‘Descenso’ en el desempleo oculta incremento en la miseria

El Gobierno informó el 2 de agosto que la tasa oficial de desempleo descendió del 7,6 por ciento al 7,4 por ciento en julio. Los maestros del artificio mediático sobre la economía también están aplaudiendo el crecimiento económico “mayor de lo esperado” del producto interno bruto (todos los bienes y servicios producidos).

El anémico crecimiento del PIB en un 1,7 por ciento anual en el segundo trimestre se ve bien solamente en comparación con las predicciones temerosas anteriores de los economistas burgueses de menos del 1 por ciento de crecimiento. Y se eleva sobre el peor crecimiento económico en el primer trimestre, que fue apenas del 1 por ciento. Esta patética tasa de crecimiento muestra la continua incapacidad del sistema capitalista para montar una fuerte expansión tras cuatro años de la llamada recuperación. Y este crecimiento a paso de tortuga deja a decenas de millones de trabajadores/as sin empleo o forzados/as a tomar empleos de bajos salarios, a nivel de pobreza y con condiciones opresivas.

Las cifras reales de empleos revelan el engaño de la interpretación positiva de una disminución en la tasa de desempleo. Oficialmente, 162.000 empleos fueron creados en julio, ligeramente por encima de los 150.000 al mes necesarios para proporcionar empleos a la generación entrante de trabajadores/as.

Más importante aún, de los empleos creados, un 40 por ciento fue en los sectores de bajos salarios: ventas al por menor, hoteles y empleos temporales. Estos trabajos incluyen el peor tipo de explotación de trabajadores/as afroamericanos /as, latinos/as, inmigrantes y blancos/cas pobres. La construcción, por otra parte, recibió un duro golpe y perdió unos 6.000 puestos de trabajo, sobre todo porque el programa de austeridad de los banqueros dejó paralizados los proyectos de construcción del gobierno.

El presidente Barack Obama recientemente hizo un viaje a una instalación de la empresa Amazon en Chattanooga, Tennessee, para pedir “un mejor trato para la clase media”. Él, junto al establecimiento capitalista, han llamado a la clase obrera la “clase media” para borrar cualquier sentido de identidad de clase entre el proletariado. Y su charla fue simplemente una repetición de la apelación para la inversión en infraestructura y medio ambiente, algo por lo que nunca realmente ha luchado.

Fue a Amazon porque podía anunciar que la compañía estaba creando 5.000 puestos de trabajo. Pero el discurso resultó contraproducente cuando se reveló que esos trabajos lo que pagan es $11 la hora y eran en gran medida, trabajos agotadores en almacenes. “En nuestro punto de vista, estos son grandes trabajos”, dijo el portavoz de Amazon Kelly Cheeseman al intentar defender los salarios de miseria para trabajos sin futuro. (Wall Street Journal, 1 de agosto)

Los datos sombríos de julio cuentan una historia diferente. En la economía en general, tanto las horas totales como el promedio de horas trabajadas cayeron; la tasa de aumentos salariales disminuyó. El número oficial de trabajadores/as sin empleo durante seis meses o más, aumentó. El número de trabajadores/as forzados a laborar tiempo parcial aumentó en 19.000. El total ahora forzados/as a tiempo parcial se estima en 8,2 millones tras cuatro años de “recuperación”, en comparación con sólo 4,4 millones en el 2007 antes de la crisis.

Niveles de empleo atascados

El número más importante de todos, que apenas es mencionado en la prensa capitalista, es la tasa de empleo real, es decir, el porcentaje de adultos/as en edad de trabajar que tiene un trabajo. Este número era de 63,3 por ciento a principios de 2007. Descendió al 58,3 por ciento en 2009 y no ha subido sobre el 58,7 por ciento desde que comenzó la “recuperación”. Eso significa que de cada 100 personas en edad de trabajar, 41 no tienen trabajo. (Ezra Klein, Washington Post, 1 de agosto; véase la gráfica del Center on Budget and Policy Priorities)

Esto significa que millones han abandonado la búsqueda y ya no se incluyen en la fuerza laboral. La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que la “fuerza de trabajo potencial” es de 159,2 millones, pero el tamaño oficial de la fuerza laboral es de 155,8 millones. Así que oficialmente hay 3,4 millones “trabajadores/as desaparecidos/as”. (Heidi Shierholz, Economic Policy Institute, el 2 de agosto)

Esos/as 3,4 millones son además de los/as 6,6 millones de trabajadores/as que el Departamento de Trabajo reporta que son parte de la fuerza laboral pero no están activamente buscando trabajo. En julio, 37.000 más abandonaron la búsqueda de empleos. Como parte de la población, la fuerza laboral está en el punto más bajo en tres décadas.

