Un puño, un cerebro y el Primero de Mayo

Si alguien o algo se te echa encima. ¿Qué haces? ¡Empuñas tus manos!

Tienes cuatro dedos y un pulgar – si tienes suerte de no haber perdido uno en el trabajo. Cada uno de por sí es vulnerable; puede romperse. Pero apretados fuertemente, tu puño se convierte en un martillo— una herramienta o un arma.

El cerebro toma la decisión de cuando hacer un puño. Es una decisión consciente, a menudo toma solo una fracción de segundos.

Cuando las/os trabajadores deciden que han recibido suficientes abusos por parte de sus patronos, organizan mítines, piquetean y marchan. Y para mostrar su determinación, levantan el puño. Está sucediendo ahora todo el tiempo, cuando los multimillonarios tratan de volver a imponer condiciones y salarios miserables que supuestamente superamos hace mucho tiempo. Las/os camioneros lo hacen como también las enfermeras y las/os servidores de comida rápida.

¿Por qué el puño? Porque los cerebros colectivos de la clase obrera en todo el mundo – saben que el mayor enemigo de nuestra lucha por una vida mejor es el aislamiento. Tenemos que unirnos si vamos a lograr algo. Y los jefes, nuestros enemigos, contratan a los cerebros de los que sólo se preocupan por el dinero, para averiguar la manera de dividirnos.

Venimos de todas partes del mundo. Hablamos diferentes idiomas. Nuestra piel viene en una variedad de colores. Nos identificamos con diferentes géneros y experimentamos el amor de diferentes maneras. Algunas/os de nosotros tenemos una historia familiar de opresión más profunda a causa de la llamada “raza” o nacionalidad. Otros no han tenido que pasar por eso.

Pero todas/os tenemos que trabajar para un jefe, si queremos sobrevivir. Eso es lo que nos hace parte de la clase obrera — tengamos o no un empleo. No vivimos de la manera que los banqueros y jefes viven— por la explotación del trabajo ajeno.

Apretar el puño significa que todos lucharemos juntas/os. Nuestros cerebros se han dado cuenta y nuestros puños dicen a los jefes que sabemos de sus intenciones de envenenarnos con insultos anti-inmigrantes, racismo, sexismo, intolerancia anti-lgbt, falta de respeto para las personas con discapacidad y el resto de sus canalladas.

En EUA en este momento – al igual que en 1886 cuando la lucha que llevó al nacimiento del Primero de Mayo estalló en Chicago —el movimiento obrero está recibiendo su mayor energía de quienes son las/os más explotados y oprimidos. Una mirada a las/os trabajadores de bajos salarios dice quiénes son: mayormente personas de color y mujeres, muchas de ellas inmigrantes, cuyas opciones son con demasiada frecuencia un trabajo en McDonald’s o la cárcel. Los jóvenes de color también pueden morir por el balazo de un policía.

Las/os trabajadores que ganan más, ya sea porque pertenecen a un sindicato o tienen habilidades mejor pagadas, podrían ver una marcha de trabajadoras/es que ganan menos del salario mínimo y pensar: “Me alegro que no sea yo”.

Gran error. Porque estas luchas son de todos las/os trabajadores. Las/os trabajadores de Wisconsin reconocieron esto cuando ocuparon el Capitolio del Estado en el 2011. Ya fueran técnicas/os de laboratorio, empleadas/os de oficina, maquinistas o profesoras/es, entendieron que la legislación anti obrera socavaría las condiciones de todas/os. Y tenían razón.

El primer Primero de Mayo salió de la lucha por la jornada de ocho horas. Desde entonces, los millonarios se han convertido en multimillonarios, mil veces más ricos.

Pero todavía estamos luchando por la jornada de ocho horas – ¡más de 125 años después! ¿Cuántas/os de nosotros hoy en día tenemos que trabajar 60 y 70 horas a la semana, a menudo en varios trabajos a tiempo parcial, sólo para pagar las facturas más urgentes?

Nos necesitamos unas/os a otros. Tenemos que unirnos y luchar por nuestros derechos. Estés donde estés, ¡Celebremos el Primero de Mayo!

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