Racismo e imperialismo detrás de asesinatos en París

El domingo 11 de enero, una masiva manifestación tuvo lugar en París en solidaridad con los miembros del personal de la revista de caricaturas satíricas Charlie Hebdo, quienes fueron asesinados el 7 de enero, como también un policía musulmán y cuatro clientes de una tienda judía de comestibles muertos en dos ataques armados esa semana.

El objetivo principal de los asesinatos era el personal de la revista. La revista había publicado reiteradamente caricaturas insultantes al Islam y al profeta Mahoma. Estaban en el proceso de diseñar otra caricatura ofensiva cuando fueron asesinados.

Las autoridades francesas han identificado a los atacantes como Said Kouachi, de 34 años, su hermano Cherif, de 32 años, y Amedy Coulibaly, de 32. Los hermanos eran ciudadanos franceses de origen argelino y Coulibaly era de ascendencia africana occidental. Por supuesto, toda la información sobre estos ataques se encuentra en manos de las autoridades policiales y de inteligencia francesas. Nada de lo que dicen debe ser aceptado automáticamente.

Por otro lado, mientras que algunos piensan que el ataque fue un montaje dirigido por París, el movimiento tiene que lidiar con esto como un asunto político y no depender de las teorías conspirativas, a menos que una nueva información significativa salga a la luz.

Los asesinatos por supuesto, han sido condenados día y noche por los grandes medios empresariales en Francia, Europa y EUA. Pero los asesinatos también han sido condenados por el líder de Hizbola, Hassan Nasrallah, así como por Hamas. Ambos grupos de la resistencia han sido heroicos en su lucha contra el estado sionista de Israel y sus amos imperialistas. Hamas, por supuesto, ha liderado la lucha en Gaza contra la ocupación israelí.

Para las/os progresistas y revolucionarios, los acontecimientos plantean varias cuestiones y dificultades. ¿Debemos condenar los asesinatos? ¿Se debe llamar masacre al ataque, considerando que, en promedio por 51 días cada día, el verano pasado se mataron cuatro veces más personas en Gaza por parte de Israel? Pero los medios de comunicación y líderes políticos no llaman a eso una masacre.

La terminología misma es un arma en la lucha, y el lenguaje utilizado por la clase dominante no puede adoptarse de forma automática, no sea que se nos malinterprete.

¿Cómo nos oponemos a los asesinatos sin que parezca que estamos con el imperialismo o que toleramos políticamente los ataques de los caricaturistas contra el Islam, que constituían lo que muchos consideran un discurso de odio?

Es seguro que el tipo de ataques llevados a cabo en París no avanzó la lucha de millones de musulmanes oprimidas/os, ya sea en Europa o el Medio Oriente. De hecho, les facilitaron a los imperialistas movilizar a su propia población y apoyar la represión anti islámica y la intervención militar. Incluso el propio Nasrallah fue citado diciendo que el ataque probablemente hizo más daño al Islam que las caricaturas. (Huffington Post, 9 de enero)

Los mayores terroristas denuncian el terrorismo

Por otra parte, las denuncias más fuertes contra el terrorismo han venido de los terroristas más grandes del mundo – EUA, Francia, Bretaña y otras potencias europeas. Tratan de utilizar el repudio de los ataques para hacer avanzar sus objetivos de represión racista de las/os residentes islámicos, aumentar la vigilancia, y escalar los bombardeos y operaciones militares en Irak, Siria, Yemen, Pakistán, Afganistán y otros lugares.

Ya el racista Departamento de Policía de Nueva York (NYPD por sus siglas en inglés) ha utilizado la situación en París para intensificar su vigilancia y crear falsas amenazas a la seguridad a fin de ampliar sus operaciones. Estos pronunciamientos alarmistas y la táctica del NYPD sin duda van dirigidos a socavar el movimiento La Vida de los Negros Importa (Black Lives Matter)  y pulir la deteriorada imagen de la policía.

Las grandes potencias terroristas mundiales quieren ocultar el origen de los ataques de París. Estos ataques deben considerarse en el contexto de más de tres décadas de guerra contra los países musulmanes, principalmente por EUA, pero en colaboración con otros, incluyendo a Francia.

