¿Por qué la nueva ley de salud es ya tan cara?

Era el año 1965. La guerra del gobierno estadounidense en Vietnam era cada vez más impopular, sobre todo entre los jóvenes que eran reclutados y enviados allá. Los movimientos  de liberación de los pueblos oprimidos también iban creciendo, a menudo inspirados en las luchas anticoloniales y la resistencia de los vietnamitas.

En los EE.UU. Lyndon Johnson, cuya presidencia se había iniciado con el asesinato de Kennedy y con todo el escepticismo que despertó, estaba tratando de ganar apoyo popular con lo que él llamó la Guerra contra la Pobreza. El Congreso, bajo la presión de que el pueblo le viera dar fondos a servicios sociales junto a los fondos para las armas, aprobó un proyecto con el apoyo de Johnson que creó el programa de Medicare. Se utilizó el poder del gobierno federal para garantizar que las personas de tercera edad, no importa cuán pobres fueran, tendrían acceso a la atención sanitaria agregando que los que utilizaran el programa no podrían ser objeto de discriminación en base a su raza.

Un año más tarde, el 1 de julio de 1966, el programa de Medicare se puso en marcha. En ese año, “Medicare comenzó a pagar las facturas de 18,9 millones de personas mayores (99 por ciento de las personas elegibles para la cobertura) a tan sólo 11 meses luego de que el presidente Johnson firmara la ley”.

La cita es de un revelador artículo escrito para el blog de Asuntos de la Salud por el doctor David Himmelstein y la doctora Steffi Woolhandler y publicado el 2 de enero de este año. En él contrastan los costos involucrados en el programa de Medicare con lo que se prevé costará la nueva Ley de Asistencia Asequible, (ACA siglas en inglés).

¿Su conclusión? Que la ACA tendrá un costo de cientos de miles de millones de dólares adicionales para proporcionar un seguro para un número menor de personas debido a las reglas complejas y confusas que demanda el sector de atención de salud con fines de lucro.

Examinando los diversos gastos involucrados, los autores estiman que lograr poner en marcha los intercambios de salud de la ACA y poder inscribir a 7 millones de personas, tendrá un costo de más de $6 mil millones en su primer año.

Por el contrario, Medicare, que fue creado en virtud de la Administración del Seguro Social, tuvo un costo de $120 millones ($867 millones en dólares del 2013) e inscribió a 18,9 millones de personas mayores en su primer año. Esto incluye el costo de tratamiento médico para las/os inscritos. Los gastos efectuados en el establecimiento de la ACA son sólo para los propios intercambios de la salud. Una vez que las personas se registren para el nuevo seguro, la mayoría tendrá que pagar por esto de sus propios bolsillos, aunque habrá subsidios para las/os más pobres.

“El inscribir a la mayor parte de las personas mayores en el Medicare fue simple; ya que eran conocidas por la Administración del Seguro Social, que se encargaba de la inscripción”, escribe Himmelstein y Woolhandler. “Para encontrar el resto, los federales enviaron correos a las personas mayores, celebraron reuniones locales y pidieron a los trabajadores de correos, guardas forestales y representantes agrícolas ayuda para encontrar a las personas en zonas remotas. La Oficina de Oportunidades Económicas gastó $14,5 millones para contratar a 5.000 personas mayores de bajos ingresos que iban de puerta en puerta en sus vecindarios.

“A pesar de las predicciones de caos y las preocupaciones de que las personas mayores recién aseguradas inundarían el sistema de salud, hubo pocos embotellamientos. Los hospitales siguieron funcionando sin problemas y sin listas de espera. El único “problema técnico” real fue que muchos hospitales en el sur inicialmente se negaron a integrar sus instalaciones – requisito del Medicare para la certificación y el pago. Pero hacia el final del primer mes, el 99,5 por ciento de los hospitales habían firmado”.

‘Plan de pagador único podría ahorrar miles de millones”

¿Qué ha hecho el lanzamiento del nuevo plan tan caro?

Los autores dicen que “la complejidad se incrustó en el diseño, al igual que la simplicidad se incrustó en el Medicare. Los intercambios [de la ACA] deben coordinar miles de diferentes planes, con primas, pagos compartidos, deducibles y redes de proveedores que varían de condado a condado; el Medicare ofreció un plan único y uniforme. Los intercambios deben calcular las subvenciones para cada solicitante después de comprobar los ingresos, el tamaño de la familia y el estado de inmigración; Medicare ofrece cobertura hospitalaria gratuita, con una prima uniforme mínima ($22) para la cobertura médica. En lugar de crear una nueva burocracia para cobrar las primas de millones de personas inscritas y canalizarlas a las aseguradoras privadas, el Medicare se basó en las nómina existentes y el sistema de impuesto sobre los ingresos para reunir los fondos”.

“La complejidad bizantina de la ACA refleja las contorsiones de la ruta que son necesarias para ampliar la cobertura y al mismo tiempo apaciguar a las aseguradoras privadas. Y las aseguradoras privadas seguirán cobrando un peaje elevado. La sobrecarga del Medicare es sólo de un 2 por ciento, frente a un promedio del 13 por ciento para los planes privados (aparte del costo de los intercambios, aproximadamente el 3 por ciento de las primas). Un plan de pagador único que excluya a las aseguradoras privadas podría salvar cientos de miles de millones en costos de transacción”.

El pagador único no es medicina socializada — es decir, asistencia de salud universal y gratuita, como la que existe en Cuba y en otros países que han derrocado el capitalismo. Pero sería mucho mejor que la ACA, que a su vez puede ser mejor — para la mayoría de la gente — que no tener ningún seguro. Pero la industria de la salud con fines de lucro es la principal ganadora, hasta ahora.

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