Un tsunami rojo a Caracas para despedir a Chávez

Como tsunami rojo llegó el pueblo bolivariano a Caracas para despedir a su líder, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Llegaron familias enteras, mujeres y hombres de todas las edades, jóvenes y niños/as bajando desde los cerros circundantes de la capital, desde las llanuras extensas y desde las montañas. Desde los lugares más recónditos llevando consigo un profundo dolor pero también un inmenso agradecimiento.

Por siete horas un mar de gente acompañó el féretro que desde el Hospital Militar salió en comitiva por ocho kilómetros de avenidas caraqueñas hacia la Academia Militar, la Casa de los Sueños Azules como la llamaba el Comandante, pues fue ahí donde se formó militarmente para liberar a su patria, en esta “Segunda Independencia”. Ahí estará en capilla ardiente unos días para que el pueblo lo despida.

Junto al féretro y al ahora presidente encargado de la nación, Nicolás Maduro, caminaron el boliviano Evo Morales, la argentina Cristina Fernández y el uruguayo José Mujica, quienes llegaron tan pronto se enteraron de la noticia para acompañar el cuerpo de su querido amigo Chávez y al pueblo venezolano.

Era tanto pueblo, tanta gente, que cuando ya no había cabida en las calles circundantes, se trepaban a los árboles para ver la comitiva. Quienes se podían acercar, le tiraban flores, retratos, gorras, un sinfín de regalos, muestras de amor del pueblo.

Una vez en la Academia, comenzó la ceremonia oficial en honor a Chávez con el himno nacional tocado por la Orquesta de Jóvenes Simón Bolívar dirigida por Gustavo Dudamel. Luego iniciaría la guardia de honor que se cambiaba cada 3 minutos: de presidentes y presidentas de nación, siendo Raúl Castro el primer jefe de estado llamado a montar guardia, del liderazgo de la Revolución, de su familia, de juventud venezolana representando al sector político, militar, cultural y deportivo joven.

Una ceremonia conmovedora e inclusiva, con la música favorita de Chávez y con mensajes de religiosos, incluyendo un discurso del reverendo estadounidense Jesse Jackson.

Llegaron presidentes de 55 países, de África, Asia, Europa, Latinoamérica y el Caribe. Representantes de Iraq y de Siria. De Irán, Mahmoud Ahmadinejahd visiblemente emocionado besó el féretro. La presencia internacional era extraordinaria. Incluso desde EEUU se encontraba el actor Sean Penn y la ex congresista ­Cynthia McKinney. Obama también envió a dos representantes. Muchos/as gobernantes se veían llorando, visiblemente dolidos/as. Una extraordinaria muestra de expresiones y sentimientos genuinos pocas veces vista en situaciones similares.

La ceremonia oficial terminó con una muy conmovedora alocución del entonces vicepresidente Nicolás Maduro.

Vigilias a nivel mundial

Mientras los funerales se celebraban en Caracas, en decenas de ciudades alrededor del mundo se hacían vigilias y otras expresiones de solidaridad. Al menos dieciséis países decretaron de 3 a 7 días de duelo, incluyendo a Cuba, China, Ecuador, Haití, Irán, Nicaragua, Nigeria, Perú, Uruguay, República Dominicana, Argentina, Bielorrusia, Bolivia, Brasil y Chile. Expresiones de condolencias llovían desde todos los lugares del mundo.

El líder palestino encarcelado, Ahmad Sa’adat, secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina envió un mensaje donde reconocía a Chávez como “líder de la lucha de liberación de Latinoamérica y del mundo”. Este mensaje hace eco de la percepción de Chávez a nivel internacional. Desde Puerto Rico una delegación juró frente al féretro revolucionario “su compromiso para continuar con el legado que dejó y continuar con la integración de Latinoamérica”.

Luego de la ceremonia se procedió al incesante desfile de pueblo. Filas kilométricas en las afueras de la Academia esperaban a veces por más de un día para entrar a saludar a su líder. Cerca de 40 personas por minuto pasaban frente al féretro. Afuera, se instalaron carpas para dar asistencia a las miles de personas que pacientemente esperaban para entrar.

Fue tanta la gente, que el Gobierno decidió extender la capilla ardiente por siete días más, al cabo de los cuales, el cuerpo de Chávez será llevado al Museo Histórico Militar de la Revolución. Además, se anunció también que su cuerpo será embalsamado como Lenin, “para que el pueblo pueda tenerlo por siempre” dijo el presidente Maduro.

¿Por qué este gran dolor?

¿Cuál es la razón para estas profundas expresiones de amor y duelo?

Telesur, la estación creada por Chávez como una alternativa a las estaciones comerciales burguesas, racistas y porta­voces del imperialismo estadounidense, cubrió en vivo todos los eventos relacionados con el fallecimiento del Comandante Chávez, entrevistando a cientos de personas para mostrar al mundo el sentimiento y el pensamiento venezolano en estos tristes momentos.

