Ejecución en Oklahoma expone pena de muerte: Cruel, pero usual

El ataque cardíaco que mató al preso condenado a muerte Clayton Lockett el 29 de abril, después de que el estado de Oklahoma intentara ejecutarlo, ha expuesto la pena de muerte al mundo en lo que se ha convertido: un experimento en vivo sobre la forma de matar a la gente, mientras lo hace parecer indoloro y por lo tanto, aceptable al público.

La ejecución comenzó 23 minutos tarde, a las 6:23 pm, en la Penitenciaría Estatal de Oklahoma en McAlester. A las 6:28 Lockett fue inyectado con 50 miligramos de midazolam. Unos minutos más tarde, un médico revisó a Lockett y el director les dijo a los observadores que estaba inconsciente.

Pero a los pocos minutos, a las 6:37 p.m., el cuerpo de Lockett “comienza a retorcerse y encorvarse y parece que él está tratando de levantarse. Ambos brazos están atados y varias correas aseguran su cuerpo a la camilla. Pronuncia otra declaración ininteligible… A las 6:38, Lockett  hace muecas, gruñe y levanta completamente la cabeza y los hombros de la camilla. Comienza a mover la cabeza de lado a lado. Volvió a murmurar algo que no podemos entender, a excepción de la palabra ‘man’ (hombre). Levanta la cabeza y los hombros de la camilla varias veces, como si estuviera tratando de incorporarse. Parece tener dolor “, reportó Ziva Branstetter, editora de Tulsa World Enterprise, una de los 12 testigos de los medios noticieros a la ejecución fallida.

Lockett vivió durante 43 minutos después de ser administrada la primera droga, informó la filial de CNN, KFOR. El pronunció las palabras “hombre”, ” no soy yo” y “algo anda mal”, dijo el reportero de la KFOR, Courtney Francisco.

Poco después, las cortinas se cerraron a los testigos; a las 6:50 de la tarde, el director del Departamento de Prisiones de Oklahoma dijo a los testigos que salieran, ya que la ejecución se había detenido y se había dictado una suspensión de la ejecución de Charles Warner, que iba a ser el segundo hombre ejecutado esa noche.

Lockett no se ejecutó después de todo, pero fue declarado muerto a las 7:06 de la tarde, después de haber sufrido un ataque cardíaco masivo.

Drogas letales envueltas en secreto

La cuestión en Oklahoma, Texas y en otros estados, es el secreto impuesto sobre las fuentes de las drogas letales, que hace que sea imposible para los acusados saber si las combinaciones sin probar pueden causar sufrimiento. El castigo cruel e inusual está prohibido por la Octava Enmienda de la Constitución. Oklahoma estaba usando una combinación de drogas sin probar y las autoridades se han negado a revelar la fuente.

En 2011, Hospira, el único fabricante de una droga letal clave, el tiopental sódico, anunció que ya no lo vendería. Eso llevó a un aumento de escasez cuando los estados comenzaron a quedarse sin esa y otras drogas, principalmente a causa de la oposición de la Unión Europea a la pena de muerte.

Los estados que todavía ejecutan en EUA se han visto obligados a buscar nuevos protocolos de drogas después de que los fabricantes con sede en Europa prohibieron a las prisiones estadounidenses el uso de sus drogas en las ejecuciones. Entre ellos se encuentra Lundbeck, que elabora pentobarbital. Cuando los suministros de las drogas letales se agotan, los estados han recurrido a lo que se llaman farmacias de elaboraciones compuestas, que crean las drogas requeridas para el protocolo de ejecución de ese estado.

La próxima ejecución programada es el 13 de mayo, la de Robert Campbell en Texas.

Abogados de Texas están preparando nuevos litigios desafiando la negativa del Estado a proporcionar cualquier información pública acerca de dónde y cómo se está obteniendo las drogas de inyección letal.

Texas tiene al pentobarbital en su lista de protocolo actual para la pena de muerte como su droga letal de elección y se cree que el sistema penitenciario ha obtenido los suministros de este barbitúrico de las farmacias de elaboración compuestos en EUA que no están sujetas a las regulaciones federales. El estado también tiene suministros de midazolam, el sedante utilizado como la primera de las tres drogas en el intento de ejecución de Lockett en Oklahoma. El Estado ha rehusado decir donde está comprando estas drogas y si la potencia o la pureza de la droga han sido probadas.