Glenn Greenwald hizo un recuento de los bombardeos desde 1980: “Irán (1980, 1987-1988), Libia (1981, 1986, 1989, 2011), Líbano (1983), Kuwait (1991), Irak (1991-2011, 2014-), Somalia (1992-1993, 2007-), Bosnia (1995), Afganistán (1998, 2001-), Sudán (1998), Kosovo (1999), Yemen (2000, 2002-), Pakistán (2004-) y ahora Siria.” (The Intercept)

Silencio sobre la masacre imperialista

Mientras se muestran fotos horribles de las secuelas del ataque contra Charlie Hebdo, fotografías similares de familias asesinadas por ataques de drones estadounidenses en Pakistán, Yemen o Somalia no son mostradas. Ni el jefe del gobierno francés, quien dice: “Estamos en guerra con el islam radical”, quiere traer a colación el hecho de que “Francia ha emergido como uno de los más activos invasores en el mundo musulmán, llevando a cabo operaciones militares en Libia, Mali, Chad, Costa de Marfil, República Centroafricana, Yibuti, Abu Dabi, Afganistán, Irak y Siria. Los críticos acusan a Francia de tener una nueva era de colonialismo en el Medio Oriente y en África.” (Eric Margolis, Common Dreams, 10 de enero)

Los crímenes de guerra de los Estados Unidos están grabados en la memoria de las masas musulmanas: imágenes de Afganistán arrasado por bombas inteligentes, bombas láser, bombas revienta-búnker y las llamadas bombas de fragmentación —bombas de 5,000 libras que estallan por encima del suelo y matan todo dentro de un radio de 100 yardas. Hay un número incalculable de muertos y millones han quedado sin hogar sólo en Afganistán. Esto fue seguido por el bombardeo de “choque y pavor” de Irak, incluyendo los ataques de EUA en Faluya, que destruyó virtualmente esa ciudad de 300.000. Luego vinieron las imágenes de Abu Ghraib, Guantánamo y otras cámaras de tortura montadas por el ejército estadounidense y la CIA.

Los franceses colonizaron Vietnam, Camboya y Laos, así como partes del norte y oeste de África al comienzo del s. XIX. La Legión Extranjera Francesa, una fuerza mercenaria, era famosa por su brutalidad en la época colonial francesa. Los crímenes del imperialismo contra las/os musulmanes y otros pueblos colonizados son demasiado extensos para enumerarlos aquí. Este es el trasfondo de los ataques de París.

El movimiento no debe dejar que la oposición a los asesinatos disminuya la resistencia a la intervención EUA-Francia en Irak, Siria y el norte de África sólo porque estos imperialistas por el momento están luchando contra ISIS o al-Qaida. Las fuerzas reaccionarias de ISIS y al-Qaida deben ser derrotadas por las fuerzas progresistas y revolucionarias dentro de la sociedad islámica, no por el imperialismo. Una victoria para Washington o París sería un revés para las/os oprimidos del mundo.

Libertad de expresión y cuestión nacional

Es una característica de la sociedad capitalista francesa y el imperialismo francés tratar la cuestión nacional negándose a reconocer su existencia. Este insensible chovinismo nacional ha formado actitudes. De hecho, la izquierda francesa descaradamente ha adoptado esta actitud. Esto tiene que ver con el ataque más reciente.

Según el New York Times del 8 de enero, “En 2012, cuando los editores de Charlie Hebdo desafiaron la recomendación del gobierno y publicaron crudas caricaturas del Profeta Muhammad en poses desnudas y sexuales, las autoridades francesas cerraron embajadas, centros culturales y escuelas en unos 20 países” anticipando una reacción violenta.

El editor Stephane Charbonnier, quien fue asesinado el miércoles, era intransigente y había tenido custodia policial desde 2012. Arriesgó su vida por el derecho a insultar a mil millones de oprimidas/s sin restricción o inhibición.

Según el NY Times, “En el pasado, Charbonnier prometió que sus caricaturistas seguirían burlándose ‘hasta que el Islam sea tan banal como el catolicismo’. . . [en] su estridente esfuerzo, y a veces impulsado comercialmente a ofender cada piedad islámica . . .  Charlie Hebdo estaba en la vanguardia de la oposición al Islam conservador”.

