizado por la CIA en 1953. El agente de EUA que coordinó ese golpe fue Kermit Roosevelt Jr., nieto del famoso imperialista Theodore Roosevelt. En su libro “Contragolpe: la lucha por el control de Irán”, KR se jactó de llegar a Teherán montado en un tanque.

La industria del petróleo iraní, que había pertenecido a la nación iraní, fue desnacionalizada en 1955. Tres años más tarde, Kermit Roosevelt dejó la CIA para trabajar para la Gulf Oil, convirtiéndose pronto en vicepresidente de la empresa.

El Shah en su Trono de Pavo Real fue el conducto para que el imperialismo occidental se enriqueciera del mayor recurso comercial de Irán, el petróleo.

Tan pronto como el Shah fue investido por EUA, los banqueros británicos y los magnates petroleros, anunció en 1953 que Irán lanzaría un programa nuclear civil como parte de la iniciativa “Átomos para la paz” del presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower.

Los imperialistas occidentales estaban todos de acuerdo – incluso facilitaron el programa nuclear de Irán – hasta 1979, cuando las masas se levantaron en una lucha heroica y derrocaron al Shah y su brutal policía, la Savak.

Fue entonces cuando los imperialistas comenzaron a buscar maneras de justificar una guerra económica contra Irán. A mediados de la década de 1990, la administración Clinton impuso sanciones contra Irán, ostensiblemente por su programa nuclear. Eso fue hace 20 años, y la hostilidad de EUA ha empeorado desde entonces.

Si la razón para las sanciones realmente fuera la posibilidad de que en algún momento el programa de energía pacífica de Irán pueda terminar en armas nucleares, entonces ¿por qué no se ha sancionado a Israel por su ampliamente conocido pero nunca admitido arsenal nuclear? Nunca ha firmado el Tratado de No Proliferación; Irán sí lo ha firmado.

Ahora viene la posibilidad de que, a pesar de todo el alboroto sobre “los riesgos para la seguridad nacional”, el acuerdo del P5+1 con Irán pueda llegar a ser una realidad – aunque podría ser necesario que el presidente tenga que vetar una mayoría “no” en la Cámara y/o en el Senado para conseguir la aprobación del acuerdo. Sesenta y siete de los 100 senadores tendrían que votar “no” para anular el veto de Obama.

Inestabilidad impulsa Washington

Hay especulación en los medios de comunicación corporativa que Obama quiere aprobar el acuerdo con el fin de consolidar su “legado”. Pero los informes muestran que el gobierno estadounidense – y una parte importante de la clase dominante que se basa en las ganancias del exterior – tiene preocupaciones mucho más grandes que esa. De hecho, ellos están tratando de encontrar la manera de apuntalar su posición, sobre todo en el suroeste de Asia, donde las horrendas guerras de agresión EUA/OTAN han creado condiciones críticas para decenas de millones de personas – y han perturbado totalmente la vida económica en la que las grandes empresas se robustecen.

La volatilidad actual en los mercados financieros internacionales es sólo una de las indicaciones de lo inestable que se ha convertido la posición de los principales países capitalistas.

El secretario de estado John Kerry defendió el acuerdo en un acto televisado el 12 de agosto. El servicio de noticias Reuters informó: “Si EUA se aleja del acuerdo nuclear con Irán y exige que sus aliados cumplan con las sanciones estadounidenses, una pérdida de confianza en el liderazgo de EUA podría amenazar la posición del dólar como moneda de reserva del mundo, dijo el jefe de la diplomacia estadounidense el martes. ‘Si damos la vuelta y anulamos el acuerdo y luego decimos: “Tú tendrás que obedecer nuestras reglas y sanciones de todos modos”, esto es una receta, muy rápido… para que el dólar estadounidense deje de ser la moneda de reserva del mundo”, dijo el secretario de estado Kerry en un evento de Reuters Newsmaker”.

Es muy raro que un funcionario del gobierno suene con pánico sobre la economía estadounidense, incluso cuando esté motivado por la necesidad de defender alguna gran iniciativa. Pero el pánico, al parecer, está en el aire tanto en Wall Street como en las juntas de administración de las grandes compañías petroleras.

Su estrategia para ampliar grandemente la producción de petróleo de EUA y hacer miles de millones por fracturamiento hidráulico para petróleo y gas, una manera muy costosa de obtener energía – ha resultado totalmente contraproducente cuando la sobreproducción mundial y las economías estancadas o en contracción, recientemente condujeron el precio del crudo por debajo de $40 por barril. El petróleo de Arabia Saudita e Irán todavía puede ser rentable a ese precio – pero no el petróleo de las arenas bituminosas de Canadá o de gran parte de EUA.

Esto explica por qué hay apoyo para el acuerdo de Irán de un sector poderoso del complejo industrial-militar-bancario. La agenda de la administración Obama no es más “liberal” que la de muchos republicanos – sólo que está más en sintonía con Wall Street y menos afectada por la retórica e ideología de la extrema derecha.

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