Estos totales no incluyen los/as 2,3 millones de prisioneros/as, desproporcionadamente negros/as y latinos/as, muchos/as de quienes trabajan por salarios de esclavitud.

Forbes no puede entender la recuperación sin empleos

La edición en línea del 4 de agosto de la revista Forbes ponderó el dilema que enfrenta el sistema capitalista y la crisis que trae a los/as trabajadores/as.

Forbes citó a Brian Hamilton, el presidente de una firma financiera.  En un tono preocupado, Hamilton observó que la “recuperación” ya tiene 48 meses.  La economía probablemente va a enfrentar una recesión pronto.  Y la tasa de desempleo todavía está en más del 7 por ciento y no bajará notablemente.

Hamilton señaló que, “Estamos al fin de la expansión”.  Agregó que con el desempleo en “más del 7 por ciento en una parte positiva del ciclo económico, es desconcertante pensar que probablemente aumente cuando la economía comience a contraerse.

“Es muy extraño que tengamos crecimiento económico sin . . . crecimiento muy fuerte del empleo”, agregó.

Marx explicó la crisis y la solución

Pero para los/as marxistas que entienden el sistema capitalista, la recuperación sin empleo — en la cual el capitalismo se expande un poco pero los/as trabajadores/as quedan en crisis — no es algo extraño.

El capitalismo está en la era de automatización.  Karl Marx demostró que mientras crece el capitalismo, hace que los medios de producción, distribución y servicios se hagan más grandes y productivos.  La competencia capitalista conduce este proceso hacia una mayor productividad con el fin de acumular más y más y más ganancias.  Esto resulta en la intensificación de la explotación de la clase trabajadora, la cuál es la fuente de toda ganancia y toda riqueza.

Cada capitalista intenta reducir su fuerza laboral, bajar los salarios de la fuerza de trabajo existente y apresurar el trabajo.  Mientras que cada agrupación capitalista, como Amazon, GM, Walmart, McDonald’s, GE y todas las demás, usa más y más automatización para reducir su propia fuerza laboral, transfiriendo así más habilidades a los softwares y las máquinas, el resultado es una enorme fuerza de trabajo de bajos salarios y el crecimiento desmedido de lo que Marx llamó “el ejército de reserva de desempleados/as”.

Esto inevitablemente implica ataques a los sindicatos, la exportación de empleos a áreas del mundo de salarios bajos para sobreexplotar a los/as trabajadores/as en los países pobres, importación de trabajadores/as indocumentados/as vulnerables, robo de sueldos, violación de las leyes laborales, y otras medidas de explotación.

Marx demostró que mientras más productiva se hace la industria, más difícil se hace para los capitalistas expandir la producción.  Cuando lo hacen, la enorme cantidad de mercancías producidas se amontona rápidamente y la clase trabajadora de bajo sueldo no las puede comprar.

Se acumula la sobreproducción.  Por lo tanto no hay ninguna ganancia en la producción.  El capitalismo golpea una pared.  Si los empresarios siguen con la producción, toda la economía caerá rápidamente.  Pero cuando se quedan con sus miles de millones de dólares en efectivo y los usan para especulación en lugar de inversión, millones de trabajadores/as permanecen desempleados/as.  De cualquier manera, el sistema provoca una crisis para los/as trabajadores/as y los/as oprimidos/as.

Todo esto proviene de un proceso descrito por Marx hace 150 años.  Pero Marx no sólo describió los males del capitalismo.  También mostró cómo la intensificación de la explotación y el crecimiento del desempleo masivo eventualmente causan que los/as trabajadores/as  se rebelen, organicen y derroquen al sistema capitalista una vez y por todas.

Goldstein es el autor de “Capitalismo de bajos salarios” y “El capitalismo en un callejón sin salida”.  El último ha sido traducido al español.

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