Charbonnier ponía un signo de igualdad entre la religión de los colonizadores  — la religión de las Cruzadas y los misioneros que estaban en la vanguardia de la esclavitud colonial — y el Islam, una religión practicada principalmente por los pueblos oprimidos que fueron conquistados por el colonialismo y que han sido atacados repetidamente por las fuerzas militares de Washington, Londres, París, Berlín, Roma, etc.

Equiparando falsamente oprimidos y opresores

Esta actitud es un reflejo de la sociedad de la clase dominante francesa.  Cuando los franceses colonizaron Argelia, clasificaron al pueblo argelino como francés y llamaron Argelia una provincia de Francia.  Incluso llegaron a poner delegados títeres en el parlamento francés para mantener la ficción de que “Todos somos franceses”.

En 2005, cuando jóvenes principalmente árabes y afro-musulmanas/es de los suburbios de París se rebelaron durante tres semanas contra la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades, una de sus demandas era exigir al gobierno francés que mantuviera estadísticas sobre el número de personas en Francia de origen extranjero.  Argelinas/os, norteafricanas/os y sus descendientes que viven en Francia no se cuentan como extranjeras/os.  Solo se cuentan como “ciudadanos franceses” y por ende no pueden probar discriminación por motivos de raza o nacionalidad.

Imagínese si las/os afroamericanos no fueran contados como tales o si las/os chicanos no fueran considerados como latinos por el gobierno de EUA.  Nunca podría haber un programa de acción afirmativa si todo el mundo fuera solo un “americana/o”.

Esta es la actitud chovinista que hay detrás de la revista Charlie Hebdo.  Supuestamente Charbonnier era “un izquierdista”.  Pero ningún izquierdista genuino, y menos ningún comunista, podría ignorar la cuestión de opresión nacional.  Esto no es una cuestión de “libertad de expresión” sino más bien una cuestión de discurso de odio que tiene como resultado alentar a la derecha y las fuerzas racistas para llevar a cabo discriminación, acoso y violencia contra las/os musulmanes.

El segundo partido en las últimas elecciones de Francia y una fuerza amenazante es el Frente Nacional, una organización fascista que ha hecho de la islamofobia y restricciones a la comunidad musulmana el centro de su programa.  Estas caricaturas alimentan el frenesí de islamofobia, no solo en Francia, sino en Alemania donde la organización Europeos Patrióticos Contra la Islamización recientemente organizó 18.000 manifestantes en Dresden.  El Partido Democrático Sueco que es anti-islámico, atrae 15 por ciento del voto.  El Partido Independiente del Reino Unido, el partido Aurora Dorada en Grecia y otros partidos derechistas, fascistas e islamofóbicos, están creciendo en el ambiente de la crisis económica capitalista.

El alto desempleo y la pobreza están creando las bases para el racismo y las tácticas de dividir y conquistar.

El derecho democrático de la libertad de expresión para las/os progresistas, las/os trabajadores, las comunidades oprimidas y todas las organizaciones que tengan que luchar contra la reacción capitalista es extremadamente importante.  Este derecho, sin embargo, está muy restringido en la sociedad capitalista porque los ricos son los dueños de los medios de comunicación, los editoriales, los estudios cinematográficos, las grandes empresas de publicación y suministros de papel, etc., así que la burguesía puede tener su punto de vista presentado a todas horas, todos los días y de todas las formas.

Pero el “derecho” del Ku Klux Klan, la Sociedad de John Birch, el Partido de Té, etc. a difamar a las/os afroamericanos, latinos, inmigrantes, mujeres, comunidad lgbt, debe ser suprimido por el propio pueblo en una lucha contra estos agresores.  De la misma manera, las fuerzas progresistas de Francia deben despertar y sofocar las fuerzas racistas generadas por el imperialismo francés.

Sobre todo, el movimiento en EUA tiene que protegerse contra el aumento del racismo, la islamofobia y la intensificación de la actividad policial a nivel local y federal.

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