Así se abrió una ventana para conocer la fortaleza de la revolución, que es el pueblo, y el sentido de responsabilidad que siente para continuar el legado dejado por Chávez. Por sus comentarios y sus consignas se pudo ver su confianza en el nuevo liderazgo de Maduro. Consignas como “Chávez vive, la lucha sigue”, “Fuerza Maduro, el pueblo está contigo”, “Para Maduro, 10 millones” (de votos en las próximas elecciones presidenciales).

El significado de Chávez solo puede ser visto ahora en su mínima expresión. Sólo el tiempo y el curso de la Revolución harán ver la profundidad de esta figura ya histórica que representa Hugo Chávez.

Su importancia no es solo local, de Venezuela, ni siquiera regional de Latinoamérica, sino mundial. Se pueden escribir volúmenes sobre los legados de Chávez, incluyendo las lecciones sobre el papel y las tareas de las y los revolucionarios.

Chávez cambió la historia de Venezuela. No solo las misiones sociales y los proyectos económicos. Ya se ha escrito de eso en abundancia. Más significativo es el haber envuelto a las masas del pueblo en la Revolución; haber ayudado a aumentar su conciencia política, lo que se ha comprobado con los comentarios de estos días. Ahora es un pueblo con conciencia, con la certeza de su importancia en la historia y el desarrollo de su patria y de la región. Muchos comentarios se escucharon alusivos a “Chávez nos ayudó a conocer nuestra historia, a querernos, a unirnos, a valorarnos, a tener dignidad y orgullo patrio”.

En uno de los muchos segmentos trasmitidos por Telesur, hay uno de las reflexiones de Chávez cuando estuvo en prisión luego del golpe fallido de 1992. En él menciona que fue esa estadía en la cárcel lo que le hizo ver que sólo un pueblo con conciencia puede ser la verdadera fuerza motriz transformadora de la sociedad. Un proceso verdaderamente dialéctico, el pueblo en movimiento con conciencia.

Chávez era esa fuerza combinada con el pueblo; por una parte profundamente influenciado por el pueblo, por salvar a ese pueblo que por décadas había sido víctima de gobernantes derechistas y corruptos que servían no al pueblo, sino al capital extranjero. A su vez, influenciaba al pueblo, a esas masas sedientas de justicia.

En ese proceso de búsqueda de justicia y dignidad, Chávez pasó de lo que pensaba que era la solución al capitalismo neoliberal, la “Tercera Vía”, pasó al socialismo. Como dijo Nicolás Maduro, el ahora presidente encargado de la República: “Cuando él descubrió por su propio camino que en el capitalismo —y menos en el capitalismo neoliberal— era imposible estabilizar la sociedad, darles igualdad y felicidad a los pueblos, y era imposible sostener con estabilidad las democracias verdaderas, un día de diciembre de 2004 nos dijo: “Voy a levantar las banderas del socialismo nuestroamericano, indígena, bolivariano, cristiano; vamos a atrevernos con audacia a construir ese sueño de la humanidad y en democracia: el socialismo”.

Esperanza renovada para un mundo socialista

Esa bandera, que comenzó en Venezuela, con el digno y valeroso antecedente de Cuba, hizo retroceder a nivel mundial la oleada reaccionaria y desmoralizadora que se había adueñado de muchos movimientos y partidos progresistas luego del derrumbe de la URSS. Hizo renacer la esperanza en un mundo socialista, en la posibilidad real de alcanzar el socialismo, no ya una utopía. Ya Cuba no estaba sola en las Américas. Esa lucha por el socialismo, hermanada al enfrentamiento firme, sereno y constante contra el neoliberalismo, el imperialismo, con voz franca y sencilla, fue una lección de valentía para el mundo.

Y así el mundo ha aprendido y reaccionado. Fueron lecciones también de desafío a las instituciones representativas del capital transnacional, el Banco Mundial y el FMI. Otra lección fue el resguardo de las riquezas y los recursos del país, para utilizarlas para el bienestar del pueblo y no para el beneficio del capital, sobre todo del extranjero. El gran ejemplo que ha dado Venezuela, ha sido la utilización de la renta petrolera para financiar las misiones sociales.

Así a nivel regional Chávez, con Cuba, asumió la labor de lograr esta segunda independencia latinoamericana que su héroe y mentor político Simón Bolívar, soñó para la región. Pero como lo dijo muchas veces, Latinoamérica no será libre hasta que no se una. Y así comenzaron los procesos de integración, el ALBA, la UNASUR, la CELAC, con una asociación solidaria.

Y con estos bloques regionales, a nivel mundial trató de crear un mundo multipolar. Ya el imperialismo estadounidense, aunque aún cruel, vicioso y peligroso, se va aislando más y más, perdiendo la hegemonía que antes ejecutaba.

Lecciones que hacen de Chávez y la Revolución que lideraba, un ejemplo a seguir, un héroe antiimperialista, que dada su personalidad humilde, alegre y generosa, ganó millones de corazones en el mundo.

¡Hasta siempre Comandante!

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