Casos jurídicos desafían protocolos de ejecución

Maurie Levin, uno de los abogados que trabaja en el nuevo litigio de Texas, trató de presentar un caso a principios de este año en un tribunal federal a nombre de varios prisioneros de Texas que enfrentan ejecución, pero el tribunal reafirmó el derecho al secreto de Texas.

Tras el sufrimiento de Lockett en Texas, Levin dijo que “aunque sea, la ejecución del Sr. Lockett en Oklahoma deja claro que no se puede simplemente tomar la palabra de los verdugos de que todo va a salir bien. El acceso a la información es necesario para poder determinar si estamos en riesgo de una ejecución como la que pasó anoche”. (Guardian, Reino Unido, 30 de abril)

El profesor de derecho de la Universidad de Houston, David Dow, que dirige la Red de Inocencia de Texas en esa escuela, dijo: “El fiasco en Oklahoma revela las consecuencias de permitir que los protocolos de ejecución se mantengan en secreto. La responsabilidad de infligir esta tortura está compartida por los fiscales, los funcionarios de prisiones, jueces y políticos, incluyendo al gobernador y al fiscal general de Oklahoma”. (Los Angeles Times, 30 de abril)

Dos veces este año, la Corte Suprema de EUA ha negado apelaciones para bloquear una ejecución basadas en el derecho del preso y su abogado a saber más sobre las drogas que se utilizan en la inyección letal. Pero a finales de febrero, tres juezas – Ruth Bader Ginsburg, Sonia Sotomayor y Elena Kagan – discreparon en un caso de Missouri y dijeron que habrían detenido la ejecución.

Los abogados dijeron que temían que su cliente sufriera dolor lacerante por los químicos si no estaba sedado adecuadamente. Indicaron una serie de recientes ejecuciones que salieron mal, según los observadores.

Tortura: ‘Siento que mi cuerpo arde’

El 9 de enero, se reportó que un prisionero de Oklahoma, Michael Lee Wilson, dijo:”Siento que todo mi cuerpo arde” después de haberle inyectado pentobarbital compuesta.  (The Nation, 10 de enero)  El 16 de enero, un preso de Ohio, Dennis McGuire, tardó más de 20 minutos en morir, y los observadores dijeron que luchaba y se esforzaba por respirar.

Después de su ejecución, la familia de McGuire presentó una demanda buscando un interdicto en el protocolo de ejecución que utilizó el estado.  “La demanda alega que cuando se llevó a cabo la ejecución del Sr. McGuire, él tuvo frecuentes episodios de falta de aire y asfixia, como se predijo” dijo el abogado de la familia Richard Schulte en un comunicado.  “Después de la administración del protocolo de ejecución, el difunto experimentó ciclos repetidos de estertores, gorjeos y arqueo de la espalda y parecía retorcerse de dolor” y “se veía y se oía como si se estuviera asfixiando”. Esto continuó durante 19 minutos.  (CNN, 01 de mayo)

Con batallas legales y la incertidumbre sobre cómo obtener las drogas, algunos estados han considerado revivir otras opciones como el pelotón de fusilamiento (Wyoming), la cámara de gas (Missouri) y la silla eléctrica (Virginia).

Poco apoyo a la pena de muerte

Los abogados de Michael Yowell quién fue ejecutado en Texas en octubre pasado, alegaron en un documento judicial que en el esfuerzo por engañar a una farmacia de elaboración para proporcionarles pentobarbital, las autoridades de Texas hicieron un pedido para ser entregado a la dirección de un hospital de la prisión que había estado cerrado por 30 años.  Cuando la farmacia descubrió que las drogas iban a ser utilizadas para inyecciones letales, cancelaron la orden.

El apoyo a la pena de muerte ha disminuido en EUA en los últimos 10 años.  Aproximadamente la mitad de la población favorece cadena perpetua sin libertad condicional y la otra está a favor de la ejecución.  Las ejecuciones se han reducido así como las sentencias de muerte.

