Tras acuerdo de Ginebra, resistencia ucraniana

18 de abril – Al escribir estas líneas, las masas en el sureste de Ucrania han rechazado la maniobra del imperialismo estadounidense y europeo en las negociaciones de Ginebra de “reconciliación” para desarmar y dispersar la resistencia anti-occidental allí.

Está claro que Washington no tenía ninguna intención de llegar a un compromiso, sin embargo intensificó la crisis, incluso mientras se llevaban a cabo las negociaciones.

El acuerdo especificaba que “los edificios incautados ilegalmente” debían quedar libres y los “grupos armados ilegalmente” debían desarmarse. El régimen títere de Kiev no ha tomado ninguna medida para desalojar a los fascistas acampados en la plaza Maidan ni los han obligado a entregar sus armas.

No importa lo que pase en el campo de batalla o lo que cada lado interprete debido al ambiguo lenguaje del acuerdo, lo que está claro es que amenaza con socavar la resistencia popular.

Según el Wall Street Journal del 18 de abril: “El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia … afirmó que el llamado del Acuerdo de Ginebra a los manifestantes para que abandonen las armas y los edificios ocupados, debería aplicarse primero a los de Kiev, “que participaron en el golpe de Estado de febrero’ “.

Si esto es lo que pretendía el Gobierno ruso, entonces Moscú debía habérselo dicho al mundo absolutamente claro desde el principio, ya sea en el texto del acuerdo o en la rueda de prensa posterior al acuerdo. Moscú podría haber señalado que mediante la firma del acuerdo no estaban equiparando al régimen golpista con los resistentes en el Este, como decía el texto del acuerdo. Esto hubiera evitado dejar en manos de los combatientes de la resistencia, que no fueron consultados, lidiar con la interpretación.

Afortunadamente, los movimientos de resistencia en el Este de Ucrania han manifestado su determinación de no moverse hasta que los fascistas estén desarmados y dimita el régimen golpista ilegal. Pero ahora, los imperialistas tienen un argumento que pueden utilizar contra el movimiento.

Sin embargo, después del acuerdo, los activistas de la resistencia en la ciudad de Seversk en la región de Donetsk ocuparon los edificios de la administración y de la policía, y ganaron la cooperación de las autoridades policiales y del gobierno local.

Las fuerzas de la Resistencia en Luhansk anunciaron que estaban redactando los documentos legales para obtener el reconocimiento de la milicia popular, que no es oficial, como una formación paramilitar legal — el “Ejército Popular de Donbass”, región de minas de carbón. El coordinador local dijo: “Somos gente pacífica”, pero los manifestantes “necesitan llevar armas para ser escuchados.” (RIA Novosti, 18 de abril)

La República Popular de Donetsk exige que el régimen golpista dimita

Denis Pushilin, jefe de la República Popular de Donetsk, dio la interpretación jurídica correcta de la declaración a la BBC World News, el 18 de abril: “El acuerdo especifica que los edificios ocupados ilegalmente deberán desocuparse. Bajo esos términos, el gobierno ilegal en Kiev debe, en primer lugar, desalojar el Parlamento y dimitir. No vamos a desalojar o a desarmarnos antes de que eso ocurra”.

Antes de que se firmara el acuerdo de Ginebra, las gentes del Este de Ucrania habían resistido heroicamente, apelando directamente a los soldados. Rápidamente convencieron a dos columnas blindadas de las tropas de Kiev a cambiar de bando, transformando así la relación de fuerzas a su favor y en contra de Kiev y el imperialismo.

El pasado 22 de febrero, grupos de choque fascistas del Partido de la Patria, del Partido Svoboda y del Sector de Derecha derrocaron violentamente al gobierno legalmente elegido del presidente Viktor Yanukovich y pusieron en el poder al régimen golpista. Washington apoyó el golpe de Estado en Kiev con el fin de arrastrar a Ucrania al campo del imperialismo occidental.

Sin haber consultado al pueblo, el régimen golpista ya ha arrastrado a Ucrania a la Unión Europea y firmado acuerdos draconianos con el Fondo Monetario Internacional que imponen austeridad al pueblo de Ucrania –incluyendo recortes en los subsidios del gas y de los servicios sociales, reducción de salarios, despidos y privatización.

