Martin Luther King y empleos

El 4 de abril de 1968, el Rev. Dr. Martin Luther King, Jr. fue asesinado en Memphis, Tennessee, mientras mostraba su solidaridad con más de 1.000 trabajadores de saneamiento en huelga con bajos salarios, todos afroamericanos. La chispa de la huelga fue la muerte de dos trabajadores de saneamiento, Echol Cole y Robert Walker, debido al mal funcionamiento de los camiones de basura. El absoluto desprecio de las autoridades municipales por estas trágicas muertes, junto al continuo abuso racista y anti-trabajador por la ciudad de Memphis, dio lugar a esta huelga histórica. El salario de estos trabajadores era tan bajo que muchos de ellos se veían obligados a depender de los cupones de alimentos y del programa de asistencia pública para complementar su salario y para mantenerse a flote ellos y sus familias.

El 8 de abril de 1968, la viuda del Dr. King, Coretta Scott King, junto a líderes del movimiento de Derechos Civiles y dirigentes sindicales, iniciaron una marcha de más de 40.000 personas para rendir homenaje al Dr. King y ponerle presión al entonces alcalde Henry Loeb y al Consejo municipal de Memphis para que reconocieran el derecho de los trabajadores de saneamiento a sindicalizarse — un derecho que ganaron el 16 de abril de 1968.

Antes de ser asesinado, el Dr. King habló con los trabajadores de saneamiento sobre la importancia de su huelga: “Tenemos que entregarnos a esta huelga hasta el final. Nada sería más trágico que parar en este punto en Memphis. Tenemos que llevarlo a conclusión”. (“He estado en la cima de la montaña”, pág. 217).

Cuarenta y seis años después, las palabras del Dr. King son tan relevantes hoy como entonces. Las/os trabajadores se enfrentan a condiciones aún más extremas hoy en comparación con las de 1968. Los despidos masivos y el alto desempleo son la norma. El Congreso votó el año pasado para recortar el programa de cupones de alimentos. El Programa de Asistencia Pública, o la Ayuda a Familias con Hijos Dependientes, fue diezmado en 1996 bajo la administración de Clinton. Prácticamente todos los beneficios que fueron ganados por la lucha han sido recortados y eviscerados.

Pero ahora, las/os trabajadores de bajos salarios están tomando el centro del escenario aquí y en todo el mundo en la lucha por un salario digno y condiciones decentes del trabajo.

En los EE.UU. una demanda central de estas/os trabajadores es un salario mínimo de 15 dólares por hora. Algunos de los principales objetivos de esta lucha son McDonald’s, Burger King, Walmart, Dunkin’ Donuts, y muchos restaurantes de cadena nacionales y locales y tiendas al por menor.

El 4 de abril, en conmemoración del asesinato del Dr. King y su campaña por la justicia social y económica, cientos de protestas tuvieron lugar para exigir puestos de trabajo y salarios sindicales y/o ingresos viables para todas/os. Estas protestas incluyeron una marcha de jóvenes en Detroit y concentraciones súbitas (flash mob) en lugares de comida rápida en Carolina de Norte. Una marcha de cientos de trabajadoras/es del aeropuerto, desde el Aeropuerto Kennedy al Aeropuerto LaGuardia, tuvo lugar bajo la lluvia en Nueva York. Activistas por los derechos de las/os inmigrantes llevaron a cabo protestas en Atlanta y en otras partes para exigir que se acaben las deportaciones de trabajadoras/es indocumentados. Activistas de Ocupar Wall Street organizaron eventos globales de “Olas de Acción” dirigidos contra el 1%.

Una gran movilización está siendo convocada por la Asamblea de Trabajadoras/es de Baltimore para el 29 de abril en Washington D.C. en contra de la reunión anual de la Asociación Nacional de Restaurantes. Esta asociación que representa los intereses de un sector importante de la clase multimillonaria, ayuda a establecer las políticas que mantienen a millones de trabajadoras/es de restaurantes con salarios a niveles de pobreza y por debajo de la pobreza en condiciones de trabajo no sindicalizado.

WW/Mundo Obrero apoya las luchas de las/os trabajadores con salarios bajos y las/os trabajadores mal pagados para mejorar sus salarios y condiciones de trabajo, así como su derecho a sindicalizarse. Entendemos la importancia de utilizar el legado de la lucha del Dr. King para ayudar a impulsar la lucha por la justicia social para todas/os los trabajadores especialmente las/os más oprimidos.

El llamado por un salario mínimo de $15/hora merece el apoyo y la solidaridad política de las/os activistas progresistas de todo el mundo. La lucha de las/os trabajadores mal pagados, que incluye a mujeres y a personas de color en números desproporcionados, es una que va a beneficiar a toda la clase trabajadora a nivel mundial.

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