Investigaciones nuevas, publicadas el 28 de abril — el día antes de la muerte de Lockett — en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias sugieren que al menos un 4,1 por ciento de todas/os los acusados condenadas/os a muerte en EUA son inocentes, de acuerdo con el estudio de evaluación por sus pares del Profesor Samuel Gross de la Facultad de Leyes de la Universidad de Michigan en colaboración con la profesora de leyes Bárbara O’Brien de la Universidad del Estado de Michigan y los bioestadísticos Chen Hu y Edward H. Kennedy.

Maya Foa, de la organización británica Suspender la Pena de Muerte, dijo “la ejecución [de Lockett] demuestra que sin transparencia, hay un riesgo mucho mayor de causar sufrimiento extremo al prisionero.  Los estados deben dejar de conducir ejecuciones secretas y experimentales.  Las contorsiones por las que pasan los verdugos por tratar de presentar estos asesinatos como constitucionales, demuestran la contradicción fundamental en la premisa de la llamada ‘ejecución humanitaria’.

“También es una demostración clara de porqué ninguna empresa farmacéutica o farmacia responsable quiere involucrarse en la venta de drogas a los verdugos.  ¿Cuántos más de estos terribles acontecimientos pasarán antes de que las autoridades de Oklahoma y otras partes entiendan el mensaje”? (The Independent, 5 de mayo)

Desde el presidente Barack Obama a la Organización de Naciones Unidas, de la ACLU a la NAACP, abundan las críticas y preguntas en cuanto a la ejecución fallida de Oklahoma.  Ha habido más de 1.000 artículos de noticias, comentarios públicos y columnas sobre eso. Los llamados a una moratoria de las ejecuciones han incrementado.

Habla un prisionero desde el galeón de muerte

Harvey Earvin, un prisionero de Texas condenado a muerte, dijo a WW/Mundo Obrero, que las ejecuciones continúan porque las/os procesados por homicidio capital son presentados como “el otro”.

“Se hace fácil para el jurado condenar a una persona pobre, a menudo sin educación o poco sofisticada, una persona desproporcionadamente afroamericana o latina, al crear un monstruo, una persona que no merece respirar el mismo aire que ‘nosotros’.  Nos ven como ‘el otro’, como alguien tan diferente a una persona llamada normal, que el jurado está haciendo un favor a la sociedad al eliminarnos.

“El gobierno de EUA hizo eso a Saddam Hussein de Irak y a Muammar Gadafi de Libia.  Y los estados satanizan a la gente pobre en el sistema judicial de la misma manera.  Por eso, cuando nos ejecutan, no es gran cosa matarnos”.

El Movimiento de Texas para Abolir la Pena de Muerte ha emitido un comunicado que llama al fin de todas las ejecuciones en EUA, que dice en parte: “El sistema de pena capital está roto y no puede repararse.  Personas inocentes son ejecutadas.  Personas con razonamiento infantil son ejecutadas.  Personas que no son ciudadanas son ejecutadas sin haberle dado sus derechos bajo la ley internacional.  Las personas de color son desproporcionadamente ejecutadas.  Las personas con enfermedades mentales son ejecutadas.

“No importa si las ejecuciones son hechas por un pelotón de fusilamiento o una guillotina.  No son aceptables aunque sean indoloras.  El hecho es que la pena capital está reservada para la clase trabajadora y especialmente para las/os afroamericanos y latinas/os.  El sistema está roto y hay que cerrarlo ahora.

“Estamos organizando la 15ta Marcha Anual para Abolir la Pena de Muerte en Houston el 25 de octubre y esperamos que esta marcha y manifestación sea la última que se necesita.  Con el apoyo del público en declive, con la nueva información sobre el gran número de inocentes condenados a muerte, con tantas dudas sobre la validez de las drogas procedentes de fuentes desconocidas, exigimos que esta práctica racista y brutal termine ya.  La Corte Suprema de EUA debe reconocer las normas morales en evolución respecto a las ejecuciones y debe prohibir la pena capital para siempre”.

Gloria Rubac de Houston es una activista y líder en el movimiento contra la pena de muerte.

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