Occidente aún llama “gobierno democrático” al régimen no electo de Kiev, que tiene fascistas en los puestos clave de la policía y del ejército. Este régimen realizó sus maniobras políticas y económicas con los banqueros y los grandes líderes empresariales de la UE y del FMI a escondidas.

Washington saboteó las negociaciones de Ginebra desde el principio

Mientras hablaba de “reducir la tensión”, Washington aprovechó la reunión de Ginebra para agudizar el conflicto con Rusia y los combatientes de la resistencia. Cuando las conversaciones estaban a punto de empezar, la OTAN amenazó con enviar más fuerzas navales al Mar Báltico y al Mediterráneo y vuelos adicionales a través de los Estados del Báltico, además de enviar más tropas al frente oriental, cerca de la frontera rusa.

El secretario de estado de EUA John Kerry, tras las conversaciones de Ginebra y en declaraciones ante la prensa internacional, se atrevió a utilizar un volante falso –muy posiblemente hecho por la CIA– para calumniar al movimiento de resistencia e invocar recuerdos de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Kerry sabía que el líder de la República Popular de Donetsk había negado categóricamente tener algo que ver con la producción del documento derechista que ordenaba al pueblo judío registrarse. Los líderes judíos en Ucrania asimismo dijeron que la carta era falsa.

El presidente Barack Obama afirmó entonces que no creía en el acuerdo y amenazó a Rusia con sanciones económicas aún más duras.

Así que Washington saboteó una reunión de “reconciliación”, antes, durante y después de que terminara.

Al 18 de abril, el imperialismo estadounidense y su desventurado régimen títere de Kiev mantienen una posición muy desfavorable. Kiev está económicamente en quiebra y tiene que pagar miles de millones de dólares en deuda en los próximos años. Tras haber sido instalado mediante un golpe de estado perpetrado por antisemitas admiradores de Hitler y de Stepan Bandera, colaborador ucraniano de los nazis durante la 2da Guerra Mundial, el régimen es políticamente débil y, hasta ahora, militarmente impotente para suprimir la resistencia.

Imperialismo EE.UU., potencia aventurera

Al crear esta aventura, los febriles estrategas de Washington parecen haber pasado por alto el factor más importante en la lucha por Ucrania: su pueblo. El pueblo ucraniano, que recuerda la lucha contra Hitler y los nazis y la muerte y el sufrimiento de esta época, odia a los fascistas que defienden el régimen de Kiev.

En la parte oriental de Ucrania hay una fuerte influencia de la cultura de la clase obrera soviética. Las estatuas de Lenin están en todas partes, y las organizaciones progresistas las defienden con sus vidas.

Wall Street confiaba en fuertes sanciones contra las empresas rusas para socavar a Putin y volver en su contra, a la clase dirigente de la Rusia capitalista. Pero sanciones fuertes requieren la cooperación del capital financiero europeo, que debe renunciar a los enormes beneficios de sus inversiones y del comercio con Rusia así como al acceso a un tercio del gas natural que Europa utiliza, todo por el bien de la guerra de Washington contra Rusia.

Impulsado por el crecimiento monumental y continuo de sus fuerzas productivas, el aventurero capitalismo estadounidense debe buscar siempre nuevas salidas para sus exportaciones, sus inversiones; debe buscar nuevas esferas para su explotación y nuevos recursos o será consumido por las crisis económicas.

Cuanto más se deteriora la situación de la clase dominante, más peligroso y propenso a la aventura se hace EE.UU.

A Wall Street nada le gustaría más que tragarse a Ucrania para debilitar a Rusia y reducirla a un mero estado vasallo. Si el imperialismo estadounidense es capaz de dominar Ucrania y amenazar a Rusia, fortalecería la maquinaria de Wall Street y del Pentágono. Traería más riqueza a la clase dirigente de EUA, la cual usaría para amenazar al mundo e imponer su voluntad sobre la clase obrera aquí.

Todas/os los verdaderos antiimperialistas deben encontrar la manera de mantener su independencia política revolucionaria, estar en la lucha de clases y unirse a las masas ucranianas para ayudarlas a expulsar al imperialismo estadounidense y a sus socios menores en Europa.

Fred Goldstein es el autor de “Low-Wage Capitalism” y “El capitalismo en un callejón sin salida”. Véase el sitio Web y el blog lowwagecapitalism.com, donde los libros están disponibles.

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