Conciencia de clase – de políticos y obreros

Editorial WW-MO
17 de enero de 2014

El fundador y cabeza del partido Workers World – Mundo Obrero, Sam Marcy, escribió que “la democracia  es simplemente un marco que oculta el carácter de clase depredador del Estado burgués”. En un momento en que el pueblo trabajador en todo EE.UU. está lidiando para encontrar la manera de sobrevivir frente a los recortes de los beneficios por desempleo, un reciente análisis confirma la realidad del control del 1% sobre el 99%.

El análisis, completado por el Center for Responsive Politics (organización que investiga el efecto y el progreso del dinero, el cabildeo y las políticas públicas), y utilizando informes del año 2012, muestra que la mayoría de las/os miembros del Congreso son millonarios. Mientras que el Senado siempre ha sido un club de millonarios—el análisis detalla el patrimonio neto medio de todas/os los senadores en $2.7 millones—y el patrimonio neto medio de todas/os los miembros de la Cámara en $856,000, muy superior al ingreso medio de los hogares en los EE.UU. durante el mismo período, 53,046 dólares, (quickfacts.census.gov) y muchísimo más que el del 14 por ciento de personas por debajo del nivel de pobreza. Conjuntamente, el patrimonio neto medio de las/os 530 miembros del Congreso es de $1,008,767. Al menos 268 miembros del Congreso tenían un valor neto medio de $1 millón o más, según informa el Centro. (9 de enero)

Estas/os congresistas son los mismos que debaten la ampliación de los beneficios por desempleo que permitieron expirar a principios de este año. Millones de personas en los EE.UU. despertaron el 1º de enero con la perspectiva de que no habría dinero para apoyarlas, pocos puestos de trabajo disponibles en el mercado y mucho menos recursos para poder encontrarlos.

Es difícil ir a entrevistas de trabajo cuando no se puede poner gasolina en el tanque, o comprar un boleto de autobús o metro. Las cifras de desempleo están disminuyendo no porque la gente haya encontrado empleo, sino precisamente porque aquellas/os que ya no tienen la capacidad económica de buscar trabajo son eliminadas/os de las estadísticas de la fuerza laboral.

Permitir que estas/os políticos ricos tomen decisiones sobre los beneficios por desempleo es como pedirle al zorro cuidar el gallinero. Karl Marx escribió en 1859: “No es la conciencia del hombre [o la mujer] la que determina su ser, sino al contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. El ser social de estas/os legisladores ricos les permite ver a las/os trabajadores como prescindibles, y sus dificultades son una vaga abstracción.

De hecho, el miembro más rico del Congreso, el congresista Darrell Issa, es el presidente del influyente y poderoso Comité de Supervisión de la Cámara, que pretende “existir para asegurar dos principios fundamentales. El primero, que las/os estadounidenses tienen el derecho a saber que el dinero que Washington les toma está bien invertido. Y el segundo, que las/os estadounidenses merecen un gobierno eficiente y eficaz que trabaja para ellas/os”. (Oversight.house.gov)

El promedio del patrimonio neto de Issa en el 2012 fue la extravagante cifra de $464 millones.

Con todos los supuestos intentos de transparencia en las supervisiones del Comité, en el año 2012 las reglas para la presentación de informes de ingresos en el Congreso se cambiaron para que los ingresos por más de $1 millón de los cónyuges, en lugar de ser reportado en cifras reales, aparezcan simplemente como valores de “$1 millón o más”. (opensecrets.org, 09 de enero) Esto permite que el Congreso diga que el valor total neto de sus miembros se ha reducido — y aún así, su patrimonio neto medio es mayor que nunca antes en la historia.

Así como el ser social determina la conciencia de la clase dominante en el Congreso, así mismo este determina la conciencia de las/os trabajadores. Este hecho es lo que obliga a estas/os políticos considerar la extensión de los beneficios por desempleo — el hecho de que mientras más tiempo las/os trabajadores pasen desempleados, las probabilidades son mayores de que se rebelen en contra del sistema que aumenta su sufrimiento con el fin de continuar llenando los bolsillos de los ricos. Comienzan a ver que el racismo, el sexismo, la intolerancia contra las personas LGBT, etc, son las herramientas que la clase dominante utiliza para dividirles y comienzan a unirse y a luchar.

A medida en que más y más trabajadoras/es tomen conciencia del absoluto desprecio del sistema capitalista a su supervivencia, cada vez más llegan a la comprensión de que la única manera en que las/os trabajadores conseguirán un verdadero respeto, comprensión y atención es bajo un sistema en el cual las/os trabajadores sean la fuerza que guíe la toma de decisiones sobre sus propias vidas – o sea, un sistema socialista.

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